Calidad de la alimentación en el embarazo

En el imaginario popular de las embarazadas, ronda la idea de que hay que comer el doble, pues un nuevo ser se aloja en su cuerpo. Pero en verdad, la cantidad no garantiza la calidad de lo que se come, de modo que es preciso observar muy bien qué es lo que se elige para alimentarse, más allá de las cantidades.
Más allá de que el cuerpo necesitará aproximadamente 300 calorías diarias adicionales, sobre todo en el último trimestre de la gestación, estas tienen que proceder de alimentos nutritivos y básicos para el desarrollo del bebé.
Lo que se consume se encuentra íntimamente ligado al desarrollo  pequeño, por lo que es muy importante respetar las indicaciones del médico.
En efecto, tanto el hierro como el calcio son básicos, y deberá consumirse en una dosis prescripta por el profesional médico para que el bebé pueda contar con qué abastecerse y no tomarlos de las reservas de la madre.
Para que el bebé pueda desarrollarse de forma adecuada, son necesarias  proteínas, vitaminas, minerales y carbohidratos.
En el caso de las proteínas, vitales para el crecimiento, las encontramos en alimentos como la carne, pescado, pollo y huevos.
Por su parte, los carbohidratos, que están presentes en pan, cereales, papas y arroz,  resultan esenciales para la energía.
Mientras que el hierro, que es básico para la producción de glóbulos rojos, se encuentra en alimentos tales como las lentejas, las carnes rojas y espinacas. En tanto que las vitaminas se hallan en todas las verduras y frutas.
Por último, es fundamental beber mucha agua y seguir a rajatabla las indicaciones del médico.

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Técnica experimental para el diagnóstico precoz del fracaso escolar en los bebés

El Hospital Clínic de Barcelona dio a conocer una novedosa técnica que da la posibilidad de diagnosticar el cerebro de un recién nacido para verificar si se ha desarrollado de forma adecuada durante el embarazo. Es una técnica experimental que consigue identificar aquellos cerebros que aparentan ser normales pero que en verdad poseen ciertas deficiencias, producidas en el desarrollo durante la gestación. En fin, lo que esta nueva técnica permite es hacer un diagnóstico precoz del fracaso escolar en bebés.
Luego de identificar las deficiencias, es posible emprender un plan de estimulación precoz a lo largo de los primeros 2 años de vida del pequeño, lo cual permitirá al cerebro, que continúa en proceso de desarrollo, corregir tales errores, reduciendo de ese modo la posibilidad de fracaso escolar.
De todas formas, los especialistas afirman que los casos graves de desarrollo neurológico son bastante fáciles de detectar en comparación con los casos leves, que son más frecuentes y más complicados de detectar.
Las deficiencias leves en el desarrollo neuronal se originan por una placenta mal implantada en el útero, a sabiendas de que es el medio por el que se alimenta el bebé, que hace que no reciba los nutrientes necesarios, limitando así el crecimiento y desarrollo neuronal  del bebé en el último trimestre del embarazo. En tal sentido, los expertos confían que una proporción de los bebés que nacen prematuros, con bajo peso, se encuentran afectados y, por consiguiente, correrían un riesgo mayor de sufrir fracaso escolar en el futuro.
A ello se le debe agregar que estos pequeños  correrían mayor riesgo de padecer trastornos de atención, además de problemas para relacionarse socialmente, carácter irritable, etc, problemas que con esta nueva técnica podrían evitarse o  reducirse aunque más no sea un poco.
Vale aclarar que la técnica aún está en etapa experimental, por lo que no se encuentra lista para ser usada rutinariamente en los hospitales y centros de atención. Cuando ello ocurra, sólo se le aplicará a los bebés que han nacido con bajo peso, es decir que pesen menos de 2,5 kilos en la semana 38 del embarazo, 2,7 kilos si nacen en la 40 y a todos los bebés prematuros nacidos en la semana 32 de la gestación.

