Una dieta adecuada reduce el riesgo de diabetes en los bebés

Una dieta inapropiada durante el embarazo aumente las probabilidades de que los bebés tengan diabetes, según revelaron especialistas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) a través de un estudio que llevaron a cabo. Con esta investigación se confirman los resultados arrojados de estudios anteriores acerca de la alimentación durante la gestación, en los cuales se determinaba que no ingerir determinados alimentos en el embarazo disminuía los niveles de glucosa en los tejidos del feto, afectando por ende el crecimiento del bebé.

Las mujeres creen que cuando están embarazadas deben comer por dos, lo cual no es real sino que deben cuidar el tipo de alimentación, llevando una dieta sana y equilibrada  para el correcto desarrollo del futuro bebé. Asimismo, es necesario cuidar la alimentación para poder evitar el incremento de los niveles de glucosa e insulina en el pequeño, que son dos indicadores que aumentan el riesgo de padecer un síndrome metabólico o diabetes.

Según los expertos, no se conoce mucho sobre el desequilibrio en la dieta de las embarazadas entre hidratos de carbono, grasas y proteínas.

Para la investigación, se realizaron análisis de diferentes parámetros tanto en las madres como en recién nacidos, de los cuales se concluyó que si las embarazadas reciben el aporte necesario de energía por medio de la alimentación, los bebés nacen con un peso normal en torno a los 3,3oo y los 3, 5oo kg. No obstante, durante el estudio se verificó que más de la mitad de las mujeres llevan una dieta rica en grasas saturadas y con pocos hidratos de carbono, e ingieren más carne que verduras y legumbres, lo cual se aleja del equilibrio nutricional.

Los resultados obtenidos confirman cuánto incide la dieta de la embarazada en el desarrollo del páncreas del feto, además de los niveles de insulina y glucosa. Por lo general, los profesionales médicos en su mayoría le recomiendan a las futuras madres cuidar su alimentación y que hagan una dieta Mediterránea, pues a nivel nutricional es una de las más equilibradas. Aunque es preciso continuar con este estudio para corroborar cómo será la evolución de los niños a futuro, para de esa manera poder  diseñar estrategias de mayor efectividad para poder prevenir y colaborar en la reducción de los casos de diabetes en la sociedad.

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Beber alcohol durante el embarazo afecta el cerebro del bebé

Si hay algo que es contraproducente durante el embarazo es el alcohol porque, al igual que el tabaco, puede afectar al desarrollo del feto. Al respecto, un estudio reciente demostró que beber alcohol durante la gestación repercute seriamente en las funciones cerebrales del bebé por nacer.

En concreto, el alcohol puede dañar el tejido cerebral del bebé o producir diversos trastornos neurológicos, debido a que los fetos que son expuestos a las bebidas alcohólicas sufrirán en la estructura cerebral y en el metabolismo. De modo que las embarazadas que beben alcohol pueden generarles a sus hijos lo que se conoce como el síndrome de alcoholismo fetal.

Durante el proceso de investigación fueron analizados unos 200 niños cuyas madres bebieron alcohol durante la gestación, además de otros 30 niños que nacieron de madres que no bebieron alcohol durante su embarazo ni la lactancia. En cada caso lo que se evaluó fue el tamaño y la forma del cuerpo calloso y el haz de fibras nerviosas del cerebro que conforman el enlace principal que comunica ambas mitades del cerebro, para lo cual debieron realizar resonancias magnéticas a los niños que participaron del estudio.

Los resultados dieron cuenta de que los niños que fueron expuestos al alcohol desde el preciso momento de su gestación exhibían un importante adelgazamiento en el cuerpo calloso del cerebro, así como trastornos neurológicos y daños en el tejido cerebral, en comparación con los niños nacidos de madres sin adicción al alcohol.

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Trabajar hasta último momento en el embarazo es perjudicial para el bebé

Un estudio reciente llevado a cabo por la Universidad de Essex en Gran Bretaña comprobó que aquellas madres que han trabajado hasta después de los ochos meses de gestación dan a luz bebés con un peso inferior, con una diferencia de 250 gramos, a si hubieran optado por tomarse la licencia entre los seis y ocho meses de embarazo.
Al mismo tiempo, la investigación señala que el trabajo en las mujeres con un embarazo avanzado posee el mismo efecto negativo sobre el feto que si la mamá fumara.
Para la realización de dicho estudio se tomaron como base tres investigaciones que fueron desarrolladas en Estados Unidos y el Reino Unido, las cuales se centraron en los peligros que el desarrollo lento puede ocasionarle a los recién nacidos, hasta inclusive al llegar a la niñez o adolescencia.
Incluso la continuación del trabajo hasta los ocho meses o más de embarazo acarrean mayores efectos negativos entre las mujeres de mayor edad.
El hábito de fumar durante la gestación hace que el bebé se encuentre expuesto a sustancias perjudiciales para la salud como la nicotina y demás toxinas que pueden influir en el desarrollo físico y cerebral del pequeño. De manera que según los resultados arrojados por dichos estudios el esfuerzo laboral en el último tramo de la gestación es igual de perjudicial que el tabaquismo, pues en ambos casos mientras se encuentra en el útero el desarrollo del feto es afectado.
El bajo peso al nacer da cuenta de un retraso en la maduración del niño que después puede influir en su desarrollo personal.

