Cansancio: síntoma habitual en el embarazo

Todas las mujeres viven el embarazo de manera muy distinta. Sin embargo, un síntoma que se da en todos los casos es el cansancio. En efecto, durante la gestación el organismo de la madre gasta mucha energía, lo cual hace inevitable que esta situación no repercuta en el resto del cuerpo.

El cansancio, aunque difícil de sobrellevar, es muy común en el embarazo. A tal punto que puede que la mujer se sienta fatigada a todas horas e incluso tenga pereza de levantarse de la cama. De todos modos, es bueno saber que este síntoma puede aliviarse adoptando ciertas prácticas o hábitos, tal como comer sano o realizar ejercicio físico.

Llevar una alimentación saludable no solamente es beneficioso para el bebé sino que también lo es para el cuerpo de la madre. Además, esto ayudará a que la futurá mamá posea un patrón de alimentación óptimo para cuando el bebé nazca.

Asimismo, es importante practicar ejercicio, procurando escoger el deporte que más se adapte a las necesidades de la embarazada, pues no hay que olvidar que permanecer activa durante esta etapa tan especial para las mujeres es sumamente beneficioso. Los ejercicios pueden complementarse con la práctica de algunas técnicas de relajación y respiración profunda.  Mantenerse en forma durante la gestación le permitirá a la madre aumentar su resistencia, reforzar la musculatura, mejorar su estado de ánimo.

Imagen:

bebesymas.com

Cómo calcular los días fértiles

Saber la fecha de ovulación amplía las probabilidades de quedarse embarazada. Claro que, para ello, es importante conocer cómo se calcula.

Tres fases componen el ciclo menstrual, que deben comenzar a contabilizarse a partir del primer día de regla:

– La fase folicular tiene una duración de dos semanas. Es la etapa en la cual uno de los folículos que alcanza la madurez da un ovocito. Al comienzo de la fase folicular es cuando aparecen las reglas.

-La ovulación se desarrolla en 24 horas. Intervienen dos hormonas, la FSH, que posibilita la maduración de los folículos, y la LH, que produce la liberación del ovocito del folículo cuando la anterior alcanza su pico de maduración. El ovocito va a través de las trompas y, en caso de no fecundarse, es evacuado, generando así la aparición de las reglas.

– La fase lútea tiene una extensión de 14 días. Durante esas dos semanas, el óvulo secreta la progesterona, hormona que se encarga de preparar la mucosa uterina para la fecundación.

Para poder realizar un cálculo de la fecha de ovulación, es necesario restar los 14 días de la fáse lútea de la media del ciclo. De este modo, por ejemplo, si los ciclos de una mujer tienen lugar cada 24 días, entonces la ovulación se producirá el día 17.

Para aumentar las probabilidades de fecundación, también es importante calcular los días fértiles. Para ello, es necesario extender el cálculo unos días antes y después de la fecha estimada. La vida del óvulo es de 24 horas y la de los espermatozoides es de hasta 4 días, lo cual da un período de aproximadamente 6 días.

A la vez, hay ciertos signos que sirven para ayudar a reconocer cuándo se está ovulando, como la temperatura corporal, que aumenta entre 3 y 5 décimas y debe tomarse antes de levantarse por la mañana,  el moco cervical, el cual se torna más claro, abundante y fluido,  y los dolores en la zona del bajo vientre, que se dan en el lado del ovario donde se produce la liberación del óvulo.

También se puede optar por comprar alguna de las pruebas de ovulación que se venden en farmacias, las cuales permiten detectar el período fértil  al simple contacto con la orina con un 90% de seguridad.

Cómo calcular los días fértiles

Saber la fecha de ovulación amplía las probabilidades de quedarse embarazada. Claro que, para ello, es importante conocer cómo se calcula.

Tres fases componen el ciclo menstrual, que deben comenzar a contabilizarse a partir del primer día de regla:

– La fase folicular tiene una duración de dos semanas. Es la etapa en la cual uno de los folículos que alcanza la madurez da un ovocito. Al comienzo de la fase folicular es cuando aparecen las reglas.

-La ovulación se desarrolla en 24 horas. Intervienen dos hormonas, la FSH, que posibilita la maduración de los folículos, y la LH, que produce la liberación del ovocito del folículo cuando la anterior alcanza su pico de maduración. El ovocito va a través de las trompas y, en caso de no fecundarse, es evacuado, generando así la aparición de las reglas.

– La fase lútea tiene una extensión de 14 días. Durante esas dos semanas, el óvulo secreta la progesterona, hormona que se encarga de preparar la mucosa uterina para la fecundación.