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La diabetes gestacional aumenta los riesgos de malformaciones congénitas en el bebé

Según nuevos hallazgos, la diabetes gestacional aumenta de manera notable el riesgo de malformaciones congénitas en el bebé. Por lo que resulta necesario que, antes de pensar en quedarse embarazada, las mujeres con glucosa alta, de entre 150 o 160 miligramos de glucosa en sangre, e incluso aquellas que posean antecedentes familiares pero aún no padezcan  la enfermedad, tienen que realizarse todos los controles y mantenerse bajo vigilancia médica.
En el marco del “Día Mundial de la Diabetes, la Coordinación de Prevención y Atención a la Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tabasco, señaló que existen tres tipos de pacientes diabéticos: tipo uno, las mujeres que necesitan la insulina de forma permanente; tipo dos, aquellas que no necesitan  insulina y controlan la enfermedad con una dieta equilibrada y medicamentos; y  tipo tres, las que padecen diabetes gestacional, la cual desaparece luego del alumbramiento.
La embarazada que posee diabetes gestacional presenta un incremento en los valores normales de glucosa en sangre debido generalmente a la influencia de factores negativos como es el caso de la obesidad, los malos hábitos o los antecedentes de diabetes en la familia que predisponen a la mujer a padecer dicho cuadro. Normalmente, el problema se soluciona al término del embarazo, aunque algunas mujeres desarrollan una forma de diabetes para el resto de su vida. La diabetes gestacional, al igual que la diabetes tipo dos, produce presión alta e hinchazón, así como la eliminación de proteínas por la orina, provocando en algunos casos preeclampsia y frecuentes infecciones urinarias, por lo que en la gran mayoría de los casos debe incurrirse al parto po  cesárea. Si durante la gestación la glucosa aumenta, las madres corren grandes riesgos de tener bebés con malformaciones congénitas.
De manera que lo mejor es siempre estar informada y actuar con cautela, además de realizarse los estudios y controles pertinentes para poder precisar si existe alguna predisposición en la mujer de desarrollar diabetes por antecedentes clínicos o si ya ha tenido otros hijos con malformaciones congénitas.

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Tomar antiinflamatorios en el embarazo incrementa el riesgo de aborto espontáneo

Decir que tomar medicamentos durante el embarazo es un tanto arriesgado, es algo de público conocimiento, puesto que lo que toma la madre, en cierto modo, también lo toma el feto, por lo que al momento de tomar una medicación se deben medir los riesgos y los beneficios.
Por distintas razones, como pueden ser el estrés y el sedentarismo, por mencionar algunas, muchas mujeres sienten dolores y contracturas que normalmente se alivian con antiinflamatorios.
Según un estudio publicado en el “Canadian Medical Association Journal”, se ha revelado que el riesgo de aborto involuntario aumenta a 2,4 veces en aquellas mujeres que tomaron antiinflamatorios no esteroideos (AINE) durante el primer trimestre del embarazo.
Los AINE más conocidos son el Ibuprofeno y el Diclofenaco (Voltaren), dos antiinflamatorios que más suelen tomar las mujeres al comienzo de la gestación, especialmente debido a que no en todos los casos la mujer sabe que está embarazada al momento de medicarse.
Para la realización del estudio, se han analizado 4.705 casos de aborto espontáneo hasta la semana 20 de embarazo, observándose que  las mujeres habían tomado AINEs en 352 casos.
Estos casos fueron comparados con 47.050 casos de mujeres que habían sido madres y se verificó que 1.213  habían tomado antiinflamatorios.
De acuerdo al estudio, el mayor riesgo para el embarazo fue observado en mujeres que habían tomado Diclofenaco. Además de aumentar el riesgo de malformaciones congénitas, el uso de AINE en el embarazo temprano aumenta el riesgo de aborto espontáneo, de modo que los AINE deben ser utilizados con mucho cuidado durante la gestación, haciéndolo siempre bajo prescripción médica.
De ahí que lo único que suele recetarse a una mujer embarazada es el Paracetamol, que no es antiinflamatorio y que se da cada vez con más reservas debido a la posible asociación con el asma en el bebé.
Ante la menor duda de estar embarazada, deben evitarse tomar antiinflamatorios y recurrir a una consulta con un especialista. Lo importante es no automedicarse.

