Cansancio en el embarazo

Durante el primer trimestre del embarazo es muy común que las mujeres sientan cierta fatiga, la cual suele regresar un tiempo antes de dar a luz. Sin embargo, también es común que suceda que algunas mujeres se sientan cansadas durante toda la gestación o bien nunca lleguen a experimentar nada por el estilo.
Este cansancio constante lleva a las embarazadas a querer dormir a toda hora. Esta situación, en general, se debe a los cambios hormonales propios de este estado, dado que se produce un aumento drástico de los niveles de la progesterona, que es la hormona que genera un efecto tranquilizante, además de ser la encargada de regular el ciclo reproductor.  Pero incluso es probable tener problemas para conciliar el sueño por las noches, sobre todo por las incontables veces en que las embarazadas se levantan para ir al baño.
Otros de los síntomas que suelen restar fuerzas y que son muy frecuentes, son las náuseas y los vómitos. Por lo que si sumamos todos estos factores, no es ilógico que al final del día la futura madre se sienta verdaderamente agotada.
El cansancio suele acentuarse en torno a los siete meses de gestación, no sólo por el aumento de peso sino también por el malestar que produce la acidez estomacal, la aparición de calambres, la necesidad de orinar a cada rato, los movimientos del bebé y el típico dolor de espalda.
De todos modos, aquellas mujeres que sienten cansancio extremo pueden consultar con el médico para descartar alguna posibilidad de anemia o depresión.
Para sobrellevar esta situación, lo más conveniente es procurar descansar cuanto sea posible, llevar una alimentación saludable y equilibrada y hacer ejercicio moderado a diario. 

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Cómo aliviar la indigestión en el embarazo

Es habitual que las futuras mamás se sientan hinchadas e incómodas luego de comer. Esto se debe a que los altos niveles de estrógeno y progesterona que el cuerpo produce al principio del embarazo, hacen que se relaje el tejido de los músculos lisos del cuerpo, incluyendo los del aparato digestivo. Dicha relajación lleva a que la digestión sea más lenta, sobreviniendo entonces la hinchazón, malestar y otras incomodidades en la barriga, en especial tras una comida bastante abundante.
Para lograr aliviar el malestar, lo ideal es usar ropa cómoda y holgada, evitando cualquier prenda que apriete el vientre y la cintura.
Además, es conveniente comer varias veces al día en pequeñas cantidades, en vez de ingerir suculentas porciones, masticando bien la comida. Lo ideal es evitar la ingesta de aquellos alimentos que sepas que te pueden producir malestar gastrointestinal, como es el caso de las bebidas gasificadas, las carnes procesadas, el alcohol, las comidas muy condimentadas o picantes y las frituras. Después de cada comida, es sugerible aguardar al menor una hora para acostarse.
Desde ya que no se debe fumar, aunque algunas mujeres no suelen respetar este punto y continúan con este hábito durante todo el embarazo.
Para agacharse, siempre es recomendable flexionar las rodillas en vez de inclinar la cintura.
Para dormir, lo mejor es hacerlo con la parte superior del cuerpo apoyada sobre almohadas.
Asimismo, para aliviar la indisgestión, también es bueno comer un caramelo de menta luego de las comidas o, de ser posible, tomar un té de menta.

 

La deficiencia de yodo en el embarazo afectaría el cociente intelectual del bebé

El yodo es indispensable en el embarazo, ya que se trata del elemento que hace posible la formación de las hormonas que son sintetizadas por la tiroides. También es importante para el bebé en gestación, dado que ayuda a que su cerebro se desarrolle de manera adecuada. A ello, ahora se le agrega que la deficiencia de yodo durante el embarazo puede influir en el cociente intelectual de los bebés, de acuerdo a lo revelado en dos nuevos estudios.
En tal sentido, ambas investigaciones, que fueron realizadas en Reino Unido y Australia, concluyeron que las madres que no toman los niveles necesarios de yodo aumentan el riesgo de que sus hijos posean un cociente intelectual menor. Pero los resultados van más allá de la gestación, los expertos señalan que la deficiencia de yodo en la lactancia materna también tendría efectos sobre el desarrollo cerebral y a la inteligencia de los niños. Coinciden además en que es un serio problema de salud que debe ser tratado para favorecer el desarrollo adecuado de los bebés.
El trabajo llevado a cabo en el Reino Unido establece la existencia de una relación entre la deficiencia extrema de yodo y los problemas en el desarrollo cognitivo de los bebés. Según la información dada a conocer, un nivel reducido de yodo en el embarazo y la lactancia fue asociado a una menor fluidez verbal a los 8 años de edad y un nivel de lectura y comprensión también inferior a los 9 años, en contraste con los niños cuyas madres poseían niveles normales de yodo.
Por su parte, la investigación australiana develó que la carencia de yodo durante el período gestacional se relacionaba con un efecto negativo prolongado en la alfabetización de los niños, que no podría ser revertido con una dieta con suplementos de yodo durante la niñez.
Afortunadamente, este problema puede remediarse con una planificación adecuada del embarazo. Para eso, las futuras mamás necesitan tomar los suplementos para que sus futuros hijos tengan un desarrollo cognitivo correcto. 