Para poder realizar un cálculo de la fecha de ovulación, es necesario restar los 14 días de la fáse lútea de la media del ciclo. De este modo, por ejemplo, si los ciclos de una mujer tienen lugar cada 24 días, entonces la ovulación se producirá el día 17.

Para aumentar las probabilidades de fecundación, también es importante calcular los días fértiles. Para ello, es necesario extender el cálculo unos días antes y después de la fecha estimada. La vida del óvulo es de 24 horas y la de los espermatozoides es de hasta 4 días, lo cual da un período de aproximadamente 6 días.

A la vez, hay ciertos signos que sirven para ayudar a reconocer cuándo se está ovulando, como la temperatura corporal, que aumenta entre 3 y 5 décimas y debe tomarse antes de levantarse por la mañana,  el moco cervical, el cual se torna más claro, abundante y fluido,  y los dolores en la zona del bajo vientre, que se dan en el lado del ovario donde se produce la liberación del óvulo.

También se puede optar por comprar alguna de las pruebas de ovulación que se venden en farmacias, las cuales permiten detectar el período fértil  al simple contacto con la orina con un 90% de seguridad.

Congestión nasal y gingivitis en el embarazo

Durante el embarazo, suele producirse la inflamación de las mucosas nasales y de las encías, producto de los altos niveles de progesterona.

Congestión nasal

Hay embarazadas que, a lo largo de la gestación, perciben la nariz taponada y reseca, tal como si estuvieran acatarradas. Hasta incluso pueden experimentar una pequeña hemorragia nasal. Esto se debe a la hinchazón de la mucosa nasal cuyo origen se encuentra en los elevados niveles de progesterona, una de las hormonas del embarazo. Dicha hormona ocasiona un incremento de la circulación sanguínea en la totalidad de las mucosas del cuerpo, incluyendo las membranas mucosas de la nariz, y genera una leve inflamación.

Lo ideal en estos casos es procurar evitar los ambientes secos y polvorientos, así como cuidar de no poner la calefacción demasiado alta ni abusar del aire acondicionado, sobre todo por las noches.

Para aliviar esta molestia conviene usar un humidificador. También, se puede optar por hidratar las fosas nasales aplicándose vaselina o utilizar suero fisiológico o agua salina entre tres y cuatro veces al día. En ningún caso debe utilizarse un inhalador o medicamento, excepto que se cuente con la prescripción correspondiente del ginecólogo.

De producirse una hemorragia nasal, presionar ligeramente el tabique servirá de ayuda. Es muy importante no confundir esta molestia con un catarro. Si se trata de un resfriado, la congestión nasal  irá acompañada de otros síntomas, como dolor de cabeza, fiebre y malestar general.

No hay de qué preocuparse porque esta molestia desaparece paulatinamente tras el nacimiento del bebé.

Gingivitis en el embarazo

Durante la gestación, las encías tienden a debilitarse debido a la acción de las hormonas propias del  embarazo y es común que sangren al cepillarse los dientes. Por ese motivo, es de suma importancia mantener una buena higiene bucal.

Para prevenir la aparición de gingivitis, es importante realizar visitas periódicas al dentista, además de evitar la exposición a los rayos X.

Imagen:

embarazo.cuidadoinfantil.net

Molestias más comunes en el último trimestre del embarazo

En el último trimestre de embarazo es común que la mujer sienta algunas molestias, como cansancio, dolores de espalda, dificultades para dormir o insomnio.

Las hemorroides suelen darse con frecuencia en las embarazadas. Por ese motivo, los especialistas recomiendan llevar una dieta rica en fibras para evitarlas, pues ayudará a que el funcionamiento de los intestinos sea óptimo.

La lumbalgia o, en otras palabras, los dolores de espalda son otras de las molestias que aquejan a las futuras madres. Para ello, se recomienda aplicar calor en la parte baja y central de la espalda y realizar un poco de ejercicio.

Debido a que al crecimiento de la barriga, es habitual que las mujeres que transitan la última etapa de la gestación tengan dificultades para encontrar una postura cómoda en la cama y, por ende, no puedan dormir bien. A ello se le suma  el insomnio, problema que también puede deberse a la ansiedad que experimenta la mujer ante la aproximación del parto.

Por otra parte, es normal que aparezcan problemas de encías o gingivitis. Razón por la cual, es importante consultar con el dentista periódicamente, quien verificará que la embaraza siga unos hábitos correctos de higiene bucodental.