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El ácido fólico evita en un 70% los casos de espina bífida

Tomar ácido fólico, antes y durante la gestación, evita en un 70% los casos de espina bífida, la cual representa la segunda causa de discapacidad física infantil luego de la parálisis cerebral.
El ácido fólico es una vitamina que resulta fundamental para la prevención de los defectos del tubo neural, una anomalía que puede producir defectos tanto en el cerebro como en la médula espinal.
La dosis de ácido fólico que se recomienda es de 0,4 mg/día durante los tres meses previos y los tres posteriores al embarazo, dosis que se debe multiplicar por diez en caso que la madre cuente con antecedentes. Al producirse la malformación durante las primeras semanas de la gestación, es aconsejable que el organismo disponga de las reservas de ácido fólico que se necesitan para prevenir anomalías, puesto que el tubo neural se forma antes de que la mayoría de las mujeres sepan que están embarazadas.
La espina bífida constituye una anomalía que se produce en el primer mes de embarazo a causa de que uno o varios arcos vertebrales posteriores no han fusionado quedando la médula espinal sin protección ósea.
Dicha anomalía, por lo general, va acompañada de hidrocefalia, provocando la pérdida de fuerza y de sensibilidad en los miembros inferiores, además de alteraciones en el control de esfínteres.
Si bien la causa principal de la espina bífida es la deficiencia de ácido fólico, a pesar de que en un cinco por ciento de los casos se desconoce su causa.
El ácido fólico, a su vez,  previene el labio leporino y  retrasos en el lenguaje del bebé.

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Efectos de los cambios hormonales durante la gestación

Durante el embarazo, las mujeres experimentamos muchos cambios físicos, al margen del crecimiento de la panza según pasan las semanas. El embarazo afecta a la piel, además del cabello y las uñas. En esos casos, lo más conveniente es consultar con un especialista para que pueda explicarle a la futura mamá a qué se deben tales cambios.
Uno de los problemas más frecuentes es la presencia excesiva de vellos, que recibe el nombre de hirsutismo. Todo se debe a los cambios hormonales, por los cuales puede  que te salgan vellos en el rostro y el pecho, tal como si fueras hombre. Lo bueno es que esto se soluciona alrededor de seis meses después de dar a luz. En el caso de que el problema te resulte muy molesto, puedes consultar a un médico para ver cuál es la mejor manera de disimular la vellosidad, puesto que hay métodos que son necesarios evitar durante la gestación.
También, puede ocurrir que luego del parto la mujer empieza a sufrir la pérdida del cabello. Pero no hay que alarmarse, ya que ello debería resolverse cuando el bebé tenga entre 6 y 12 semanas de vida. Esto es producto de un fenómeno denominado telogen effluvium, que hace que a la mujer se le caiga parte de los cabellos que están en la fase de descanso, en el ciclo de crecimiento del vello mientras estaba embarazada. De modo que después de la gestación, esos pelos se pondrán más finos y se empezarán a caer.
Las uñas quebradizas es otro de los signos del embarazo. Aunque una vez que las hormonas se normalizan, las uñas recuperan su condición normal.
Por lo que a no desesperarse, si bien el embarazo implica muchos cambios en las mujeres, éstos sólo son momentáneos. Con la llegada del bebé, desaparecerán gradualmente.

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El uso de faja durante el embarazo

Durante el embarazo, el cuerpo de las mujeres empieza a cambiar en distintas formas y el vientre comienza a ser más prominente con el crecimiento del bebé. A veces, suele ocurrir que la embarazada padezca dolores de espalda y de pelvis, debido a que su cuerpo está cargando un peso al que no se encontraba acostumbrado, y ejerce presión en los músculos de esa zona. Para calmar un poco dicho dolor, es recomendable usar una faja que ayude a cargar el peso del bebé durante la gestación.
Estos dolores no inciden para nada en el bebé, y se los puede aliviar mediante el uso de una faja para embarazadas. Las fajas levantan un poco la panza cuando se encuentra demasiado baja y ayudan a tener una correcta posición en relación a la columna.
Para colocarse la faja, hay que hacerlo acostada en la cama de espaldas,  pues de ese modo se podrá acomodar mejor y soportará mejor el peso de la panza al ponerse de pie.
Hay distintos tipos de fajas, algunas son fajas pélvicas que rodean las caderas y existen otras más completas que cubren toda la panza. Lo más conveniente es probarlas antes de proceder a comprarlas y elegir la que se ajuste de forma más cómoda.
De este modo, a la hora de ir a comprar una faja es preciso tener en cuenta que no tiene que ser  ni muy alta ni muy estrecha, debe cubrir bien las caderas, y las costuras deben ser reforzadas en el medio y a los lados.
Luego del parto, lo más conveniente es continuar utilizando una faja pero en este caso para favorecer la pronta recuperación de la figura de la mujer.