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Lo que no debes comer durante el embarazo

Existen ciertos alimentos y bebidas que no deben consumirse durante el embarazo, como es el caso del alcohol, pues el feto es muy sensible a ellos.
Hay otras bebidas como el café y el que también pueden ser perjudiciales para el bebé. De modo que lo más recomendable es optar por el café descafeinado y el té sin teína. Si eres muy amante del café, puedes beber una pequeña taza al día, pero sin excederse ya que la cafeína afecta al sistema nervioso del bebé.
Nadie niega lo rico que son los patés de hígado y el queso azul, pero no se los aconseja para esta etapa. En el caso de los patés de hígado, éstos contienen altos niveles de vitamina A, que podría influir negativamente en el desarrollo del pequeño. Pero hay otros tipos de patés que sí puedes consumir sin problema. Respecto a los quesos azules, como el camembert o el roquefort, son desaconsejados ya que pueden causar listeriosis, una infección realmente seria. Sí de quesos seguros se trata, no hay nada mejor que los quesos pasteurizados.
También es importante evitar el consumo de pescado, carnes y marisco crudos, ya que pueden contener microorganismos y provocarte alguna intoxicación o infección, como la toxoplasmosis, perjudicial para el feto, o el anisakis, que si bien no afecta al bebé está contraindicado el tratamiento durante la gestación.
Los ahumados tampoco son recomendables, ya que pueden contener el parásito anisakis.
Por otro lado, hay que evitar el consumo de embutidos tales como salami, salchichón o chorizo, entre otros, debido a su alto contenido en grasa, que pueden hacerte subir de peso, y a que puedes contraer toxoplasmosis. Asimismo, es preferible no consumir jamón serrano, porque no se sabe a ciencia cierta si transmite o no la toxoplasmosis. Lo que sí puedes comer sin problema alguno es jamón de york y fiambre de pavo.

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¿Para qué sirven las ecografías?

Las ecografías son pruebas de rutina en todo embarazo, mediante las cuales los médicos tienen la posibilidad de comprobar el desarrollo del bebé y la existencia de alguna complicación. Se trata de una prueba radiológica que emplea diversas ondas sonoras para generar las imágenes que son captadas del interior del vientre materno.
Hoy en día, la tecnología ofrece la posibilidad de poder captar las imágenes en 3D y 4D con movimiento, por lo que casi podría decirse de que se obtienen fotos sumamente reales del bebé antes de su nacimiento.
Durante el embarazo, las mujeres son sometidas a distintos tipos de ecografías:
–  Ecografía Doppler: realizada básicamente para verificar el flujo sanguíneo.
Ecografía vascular: de gran utilidad para verificar que el sistema vascular funciona correctamente, y hasta permite detectar la existencia de algún coágulo de sangre.
Ecocardiograma: se hace para estudiar alteraciones en el corazón o en alguna de sus válvulas.
Ecografía abdominal: llevada a cabo para la detección de cualquier problema en los órganos del abdomen.
Ecografía obstétrica: permite monitorear que el desarrollo del feto sea el correcto, evaluando si el crecimiento del mismo es normal o si, de lo contrario, existe algún tipo de problema. Además, este tipo de ecografía es de utilidad para detectar malformaciones y anomalías.
– Ecografía pélvica: con la que se determinan las causas que provocan dolor en la pelvis, como cuando se trata de un embarazo ectópico.
Aparte de las ya mencionados, existen otros tipos de ecografías que pueden realizarse en cualquier estadío de la gestación, como es el caso de las ecografías de la tiroides, ecografía del aparato locomotor, entre otras.

