Métodos para un parto sin dolor

Habitualmente, a las mujeres durante el parto se les aplica la epidural como anestesia para mitigar el dolor. Sin embargo, una nueva investigación sostiene que la anestesia espinal o raquídea, que se debe aplicar en la primera etapa del parto, puede ofrecer mejores resultados.

Del total de las mujeres que dan a luz en el hospital, se estima que el 50% piden que le apliquen la epidural para aliviar el dolor del trabajo de parto, pues esta anestesia local disminuye la sensación de dolor en la zona baja de la espina dorsal.

De acuerdo al estudio desarrollado por especialistas de San Diego, en Estados Unidos, la epidural combinada con otro tipo de analgesia, que recibe el nombre de espinal o raquídea, calma los dolores de una forma más efectiva y rápida.

Para la investigación, se analizaron dos grupos de 400 mujeres cada uno. El primer grupo recibió la anestesia epidural, mientras que al segundo se le inyectó medicamentos en la zona que rodea a la médula como paso previo a la aplicación de la anestesia epidural.

La efectividad de ambos tipos de analgesia fue constatada en distintos momentos del trabajo de parto y el nacimiento. Estableciendo como parámetro una escala de 0 a 10, en las mujeres que recibieron la terapia combinada la puntuación del dolor fue de 1.4, en tanto que aquellas a las cuales se les aplicó la epidural calificaron en 1.9 su nivel de dolor. Y si bien a simple vista uno puede llegar a pensar que los resultados fueron bastante similares, para los autores del estudio dicha diferencia resulta significativa.

De este modo, la anestesia combinada no solo fue más efectiva, sino que también su efecto fue más rápido que el de la epidural estándar. Sin embargo, vale aclarar que el método combinado puede acarrear más efectos secundarios, como por ejemplo tasas cardiacas fetales más bajas, aunque durante el experimento esto no hizo que fuera necesario practicar cesáreas de emergencia.

La duración del trabajo de parto se extendió en las últimas décadas

Dos Institutos Nacionales de los Estados Unidos a través de un estudio lograron determinar que las mujeres poseen un promedio de dos a tres horas más de trabajo de parto en contraste con lo que sucedía en la década del 60’.
Si bien se desconocen en verdad cuáles son las causas de dicho fenómeno, se piensa que la utilización de anestesia epidural puede estar relacionado con ello, puesto que en el 55% de los partos se emplea este método analgésico.
Por su parte, otras de las razones por las que las mujeres demoran más tiempo en dar a luz son los partos inducidos con hormonas artificiales y las cesáreas planificadas.
Asimismo, la investigación dio a conocer que el 12% de las mujeres consultadas tuvo un parto por cesárea, lo cual contrasta de forma notoria con el 3% de estos partos en los años 60’. Es importante destacar que en los partos por cesárea, al 31% de mujeres se le aplicó la oxitocina, una hormona que estimula las contracciones.
Según los obstetras estadounidenses, también los del resto del mundo tendrían que repensar la idea de trabajo de parto, pues es más que claro que un excesivo intervencionismo médico retarda en las mujeres el desarrollo de procesos naturales.

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Perder el miedo al parto

Muchos factores influyen para que las embarazadas, y las mujeres en general, sientan temor a los dolores del parto. Lo que solemos ver en las telenovelas y en las películas, así como lo que escuchamos de los relatos exagerados de nuestras amigas, nos suelen dar una idea equivocada del parto, bastante alejada de la realidad.  Pero es bueno saber que no todo es como nos quieren hacer creer.
Saber si el parto será o no doloroso es algo imposible de determinar, ya que cada parto es diferente, inclusive en una madre que ha dado a luz repetidas veces. El dolor siempre irá a depender de quién lo califique, porque hay personas para las cuales el dolor de las contracciones es soportable y para otras no.  Por lo general, el primer parto suele más difícil y demora más tiempo en nacer el bebé, aunque no en todos los casos es así.
A medida que se va aproximando la fecha de parto, aumenta la ansiedad y hasta es posible experimentar sentimientos encontrados entre el desear que tu hijo nazca y el temor al parto. De modo que es sumamente importante que la madre se encuentre bien informada sobre el parto, para poder sentirse más segura y liberarse de de tensiones, lo cual es útil para poder manejar mejor el dolor. Para ello, puedes realizar un curso psicoprofiláctico, evacuar todas tus inquietudes con tu médico y visitar el hospital o clínica donde vas a dar a luz, para recorrer las instalaciones y la sala de partos. Todo esto, te dará mayor  confianza y seguridad para cuando llegue el día tan esperado.
Las contracciones hacen que el cuello del útero se dilate  para que el bebé pueda nacer. Al principio, se siente una mínima  incomodidad, y luego se puede sentir dolor en la espalda, el abdomen y, por último, en el útero y bajo el vientre. Las contracciones son más intensas conforme avanza la dilatación, la cual debe llegar a 10 centímetros para que poder expulsar el bebé. En este punto, es cuando las contracciones se vuelven más frecuentes y poseen mayor duración.
Gracias a los avances de la medicina, actualmente existen modernos equipos de diagnóstico prenatal.  Incluso, una alternativa para el dolor es la anestesia epidural, permitiendo que la madre se concentre en pujar y no así en el dolor.
Por supuesto, que resulta casi imposible que las madres primerizas lleguen casi sin temor al momento del parto. Lo importante es conservar la calma y la concentración, y pensar que luego de ese dolor, tolerable para muchas y no tanto para otras, llegará lo mejor que le puede ocurrir a toda mujer: un hijo. Les aseguro que al oír el llanto de su bebé y verle su carita, el dolor desaparecerá casi de inmediato. 

