La rehabilitación del suelo pélvico tras el parto

Tras el parto, existen diferentes pautas que pueden adoptar las mujeres para ayudar en la cicatrización de la episiotomía y la fortalización del perineo.

Durante la recuperación, es necesario cuidar la higiene y la alimentación, además de tomar recaudos para evitar forzar el periné. Respecto a la higiene, se recomienda lavarse al menos dos veces al día con un poco de agua y sal o sino con algún antiséptico, y cambiar con frecuencia la compresa tocológica.

En cuanto a la alimentación, es necesario ingerir aquellos alimentos que previenen el estreñimiento, como ciruelas, cereales y kivis; y los que contienen vitamina K, especialmente las verduras de hoja verde, ya que poseen un gran poder cicatrizante.

En lo que se refiere a la protección, es importante que las mujeres adopten la costumbre de contraer los músculos del suelo pélvico cuando vayan a realizar un esfuerzo abdominal, al alzar al bebé, levantar cosas pesadas o estornudar. Además, no se deben reanudar las relaciones sexuales hasta tanto la recuperación sea absoluta.

Otra de las cuestiones a realizar es ejercicio. Aparte de continuar haciendo los ejercicios de Kegel, existe un tipo de gimnasia que está puramente destinada para las mujeres que acaban de parir. Se trata de la gimnasia abdominal hipopresiva, que permite reforzar sin dañar la musculatura perineal.

También, se puede optar por realizar una terapia de conos vaginales, la cual es muy útil para rehabilitar el suelo pélvico. Para ello, se usan conos de igual tamaño pero de distinto peso, que deben introducirse en la vagina, manteniéndolos por unos minutos, comenzando siempre por el más ligero.

Otra alternativa es apelar a los tratamientos con biofeedback o electroestimulación funcional, que son muy indicados para aquellas mujeres que poseen ciertas dificultades para contraer los músculos de la pelvis.

Por último, algunas mujeres suelen someterse a una cirugía íntima, que puede incluir desde un estrechamiento de la vagina hasta una reducción de los labios menores, que es conocida como labioplastia.

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Vivir la experiencia de un segundo embarazo

En el segundo embarazo, la madre se encuentra más preparada tanto física como psicológicamente. No obstante, el desarrollo del embarazo y el parto no son iguales al primero, por lo que existen ciertos aspectos que es preciso tener en cuenta.
Los trastornos típicos del embarazo disminuyen a causa de que los tejidos poseen mayor elasticidad. Incluso, el dolor de espalda, al igual que las náuseas, la ciática o los problemas de circulación en las piernas, puede que aparezcan de manera diferente.
Además, el trabajo de parto suele ser más liviano. Por lo general, si para un primer hijo es posible que transcurran hasta 24 horas desde el inicio del trabajo hasta el parto, para el segundo, el tiempo se acorta a la mitad. La fase de dilatación generalmente es más breve ya que el cuello uterino se borra con rapidez. A su vez, las paredes vaginales se encuentran más distendidas y con mayor elasticidad.
Por su parte, el parto normalmente es más corto también debido a que el tiempo de adaptación del cuerpo de la mujer disminuye, puesto que el cuello del útero y los tejidos circundantes se hallan más blandos, facilitando así la dilatación y la expulsión del bebé. Al mismo tiempo, la mujer ya sabe cómo pujar, por lo que colabora mejor con el ginecólogo.
Por otro lado, en un segundo embarazo la barriga se nota antes, porque los músculos del abdomen están más relajados y se adaptan antes a los cambios del embarazo; los movimientos del bebé se perciben alrededor de la semana 14 de gestación, siendo que en las madres primerizas esto no ocurre hasta la semana 20 o 22; normalmente se adelanta la fecha de parto,  a causa de que el cuello del útero se halla más blando y le cuesta más permanecer cerrado hasta el final de la gestación; y hay menores posibilidades de episiotomía,  por la correcta distensión del tejido del periné.
En cuanto a la lactancia, como el pecho y los pezones se encuentran más curtidos y la piel posee menos sensibilidad,  la madre se adapta con mayor seguridad a las necesidades de su bebé.
Además de todas estas ventajas, en el segundo embarazo tienen lugar algunos inconvenientes. Por un lado, el útero demora más en regresar a su tamaño original por la distensión muscular. Asimismo, recuperar la línea no es tan fácil como la primera vez, aunque con  la ayuda de una dieta sana y ejercicio, el cuerpo vuelve a su peso anterior.
Por último, el cansancio es más notorio, ya que dormir pocas horas y de manera interrumpida por la lactancia y, a la vez, atender al hijo mayor genera un mayor cansancio.
De todos modos, más allá de todo esto, un segundo embarazo, aunque es bien diferente al primero, representa una experiencia maravillosa que vale la pena vivir. No hay nada que empañe la inmensa felicidad que conlleva la llegada de un nuevo hijo. Se los puedo asegurar.