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Los defectos en la placenta pueden ser indicadores de autismo

La existencia de defectos en la placenta de la embarazada podría estar vinculada al aumento del riesgo a tener un hijo autista. En efecto, se puede evaluar cuál es el riesgo que corre un feto en gestación de tener autismo por medio de la búsqueda de anomalías en la placenta al momento de su nacimiento. Al menos así lo han revelado investigadores de la Escuela de Medicina de Yale, en Estados Unidos, quienes se encargaron de analizar la relación que existe entre la salud del bebé y la placenta en la que se desarrolló durante la gestación, amén de que haya nacido a término o prematuramente.
De acuerdo al estudio mencionado, es posible medir las probabilidades que posee un niño aparentemente normal de llegar a desarrollar autismo a futuro, mediante el análisis cuidadoso de la placenta pues los daños o anomalías en la misma serían determinantes al momento de efectuar un diagnóstico precoz y empezar de inmediato con el tratamiento indicado para el desarrollo del niño con autismo.
Para arribar a tales conclusiones, los investigadores examinaron unas 117 placentas de recién nacidos en total, cuyas familias se encontraban en situación de riesgo.
Los pliegues anormales de la placenta, al igual que las células anómalas de crecimiento conocidas como inclusiones trofoblásticas, constituyen marcadores decisivos para la identificación de los recién nacidos que corren riesgo de padecer autismo. En este caso, se verificó que las placentas de riesgo presentaban un tope de 15 inclusiones trofoblásticas, en tanto que ninguna de las placentas de control evidenciaba la existencia de más de dos inclusiones trofoblásticas. Una placenta que contenga cuatro o más inclusiones trofoblásticas indica un 96,7%  de probabilidades de estar en riesgo de ser autista.
De todos modos, la historia familiar es, hoy en día, la principal herramienta que poseen los médicos para prevenir el riesgo de autismo, pues aquellas parejas que ya tienen un hijo autista poseen nueve veces más de posibilidades de tener otro niño que padezca el mismo problema. Sin embargo, quienes no cuentan con antecedentes de autismo en la familia deben confiar en la detección de los signos tempranos, los cuales pueden llegar a manifestarse recién después del segundo o tercer año de vida del pequeño.

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El consumo controlado de alcohol durante el embarazo no produciría consecuencias en los niños

Si bien los especialistas recomiendan a las embarazadas evitar consumir alcohol durante el periodo de gestación, un nuevo estudio publicado en la Revista Internacional de Obstetricia y Ginecología reveló que se puede mantener una conducta etílica controlada durante el embarazo, dado que el consumo de sólo una o dos copas de vino a la semana no le ocasionaría daños contundentes al feto.
Durante el proceso de investigación se analizó la conducta social y emocional de unos 10.000 niños de siete años de edad, para lo cual se los sometieron a pruebas cognitivas. Al mismo tiempo, los miembros de su entorno, tanto familiares como profesores, respondieron encuestas acerca de las características de cada niño.
Los resultados revelaron que aquellos niños nacidos de mujeres que tomaron entre una y dos copas de vino por semana durante el embarazo poseían menos problemas de conducta, en comparación con los hijos de mujeres que no tomaron una gota de alcohol a lo largo de la gestación.
Además, los expertos pudieron observar que los niños de aquellas madres que bebieron alcohol también evidenciaron mejores resultados en los test que se les realizaron, pues demostraron mayores capacidades en lectura, evaluación de habilidades espaciales y matemática, aunque podría llegar a ser una mera coincidencia pues luego de efectuar ciertos ajustes estadísticos tales diferencias acabaron desapareciendo.
De modo que los investigadores que participaron del estudio pudieron concluir que consumir alcohol de manera controlada durante la gestación no acarrea consecuencias adversas a nivel cognitivo o conductual en la niñez.