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Técnicas para reducir el dolor durante el parto

Tras 9 meses de gestación, tu cuerpo se encuentra preparado para dar a luz a tu bebé, lo cual implica que tengas algunos dolores intensos a causa de las contracciones.
Muchas veces, hemos escuchado de boca de otras madres acerca de tales dolores  y nos genera temor el solo pensar en ello. Por suerte,  existen ciertas técnicas que nos permiten dar a luz sin dolor
Por un lado, cabe mencionar a la epidural, una anestesia que bloquea las sensaciones de dolor de la zona de la cintura para abajo, dado a que se inyecta en la parte baja de la espalda. Gracias a la epidural, no se sienten los tan temidos dolores de las contracciones, aunque sí sentirás una sensación de alerta para cuando debas pujar. Lo importante es que no afecta al bebé, e incluso puede resultar beneficioso ya que, al ser aplicada previo a dar a luz, el bebé dispondrá de un buen suministro de oxígeno porque tú no tendrás dificultades para respirar.
Otra técnica muy utilizada es el parto en el agua, lo cual favorece a la disminución del dolor. En este caso, el espacio en que tiene lugar el parto es más íntimo, evitando así que te pongas más nerviosa. El contacto con el agua caliente ayuda a que se relajen los músculos de la cintura para abajo, por lo que el dolor se reduce considerablemente. Esto se debe a que el nivel de endorfinas sube, ya que permanecer en la tina con agua te ayudará a sentirse más relajada; quitándote el estrés y los dolores intensos de las contracciones.
También, para el momento del parto se puede optar por el bloqueo espinal, la cual consiste en una inyección similar a la epidural, pero con efectos más efímeros (entre 1 y 2 horas). Este método se puede emplear si lo que deseas es que se te quite el dolor de las contracciones y del parto, pero no quieres que se prolongue por mucho rato esa sensación que te da la anestesia, como por ejemplo el adormecimiento. Luego de la anestesia, puedes presentar algunos síntomas como dolores de cabeza o presión baja, bastantes parecidos a los que tendrás con una epidural.

¿Parto natural o cesárea?

Durante el embarazo, las mujeres no hacemos otra cosa más que pensar en el momento del parto, tras lo cual nos suelen invadir dudas y temores por igual. Muchas mujeres, tienen miedo a sufrir durante el parto y terminan optando por la cesárea para evitar el dolor que suponen las contracciones. En cambio, otras tratan de hacer hasta lo imposible para que el bebé nazca por parto natural.
Lo cierto es que, salvo que nuestro médico tome la decisión de programar una cesárea por algún motivo en particular, hasta que no llega el momento del parto no sabemos a ciencia cierta de que modo nacerá nuestro hijo. Por tal motivo, siempre resulta preferible mentalizarse y estar preparado para cualquiera de las dos opciones.
No caben dudas que lo ideal es tener un parto natural porque, a pesar que el trabajo de pre-parto es muy doloroso, la recuperación posterior es más rápida en comparación con  la de una cesárea. Por otro lado, gracias a la episiotomía, una incisión quirúrgica realizada en el periné para agrandar la apertura vaginal en el momento que nace el bebé, es casi imposible sufrir un desgarro.
La cesárea tiene como ventaja el hecho de que no sentimos dolor cuando nace el bebé. Sin embargo, en el caso del parto natural se puede optar por la aplicación de la epidural, un anestésico local que favorece un parto sin dolor.
Además, en el caso de la cesárea la recuperación será más lenta y dolorosa, aparte de restarnos movilidad. Tengamos en cuenta que se trata de una operación, por lo que conlleva ciertos riesgos. De modo que, si existen posibilidades de elegir, es preferible el parto natural.

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Epidural para un parto sin dolor

Actualmente, es muy común que, una vez iniciado el trabajo de parto, las mujeres opten por el uso de la epidural, una anestesia que posibilita disfrutar de un parto sin dolor. Incluso, su aplicación ha marcado sin dudas un antes y un después en la forma de dar a luz, debido a que alivia los dolores ocasionados por las contracciones durante el parto.
Dicha anestesia le quita sensibilidad a la parte inferior del cuerpo, conservando el tono muscular, y posibilita a la mujer permanecer en cierta manera más cómoda, tanto física como mentalmente, para dar a luz. Esto se debe a que proporciona un alivio absoluto del dolor en la zona de la cintura hacia abajo, incluyendo las paredes vaginales.
La epidural o peridural es un anestésico local que se introduce en el espacio epidural, quedando las terminaciones nerviosas bloqueadas a nivel de la médula ósea. Su administración se realiza a través de un catéter, el cual se introduce en la zona lumbar de la columna y, luego, en el área que recubre la médula espinal.
Previo su aplicación, el profesional médico debe asegurar que la mamá ha alcanzado una dilatación de 7 centímetros, siendo su efecto casi inmediato, el cual puede durar entre 15 minutos y dos horas en función a la dosis suministrada.
Entre las ventajas del uso de la epidural es posible mencionar la posibilidad de sentir las contracciones en forma de presión o tensión muscular y un adormecimiento ligero en piernas y nalgas, sin perder la movilidad, y mejora el suministro de oxígeno al bebé.
No obstante, también la epidural presenta algunas desventajas. La  principal es la pérdida de la capacidad para pujar, por lo que el obstetra  se ve obligado a avisar a la madre de la llegada de una contracción para que puje. También, puede ocasionar la bajada de la presión arterial y dolores de cabeza, lo cual se soluciona estando bien hidratada;  pérdida de sensibilidad en la vejiga,  escalofríos y dolores en la zona de la punción.
Dicho esto, resulta aconsejable que las futuras madres hablen con su médico antes de comenzar el trabajo de parto, y decidan que es lo más conveniente en cada caso particular.

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