En general, el embarazo dura unas 40 semanas, las cuales comienzan a contarse desde el primer día de la última regla. En caso que el bebé nazca antes de la 37 semanas de gestación, se trata entonces de un parto prematuro.
En España, uno de cada diez niños nace antes de la fecha estimada y cada vez existen más casos de niños que nacen en torno a la semana 34, lo que conlleva un aumento del riesgo para el bebé.
Entre los factores que aumentan las probabilidades de parto prematuro se encuentran: las fecundaciones in vitro, dado que prevalecen los embarazos gemelares o múltiples; la raza, pues según diversos estudios las mujeres de raza negra poseen tres veces más posibilidades de dar a luz anticipadamente; enfermedades maternas, como cardiopatías, hipertensión o diabetes; infecciones vaginales y urinarias que no reciben el tratamiento adecuado, ya que la inflamación produce unas hormonas que provocan las contracciones y la dilatación.
Ciertas complicaciones que suelen darse durante el embarazo, también pueden hacer que el parto se desencadene antes de lo previsto. Así, por ejemplo, los sangrados, líquido amniótico en exceso, la preeclampsia o el desprendimiento de placenta, también son causa de un parto prematuro.
Otro de los factores determinantes es la edad y el peso de la embarazada. En el caso de las madres menores de 18 años o mayores de 40, puede que se adelante el embarazo. Lo mismo ocurre en los casos de una embarazada que posea un bajo índice corporal.
Es importante saber que cualquiera sea el motivo por el cual se desencadene el parto antes de lo previsto, es indispensable consultar al médico para que pueda establecer si sólo se trata de una falsa alarma o si efectivamente el bebé está en camino.
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