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Cuidados de la episiotomía tras el parto

Es muy común que a las mujeres que tienen un parto vaginal se les realice una episiotomía, la cual consiste en un corte que se efectúa para ampliar el canal de parto. La buena cicatrización de la herida va a depender de su posterior cuidado.
La cicatrización de la episiotomía puede demorar entre cuatro y seis semanas, más allá de que entre los diez y quince días posteriores al parto empiezan a caerse los puntos. Por lo general, el corte que va hacia el recto cicatriza de manera más rápida que el que se realiza hacia un lado.
Después de haber transcurrido una semana de haberse producido el parto, se pueden comenzar a hacer labores livianas que no impliquen un gran esfuerzo físico, como las tareas del hogar o de la oficina. De todos modos, siempre se debe tener la precaución de no hacer nada que pueda llegar a romper las suturas.
Una vez finalizado el período de cicatrización, se puede retornar a la actividad sexual, usar tampones y practicar deportes. En el caso del sexo, es posible que se sienta un poco de dolor hasta la total cicatrización de la herida.
Los cuidados que se deben tener para una correcta cicatrización de la episiotomía suponen mantener la zona bien limpia, en especial luego de ir al baño debido a que existe riesgo de infecciones porque la zona se encuentra húmeda a causa de las pérdidas de sangre del posparto.
Asimismo, en algún momento del día, preferentemente después de tomar una ducha, es conveniente dejar la zona al aire un instante para facilitar la cicatrización. Es muy importante secar correctamente luego de cada lavado, para lo cual puede emplearse un secador de pelo con aire frío o apenas tibio.
Por otro lado, es preciso que las toallas sanitarias o compresas sean cambiadas con mucha frecuencia, higienizando con alguna solución o jabón antiséptico, indicado por el médico.

¿Parto natural o cesárea?

Durante el embarazo, las mujeres no hacemos otra cosa más que pensar en el momento del parto, tras lo cual nos suelen invadir dudas y temores por igual. Muchas mujeres, tienen miedo a sufrir durante el parto y terminan optando por la cesárea para evitar el dolor que suponen las contracciones. En cambio, otras tratan de hacer hasta lo imposible para que el bebé nazca por parto natural.
Lo cierto es que, salvo que nuestro médico tome la decisión de programar una cesárea por algún motivo en particular, hasta que no llega el momento del parto no sabemos a ciencia cierta de que modo nacerá nuestro hijo. Por tal motivo, siempre resulta preferible mentalizarse y estar preparado para cualquiera de las dos opciones.
No caben dudas que lo ideal es tener un parto natural porque, a pesar que el trabajo de pre-parto es muy doloroso, la recuperación posterior es más rápida en comparación con  la de una cesárea. Por otro lado, gracias a la episiotomía, una incisión quirúrgica realizada en el periné para agrandar la apertura vaginal en el momento que nace el bebé, es casi imposible sufrir un desgarro.
La cesárea tiene como ventaja el hecho de que no sentimos dolor cuando nace el bebé. Sin embargo, en el caso del parto natural se puede optar por la aplicación de la epidural, un anestésico local que favorece un parto sin dolor.
Además, en el caso de la cesárea la recuperación será más lenta y dolorosa, aparte de restarnos movilidad. Tengamos en cuenta que se trata de una operación, por lo que conlleva ciertos riesgos. De modo que, si existen posibilidades de elegir, es preferible el parto natural.

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Parto normal

 

Para las mamas primerizas el parto es un momento de mucha tension y nerviosismo, van hacia algo desconocido, por ello la informacion es lo mas importante para tratar de llegar a ese momento lo mas seguras posibles.

Entre la semana 37 y 42 de tu embarazo, llegara el momento en que tu bebe decidira llegar a este mundo; las dilataciones se hace presentes y duran 15 segundos repetidas cada 10 minutos, este ritmo crecera hasta llegar a las contracciones que desencadenaran en el parto, estas seran de 1 minuto de duracion con una frecuencia cada 2 minutos, este es el momento de estar lo mas relajadas posibles; es la etapa de la dilatacion en donde el cuello del utero se acorta y se extiende, su duracion puede ser hasta 8 horas para madres primerizas.

La etapa de la expulsion, es el nacimiento propiamente dicho, la cabeza del bebe esta en la vagina que ha dilatado hasta 10 cm, este es el momento de pujar, asi se hara acompañando a cada contraccion, si te han aplicado la peridural, el medico te indicara cuando hacerlo. En muchos casos en necesario la realizacion de episiotomia, que es una incision para evitar los desgarros.

El bebe ya ha nacido y esta recibiendo los cuidados necesarios, tu comenzaras con la tercera fase denominada alumbramiento, en donde expulsaras la placenta y la contraccion nuevamente del utero.