Las palpitaciones o taquicardias son frecuentes en el último trimestre del embarazo, pues en esa etapa se incrementa el volumen en sangre. Si bien este problema no reviste gravedad, sí es necesario consultar con el médico cuando las palpitaciones sean recurrentes.

También, puede sentirse dolor de costillas debido a los movimientos del feto y el aumento de tamaño del útero. Para aliviar el dolor es necesario evitar pasar mucho tiempo sentada y probar con diferentes posturas que ayuden a estirar el tórax.

Imagen:

embarazada.com

Los cólicos son normales al comienzo del embarazo

En las semanas iniciales del embarazo, es común experimentar cierta ansiedad porque todo marche bien. Por esa razón, cualquier dolor o sensación extraña puede generar preocupación en las futuras madres. Un ejemplo de ello son los cólicos o calambres que se producen en la parte baja del vientre, los cuales pueden deberse a la implantación del embrión.

Es real que los calambres en la parte baja del vientre pueden indicar que se avecina un aborto espontáneo. Aunque también suelen producirse cuando el embrión  se implanta en las paredes del útero. En efecto, los cólicos de implantación generalmente aparecen entre 6 y 12 días posteriores a la concepción y pueden ir acompañados por un leve sangrado.

Es importante señalar que no todas las embarazadas sufren estos cólicos, por lo que la no presencia de los mismos no es motivo de preocupación. Aquellas que sí los sienten, deben saber que éstos no duran más de dos días.

En caso que los cólicos sean severos y generen molestias por varios días, es necesario consultar con el médico para descartar la existencia de cualquier otro problema con el embarazo, pues también pueden ser síntoma de aborto espontáneo, embarazo ectópico (cuando el embrión se desarrolla fuera del útero), o embarazo molar (cuando un óvulo fecundado no se desarrolla como un embrión normal).

Imagen:

síntomasdeembarazoprimerosdias.com

Las embarazadas que trabajan muchas horas de pie tienden a tener bebés con una cabeza más pequeña

Un grupo de investigadores de la Universidad de Erasmo, en Rótterdam, llegó a la conclusión de que las mujeres que permanecen muchas horas de pie y trabajan a tiempo completo son más proclives a tener bebés con una cabeza más pequeña.

Es cierto que las embarazadas solamente ansían descansar y estar tranquilas, debido a los cambios por los que atraviesa su cuerpo. No obstante, las necesidades económicas les impiden a las futuras mamás descansar el tiempo que necesitan. Inclusiva, algunas deben trabajar muchas horas diarias hasta antes del parto, lo cual en muchos casos supone permanecer de pie demasiado tiempo.

Independientemente del agotamiento, pasar mucho tiempo de pie o trabajar más de 40 horas semanales durante la gestación podría relacionarse con el hecho de que los bebés nazcan con una cabeza de un tamaño inferior que lo normal.

Para el estudio, los expertos se dedicaron a analizar los datos de la situación laboral de unas 4.600 embarazadas. Mediante la investigación, los especialistas holandeses descubrieron que los bebés de aquellas mujeres que durante el embarazo se desempeñaban como docentes, trabajaban en el área de ventas o en guarderías y que, por ende, pasaron muchas horas de pie, nacieron con la cabeza un 3% más pequeña en comparación con los pequeños de las mujeres que realizaban otro tipo de trabajo. De todos modos, los investigadores señalaron que este hallazgo no detalla de qué forma esta situación puede llegar a afectar el desarrollo del bebé a futuro, aunque afirmaron que las facultades cognitivas pueden ser menos favorables.

Imagen:

saludintegraldelamujer.com

Las mujeres nacidas prematuras tienen más riesgo de presentar complicaciones en su embarazo

Es sabido que la salud de la madre influye de manera directa en el desarrollo de su bebé durante el embarazo. De modo que todo lo que ella sienta o haga, como la actividad física, el ritmo de trabajo, las horas de descanso, la alimentación, etc, inciden en la gestación. Pero recientemente surgió un dato que hasta el momento se desconocía, y es que la gestación puede verse afectada si la madre nació prematura. De hecho, un estudio realizado por científicos canadienses demostró la existencia de una relación entre ambos factores.

Según el estudio desarrollado por la Universidad de Montreal,  las mujeres que nacieron prematuras poseen más chances de presentar complicaciones en el embarazo, tales como hipertensión, diabetes gestacional, hipertensión, preeclampsia o eclampsia. Para ser más concretos, el riesgo de que surjan complicaciones en el embarazo se eleva en aquellas mujeres que nacieron antes de las 32 semanas de gestación.