Trastornos de tiroides en embarazadas: controles y tratamiento

Las embarazadas que padecen trastornos de tiroides poseen mayor riesgo de sufrir un aborto o que su bebé nazca prematuramente. También, se incrementan las posibilidades  de que los recién nacidos presenten una disminución de su capacidad intelectual.
Según los expertos, el hipotiroidismo constituye una de las enfermedades más comunes de la tiroides, que básicamente consiste en la disminución de la producción de hormonas tiroideas que son las encargadas de la regulación del metabolismo, lo cual conlleva distintas alteraciones en el organismo.
La debilidad, falta de concentración, cansancio, caída del cabello, estreñimiento y la mala memoria, son algunos de los síntomas que suelen presentar quienes padecen esta enfermedad, la cual no resulta fácil de diagnosticar y requiere un tratamiento hormonal sustitutorio. De todos modos, los síntomas dependen de la intensidad de la alteración. Si son leves, el trastorno puede que pase inadvertido, pudiendo llegar a descubrirse solamente con un análisis de sangre.
Por todo esto es muy importante concienciar sobre el hipotiroidismo, sobre todo en las mujeres en edad fértil y en las embarazadas porque conforman uno de los grupos de riesgo que mayores consecuencias puede tener cuando el hipotiroidismo no es tratado. A causa de ello, se recomienda realizarles un screening a las mujeres en las primeras semanas de gestación, para poder detectar la enfermedad tempranamente.
Las futuras mamás que ya se encuentran bajo tratamiento por un problema de tiroides, lo ideal es que se sometan a una revisión cada 8 semanas para verificar que la glándula se encuentre funcionando correctamente. A la vez, los especialistas recomiendan los suplementos de yodo, uno de los principales elementos que produce la glándula tiroides y cuya deficiencia puede provocar alteraciones en esta glándula.

Las embarazadas son más susceptibles de padecer gingivitis

Durante el embarazo, es muy importante que las mujeres cuiden su salud bucal, porque según datos estadísticos aproximadamente el  75% de las embarazadas padece de gingivitis, problema que se caracteriza por la inflamación y sensibilidad de las encías.
En el periodo de gestación aumenta el flujo sanguíneo como producto de los cambios hormonales y físicos, lo cual produce una mayor sensibilidad en la placa dental. Aparte de la inflamación, otros signos de la gingivitis son mal aliento, exceso de saliva y  sangrado de encías, por mencionar los más habituales.
Por ese motivo, los profesionales de la salud recomiendan extremar la higiene bucal, acompañado de una alimentación sana y equilibrada que aporte los niveles de calcio suficientes, facilitando a su vez el desarrollo fetal. A ello, hay que sumarle la importancia de consultar con el odontólogo para que corrobore el estado de los dientes de la futura madre, sobre todo porque la incidencia de la gingivitis durante el embarazo es muy alta, a tal punto que puede acabar derivando en una enfermedad periodental severa.
Básicamente, la gingivitis es una enfermedad bacteriana provocada por los restos de comida que se depositan en los dientes luego de cada ingesta. De modo que una limpieza nula o insuficiente tanto de los dientes como la lengua luego de cada comida aumentan las posibilidades de padecerla. Al igual que la caries, esta enfermedad es muy frecuente en la gestación, en especial a partir del tercer mes de embarazo.
El embarazo es una etapa en la que el organismo es más propenso de sufrir ciertas enfermedades y patologías orales debido a los cambios que se producen en el pH de la saliva, incrementándose de ese modo el riesgo de la aparición de caries y la erosión del esmalte de las piezas dentales.
Cabe destacar que la salud del bebé también depende de la higiene bucal de la madre,  pues hasta el 70% de las bacterias que se encuentran en la boca de los recién nacidos son transmitidas mediante la saliva por la madre. 

 