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Cambios en el sistema nervioso durante el embarazo

Durante el embarazo la mujer experimenta muchos cambios en su cuerpo, además del evidente aumento de peso, provocados por  los agentes químicos que liberan las hormonas.
De esta manera, el cerebro de la embarazada también se prepara y modifica al igual que el resto del cuerpo, para acoger el bebé en su interior. Es durante este proceso cuando desarrolla el sentido de la empatía y se pierde memoria.
De modo que la mente de la mujer embarazada se prepara para eliminar situaciones de estrés que puedan de alguna manera perjudicar al buen desarrollo del bebé. Pudiendo lograr una conexión tan cercana que le da la posibilidad de conocer cuáles son las necesidades del pequeño.
Los científicos de la Universidad de Chapman, en Estados Unidos, han sido quienes pudieron explicar como las hormonas de la madre,  que se ubican en las zonas que trabajan las emociones, controlando el nerviosismo, la incertidumbre y el estrés; preparan su cerebro para el periodo de la gestación para fomentar la empatía ante las necesidades del bebé en camino.
Al coste de este desarrollo positivo se lo puede resumir en una leve pérdida de memoria, algo que no desvela a los investigadores pues, por la sensibilidad de la mujer embarazada, se consigue una conexión mayor con el bebé y, por ende, un desarrollo emocional marcadamente más efectivo.
Es por ese motivo que se conoce muy poco acerca del desarrollo del sistema nervioso central de las embarazadas, siendo que las emociones son claves en el embarazo y futura salud del bebé.

La falta de vitamina D en el embarazo estaría vinculada con los problemas del habla en los niños

Un estudio reciente llevado a cabo por investigadores del Instituto de Salud Infantil Telethon, de Australia, ha podido determinar que la falta de vitamina D durante la gestación se encuentra vinculada con los problemas de habla en los niños. Para arribar a esa conclusión, los especialistas estudiaron los datos provistos por 740 mujeres embarazadas, además de hacer un seguimiento de los recién nacidos hasta que alcanzaron los 17 años de edad.
La constatación de la asociación de los problemas del habla en los niños con el bajo nivel de vitamina D representó un importante hallazgo para los investigadores, sobre todo considerando que en los últimos 20 años se redujo considerablemente el nivel de vitamina D en las mujeres.
El feto depende de forma exclusiva del aporte de vitamina D que le brinda el organismo de la madre.  La falta de dicha vitamina tiene un efecto notable en el desarrollo del cerebro de los niños.
Los resultados arrojados por la investigación podrían llegar a permitir que  se realice un diagnóstico precoz de los niveles de vitamina D en los niños recién nacidos, desarrollando el tratamiento apropiado para la prevención de las dificultades en el aprendizaje del lenguaje.
Una nueva línea de investigación se abre desde ahora, para poder corroborar si los suplementos de vitamina D durante la gestación pueden disminuir el riesgo de problemas en el lenguaje.
Los rayos ultravioletas son los responsables de la producción de vitamina D2 y D3, la cual no es suficiente por lo que es necesario incluir en la dieta alimentos que la contengan, como es el caso de la leche o los huevos.

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Estimulación temprana

La estimulación temprana se funda en estudios científicos del desarrollo del bebé. Hoy en día, se conoce mucho acerca de la  enorme influencia de esta primera etapa en la vida adulta de todo niño y del funcionamiento del cerebro de los bebés. Si bien este sistema no es una terapia, posee funciones terapéuticas. Mediante la estimulación temprana se procura sacar el mayor potencial posible del bebé, para su desarrollo físico, psíquico y emocional, empleando actividades y técnicas que son aplicadas de manera sistematizada y por secuencias.
La estimulación temprana busca ser integral, de modo que abarca al entorno y a la familia. Existe un proceso en base a la edad del bebé, en su primera etapa se estrecha la relación con sus padres, para luego pasar a actividades de lenguaje, así como de concentración, motricidad gruesa y fina.
En la estimulación temprana cada caso es único, pues los niños son diferentes en sí mismos, ya que cada uno tiene su ritmo de aprendizaje y desarrollo.
Vale aclarar que la estimulación temprana no tiene que significar un esfuerzo para el niño sino más bien un juego motivador. Por lo que es importante que se respeten sus necesidades.
Es necesario contemplar la trascendencia de los factores que colaboran en la estimulación temprana del pequeño. Tales factores son diversos, aunque existe un patrón que es necesario conocer y aprovechar.
La estimulación temprana pude ser de gran ayuda para los niños con dificultades de aprendizaje y fortalecer esta capacidad en aquellos que no poseen problemas.
Las herramientas de las que se vale la estimulación temprana  trabajan aspectos como:
Estimulación prenatal: que se lleva a cabo durante el embarazo para promover un mejor desarrollo durante la gestación, valiéndose de música de relajación o con el tacto a través del vientre, etc.
Los reflejos primitivos: los cuales son movimientos reflejos que, principalmente, posibilitan los movimientos del bebé para el alumbramiento o el reflejo de succión. De persistir éstos, se producen retrasos en el desarrollo.
Estimulación táctil: a través del tacto el niño percibe y reconoce el mundo. Los demás sentidos se encuentran en desarrollo, de ahí la necesidad de estimularlo como base para el resto de los sentidos.
Los tres pilares del aprendizaje: a saber la visión, la audición y el desarrollo motriz, son centrales en la atención en el aula y las facultades para leer y escribir.
La estimulación temprana persigue como objetivo conocer el potencial de cada niño, motivándolo poniéndole actividades y desafíos que lo fortalezcan. Resulta esencial no forzar al niño por encima de sus posibilidades. 