Los investigadores arribaron a esta conclusión tras analizar aproximadamente a 7.000 mujeres nacidas prematuramente y a poco más de 16.000 mujeres que nacieron a término entre 1976 y 1995 en Québec, Canadá. De acuerdo a lo que pudieron observar los expertos, solamente el 12% de las mujeres nacidas a término sufrieron complicaciones en su embarazo. Mientras que más del 13% de las que nacieron entre las 32 y 36 semanas de gestación y alrededor del 20% de las nacidas previo a la semana 32, presentaron problemas durante su embarazo.

Asimismo, se comprobó que aquellas que nacieron pequeñas para su edad gestacional, independientemente de si fueron prematuras o no, también tuvieron un riesgo mayor de tener efectos negativos durante el embarazo.

Imagen:

clker.com

Los hijos de madres obesas pasan más horas mirando la televisión

Las madres que padecen problemas de obesidad tienden a intentar calmar y entretener a sus hijos sentándolos frente la televisión, en especial cuando se encuentran irritados o inquietos. De esta manera, los niños se vuelven sedentarios y, por consiguiente, más propensos a ser obesos. Esta información se desprende de un estudio reciente, el cual fue realizado por expertos de la Universidad de Carolina del Norte, en los Estados Unidos.

Para la investigación fueron evaluadas unas 217 madres junto a sus bebés, todos de  raza negra y de bajos recursos económicos, residentes en el centro de Carolina del Norte. El equipo de investigadores visitó a las madres a los 3, 6, 9, 12 y a los 18 meses de haber nacido sus bebés, con el propósito de establecer la cantidad de horas que los hacían pasar frente a la televisión y el comportamiento que los niños presentaban.

Las mujeres debieron contestar preguntas acerca del uso que le daban a la televisión, cuántas horas pasaban sus bebés mirándola y si encendían el aparato en el cuarto de los pequeños o durante las comidas. Asimismo, se les preguntó sobre el ánimo, las actividades y el grado de nerviosismo de sus hijos. Así, los expertos consiguieron demostrar que las madres obesas fueron las que más horas exponían a sus hijos a la televisión cada vez que éstos se mostraban inquietos o irritables.  En concreto, el 40% de los pequeños de 1 año  pasaban en promedio unas 3 horas diarias viendo televisión. Dato preocupante, por cierto, ya que al alimentar a los niños frente al televisor puede limitar la capacidad de las madres de percibir las señales de los pequeños cuando ya no tienen hambre.

Semana Mundial de la Lactancia Materna: Revaloricemos la cultura de amamantar

Aprovechando la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que tiene lugar entre el 1 y el 8 de agosto, es importante subrayar que esta práctica tan natural no sólo es beneficiosa para la salud del bebé y la mamá, independientemente del tiempo por el que se pueda prolongar, sino que además es una excelente manera para afianzar el vínculo entre las madres y sus pequeños.

Amamantar es un acto muy íntimo. Siglos atrás, dicha práctica se “heredaba” pues, como no había otra manera de alimentar a los niños, ninguna mujer necesitaba aprender a dar el pecho ya que todas crecían viendo cómo se hacía. Incluso, al convertirse en madres, recibían el apoyo de las mujeres mayores de su familia o comunidad. Sin embargo, la situación actual es muy diferente. En las ciudades, las madres deben enfrentar retos mayores. Es bastante factible que un buen númmero de las mujeres que hoy se encuentran en edad reproductiva, no hayan visto más que en contadas ocasiones a otra mujer dándole el pecho a su bebé, puesto que muchas de ellas son hijas de la generación en la que amamantar no era la norma.

En las últimas décadas, hemos visto como ha crecido la oferta de leche de fórmula y mamaderas, entre otros accesorios, lo cual contribuyó en gran medida a que se fuera perdiendo cada vez más la cultura del amamantamiento.

Debido a la falta de referentes, la existencia de mitos como “mi leche no lo alimenta” o “hay que amamantar al bebé cada tres horas” y hasta el hecho de contar con información errónea, las madres de hoy suelen encontrar diveras dificultades al poner a sus bebés al pecho. Las dudas, la angustia o el dolor físico, pueden llegar a interferir e incluso llevar a renunciar al acto de amamantar.

Por todo esto, es fundamental revalorizar la cultura de la lactancia, tal como lo hacen los grupos de apoyo que son promovidos por distintas organizaciones en todo el mundo, para que el amamantamiento vuelva a convertirse en norma. No hay que olvidar que la leche materna es el mejor alimento para los bebés.

Imagen:

stopenlinea.com.ar