Recomiendan tomar vitamina C a las embarazadas que fuman

Un estudio realizado por expertos en pediatría del Hospital Infantil Doernbecher, en Estados Unidos, determinó que para aquellas embarazadas que son fumadoras es beneficioso que tomen suplementos de vitamina C, lo que les permitirá contrarrestar posibles problemas pulmonares en los futuos bebés. Según los especialistas, estos suplementos pueden tomarse perfectamente, reduciendo de ese modo el efecto que conlleva el cigarrillo en los bebés, pues previenen las sibilancias en el primer año de vida.
Para arribar a dicha conclusión, los investigadores analizaron a un grupo conformado por 159 mujeres que cursaban un embarazado menor a las 22 semanas de gestación y que no abandonaron el hábito del tabaco durante ese periodo. Las mujeres fueron separadas en dos grupos al azar, las que integraban el primero tomaron una cápsula de 500 miligramos de vitamina C hasta finalizar el embarazo, mientras que el resto actuó como grupo de control proporcionándoseles una cápsula placebo a diario.
En las 48 horas siguientes de que las mujeres dieron a luz, los expertos se dedicaron a medir la función pulmonar de los pequeños, a la vez que midieron el tamaño de los pulmones junto a su comportamiento en el organismo. Así, se demostró que la función pulmonar de los hijos de las madres que tomaron el suplemento de vitamina C era mejor que la de aquellos cuyas madres habían tomado placebo.
A todos los bebés se les realizó un seguimiento durante su primer año de vida, para documentar la existencia de problemas pulmonares. Nuevamente, los resultados mostraron que los bebés de las madres que tomaron durante el embarazo el suplemento de vitamina C presentaban menos problemas que los de aquellas que habían tomado el placebo. En concreto, el 21% de los bebés de madres que tomaron el suplemento padecieron al menos un episodio de sibilancias, en tanto que en los pequeños del segundo grupo el porcentaje fue del 40%.
De todos modos, los investigadores recomiendan dejar de fumar, porque la vitamina C no erradica los riesgos de la adicción al tabaco y los problemas que le pueden provocar a los bebés.

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Los antidepresivos no afectarían el desarrollo del bebé en el embarazo

En general, las mujeres que están bajo tratamiento psiquiátrico por habérseles diagnosticado depresión, suelen sentir cierta incertidumbre al momento de planificar un embarazo, sobre todo por la inquietud que les genera los efectos que puede llegar a tener la medicación que toman en el bebé. Pero hay buenas noticias al respecto, ya que el Centro Asher para el Estudio y Tratamiento de los Desordenes Depresivos de la Universidad Northwestern, con sede en los Estados Unidos,  comprobó a través de una investigación que el consumo de antidepresivos durante la gestación no entraña ningún riesgo para la madre y su hijo, pues  no influye en el desarrollo de los niños.
De modo que, a pesar que las mujeres continúan preocupándose acerca de cómo puede afectar el tratamiento contra la depresión en el desarrollo del feto en gestación, el consumo de antidepresivos no es un problema real en sí, dado que se demostró que no produce diferencias de tamaño durante el primer año de vida en niños que han sido expuestos a tales medicamentos. Al tiempo que tampoco guardan relación con el bajo peso al nacer y los partos prematuros.
Para arribar a esta afirmación, los investigadores realizaron el seguimiento de un grupo conformado por 77 mujeres, embarazadas y con cuadros de depresión, de las cuales 46 estaban bajo tratamiento y el resto no. Tras medir y pesar a los hijos de estas mujeres en cuatro oportunidades distintas durante su primer año de vida, se comprobó que el 20% de las mujeres que se encontraban en tratamiento tuvieron bebés un poco prematuros. Sin embargo, en el 10% de las mujeres que no tomaban antidepresivos no se registraron diferencias ni problemas en el crecimiento de sus hijos.

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Efectos negativos de la comida chatarra en el embarazo

El cuidado de la alimentación durante el embarazo es fundamental, pues de ello depende  el desarrollo de su bebé en gestación. Comer en exceso comida chatarra durante ese periodo puede hacer que los niños desarrollen una adicción a futuro de esos alimentos, que no son nada sanos dado a que no nutren el organismo.
La comida chatarra durante el embarazo posee efectos negativos para la madre y para el bebé debido a la cantidad deficiente de nutrientes que ofrece. Se trata de alimentos ricos en grasas y calorías que fomentan la obesidad, lo cual puede conllevar que la mujer quede con exceso de peso, así como riesgo de sobrepeso en el bebé durante sus primeros años de vida,  que puede intensificarse a medida que vaya creciendo.
El exceso de peso e incluso la obesidad en el embarazo puede traer aparejado diversas complicaciones, nocivas tanto para la madre como para su hijo, como pueden ser  hipertensión, diabetes gestacional, síndrome metabólico, preeclampsia, partos prematuros o nacimientos de bebés de mucho peso, con una fuerte tendencia a presentar defectos congénitos.
A pesar de la magnitud de estos datos, muchas embarazadas no son del todo concientes acerca de los riesgos que pueden conllevar para la salud mantener malos hábitos alimenticios.
Un bebé mostrará una mejor aceptación  de los alimentos que haya consumido la madre a lo largo de la gestación. Por consiguiente, si la madre acostumbra comer alimentos sanos, como frutas y verduras, después el niño los aceptará porque de algún modo se haya familiarizado con ellos desde el vientre materno. En cambio, si la embarazada comió en exceso comida chatarra, lógicamente el bebé se mostrará reticente a consumir vegetales.

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