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La leche de vaca no es buena para niños menores de un año

No caben dudas de que la alimentación es una de las principales preocupaciones de los padres en relación a sus hijos, en especial cuando más pequeños son.
Es sabido que los niños que tengan menos de 6 meses solamente pueden alimentarse  con leche materna o, en caso que esto no sea posible, con fórmulas maternizadas, es decir, a base de leche de vaca, pero modificada para bebés. Bajo ningún concepto se les puede suministras leche de vaca sin modificar, como es el caso de la leche entera, líquida o en polvo, cualquiera sea su marca comercial, ya se trate de sin lactosa, Light o calcio con hierro. No obstante, son muy pocos quienes se preguntan porqué no es conveniente darles leche de vaca. La mayoría cree que es por la lactosa, la grasa o por lo “pesado” de la leche de vaca; pero el problema fundamental reside en las proteínas.
Mientras en 100 gramos de leche materna hay cerca de 1.5 gramos de proteína,  en igual cantidad de leche de vaca existen alrededor de 4 y 7 gramos de proteínas. Esto, puede llevarnos a pensar que la leche de vaca es más nutritiva, pero la realidad es otra. La leche materna, se encuentra formulada de manera especial para el organismo de un bebé, conteniendo la cantidad de proteína que el bebé puede metabolizar, esto es, la cantidad de proteína es capaz de convertir en lo que necesite sin ocasionar daños en sus órganos.
En el caso de la leche de vaca, darle una cantidad de proteínas mayor al bebé provocaría que se creen muchos desechos tóxicos en su organismo, aparte de  no poder digerirla del todo haciendo que ingresen substancias enteras extrañas a su torrente sanguíneo. Además, sus riñones no se encuentran del todo desarrollados hasta el año de edad, por lo que esa sobrecarga de proteínas es por demás perjudicial para su cuerpo en desarrollo.
En conclusión, el bebé recién nacido posee la mayoría de sus órganos aún en desarrollo, por ello en el caso de la leche vacuna sin maternizar, debido a su elevado contenido de proteínas, grasas, y demás, lo habitual es que le genere daños al bebé. Puede que algunas personas nos lleguen a decir que hay bebés que han tomado esta leche desde muy pequeños y no les hizo ningún daño, pero eso se debe a que seguramente esos bebés tuvieron un desarrollo de su organismo más rápido. Ahora bien,  ¿cómo saber a ciencia cierta si nuestro bebé tiene sus órganos completamente desarrollados? No hay forma de saberlo, por lo que es preferible darle leche materna o de fórmula y evitar cualquier tipo de riesgos que pongan en peligro su salud.

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Calidad de la alimentación en el embarazo

En el imaginario popular de las embarazadas, ronda la idea de que hay que comer el doble, pues un nuevo ser se aloja en su cuerpo. Pero en verdad, la cantidad no garantiza la calidad de lo que se come, de modo que es preciso observar muy bien qué es lo que se elige para alimentarse, más allá de las cantidades.
Más allá de que el cuerpo necesitará aproximadamente 300 calorías diarias adicionales, sobre todo en el último trimestre de la gestación, estas tienen que proceder de alimentos nutritivos y básicos para el desarrollo del bebé.
Lo que se consume se encuentra íntimamente ligado al desarrollo  pequeño, por lo que es muy importante respetar las indicaciones del médico.
En efecto, tanto el hierro como el calcio son básicos, y deberá consumirse en una dosis prescripta por el profesional médico para que el bebé pueda contar con qué abastecerse y no tomarlos de las reservas de la madre.
Para que el bebé pueda desarrollarse de forma adecuada, son necesarias  proteínas, vitaminas, minerales y carbohidratos.
En el caso de las proteínas, vitales para el crecimiento, las encontramos en alimentos como la carne, pescado, pollo y huevos.
Por su parte, los carbohidratos, que están presentes en pan, cereales, papas y arroz,  resultan esenciales para la energía.
Mientras que el hierro, que es básico para la producción de glóbulos rojos, se encuentra en alimentos tales como las lentejas, las carnes rojas y espinacas. En tanto que las vitaminas se hallan en todas las verduras y frutas.
Por último, es fundamental beber mucha agua y seguir a rajatabla las indicaciones del médico.

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