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Un nuevo estudio permite conocer el sexo del bebé en la octava semana de gestación

Los padres podrán conocer el sexo del bebé en la octava semana de gestación, sin tener que esperar como ocurría hasta el momento a la vigésima. Incluso, se podrá realizar el diagnóstico de enfermedades, tales como la hemofilia o la distrofia muscular, con solo una muestra de sangre de la madre que presenta ADN del futuro bebé.
Este avance de la ciencia tuvo lugar gracias a las investigaciones llevadas a cabo por el laboratorio Lorgen en conjunto con el Hospital Materno Infantil Virgen de las Nieves de Granada y la Fundación para la Investigación Biosanitaria (FIBAO). De este modo, es posible saber a los dos meses de embarazo el sexo del futuro bebé,  con una fiabilidad superior al 98%, con mayor exactitud que la ecografía.
Hasta ahora el diagnóstico prenatal precisaba esperar hasta la vigésima semana del embarazo, recurriendo a la ecografía o a la toma de células fetales mediante métodos invasivos, como la biopsia y la cordocentesis, los cuales pueden suponer algunos riesgos al introducirse en la placenta.
Las nuevas pruebas, como no emplean técnicas invasivas sino sólo una muestra de sangre, no implican ningún peligro para la embarazada y el feto.
La cuestión de contar con el ADN del feto abre la puerta a otros análisis genéticos, para el diagnóstico de otras enfermedades y la prevención de una serie de problemas durante la gestación.
En el caso de que la familia posea antecedentes de enfermedades monogénicas y que, por consiguiente, la madre requiera de ciertos cuidados y atención especial durante el embarazo, el Servicio Nacional de Salud cubre el coste de las pruebas.
En tanto que si lo que se pretende es conocer el sexo del bebé sin esperar a la semana 20 o apelar a técnicas invasivas, la madre tiene que acudir a un laboratorio de análisis clínicos o una clínica ginecológica para la extracción de una muestra de sangre, la cual será enviada a Laboratorios Lorgen, teniendo acceso a los resultados en un plazo de 48 horas. Vale aclarar que, en este caso, el coste de las pruebas será de entre 120 y 130 euros.

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Cuidado de la salud bucal en el embarazo

El embarazo constituye un periodo de importantes cambios hormonales y el incremento de fluido sanguíneo. Tales cambios aumentan el riesgo de la aparición de caries y sangrado de encías (gingivitis).
Teniendo en cuenta estos datos, para lucir tu mejor sonrisa durante el embarazo lo más indicado es cepillar tus dientes luego de cada comida. Para ello, usa un cepillo de cerdas finas y pasta dental con fluoruro. También, es necesario limpiar bien la lengua y emplear hilo dental, como forma de prevenir la gingivitis.
Si precisas realizarte algún tratamiento dental, lo más conveniente es que lo hagas antes de buscar un embarazo. Pero en el caso de que ya estés esperando un  bebé, es recomendable esperar a llegar al cuarto mes, puesto que los primeros tres meses son los de mayor importancia para el desarrollo del niño y las posibilidades de presentar complicaciones es más alta.
De todos modos, se recomienda visitar de forma periódica al dentista por lo menos una vez durante el periodo de gestación y otra tras el parto, aunque no presentes ningún tipo de afección bucodental.
En tanto que si tus encías se encuentran inflamadas y supuran o posees la sensación de que se te mueven los dientes, acude con rapidez al odontólogo, porque podrían tratarse de síntomas que indiquen la presencia de un problema periodontal.
Por otro lado, para cuidar la salud de tus dientes, la alimentación es fundamental. En tal sentido, es preciso evita ingerir azúcar, ya que su alto consumo hace que la placa dental se torne más agresiva y que se produzcan ácidos que atacan al esmalte y ocasionan caries.
Es muy importante tener en cuenta que las encías representan tejidos extremadamente sensibles a los cambios hormonales, que podrían acarrear diversas situaciones que inclusive podrían conllevar la pérdida de las piezas dentarias.

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