Hiperamonemia congénita

La hiperamonemia es una enfermedad que se produce cuando un bebé nace con altas concentraciones de amonio en el torrente sanguíneo, lo cual puede llegar a ser muy grave para su crecimiento y buen estado salud. De modo que resulta de gran importancia poder realizar un diagnóstico del problema a tiempo, por lo que es necesario prestar atención a la operación de síntomas específicos, como la diarrea, convulsiones y el vómito, por mencionar algunos.
Las altas concentraciones de amonio en la sangre, se originan cuando dicho componente no es eliminado del cuerpo mediante la orina. En caso de no realizarse una detección precoz,  puede ocasionar daños irreparables en el sistema nervioso central, a causa de su elevado nivel de toxicidad.
Si no se somete al pequeño a un tratamiento inmediato, puede llegar a sufrir secuelas neurológicas severas e irreversibles, las cuales pueden derivar en discapacidad tanto intelectual como motora. Es importante saber que la mayor parte de estos trastornos  neurológicos, ocurren por la exposición del organismo de los bebés al amonio. Por ese motivo, es importante verificar a tiempo los niveles de amonio, los cuales de ser elevados harán necesario realizar un control del bebé a través de distintos procedimientos.
Según los especialistas, uno de cada 25 mil recién nacidos posee un riesgo alto de sufrir de hiperamonemia congénita, pudiendo llegar a ser fatal en algunos casos. De ahí la necesidad de estar atento a la aparición de los síntomas, pues solo de ese modo se podrá actuar y tratar de inmeditato, para poder prevenir las secuelas a largo plazo y aumentar la esperanza de vida en los bebés afectados por esta enfermedad.

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Los niños con trastornos del sueño tienden a desarrollar problemas de conducta

Hay una gran cantidad de niños que roncan cuando duermen, lo cual puede denotar la existencia de un problema, aunque esta situación suele ser desconocida por los padres. En estos casos, es necesario hacer una consulta con el médico, porque el roncar de manera intensa y constante en la niñez puede estar intrínsecamente relacionado con problemas de conducta en los pequeños que están en edad de preescolar, como pueden ser deficit de atención, hiperactividad, etc.
Dicha afirmación, se desprende de un estudio realizado por científicos estadounidenses del Hospital Médico Infantil de Cincinnati, dirigidos por el Dr. Dean Beebe. Los especialistas concuerdan que los ronquidos indican un problema de fondo, que incluye desde la falta de atención e hiperactividad, hasta depresión durante la etapa de la infancia, los cuales constituyen problemas que influyen directamente en el desarrollo de los niños.
Para arribar a dicha conclusión, los científicos efectuaron una investigación, que incluyó la observación de 249 niños, sobre los cuales fueron sus propias madres quienes debieron responder a cuestionarios acerca de la naturaleza del sueño de los pequeños, así como de su comportamiento durante el resto del día.
Los resultados han logrado revelar que los niños de entre los dos y los tres años que roncan de manera fuerte, al menos dos veces a la semana, presentaban mayores problemas de conducta en contraste con aquellos niños que no roncaban al dormir.
Entre los principales factores que producen los ronquidos se encuentran un bajo nivel socioeconómico además de la falta de la lactancia materna, ya sea total o por un breve período. De modo que los ronquidos fuertes, que se prolongan a través del tiempo, no pueden ser considerados normales, volviéndose necesario consultar con un pediatra puesto que existen tratamientos que permiten solucionar este problema. 

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La depresión prenatal aumentaría el riesgo de parto prematuro

Durante el embarazo, los sentimientos que experimenta la mujer inciden de manera directa sobre el bebé. Por eso, es importante que en esa etapa la madre se sienta contenida, por el bien de su salud, tanto física como mental, y la de su hijo. Asimismo, ciertos factores como  la depresión en el embarazo también influyen sobre el pequeño, incluso según un estudio realizado recientemente, la depresión incrementa el riesgo de parto prematuro.
Aquellas embarazadas que presentan claros síntomas de depresión, son propensas a tener un parto pretérmino, lo cual puede acarrear una serie de complicaciones. 
De la investigación participaron unas 14.000 mujeres embarazadas, en base a las cuales se logró descubrir que las que presentaban un cuadro de depresión tuvieron más partos prematuros, en comparación con el resto de las que participaron del estudio.
De todos modos, los investigadores aún no pudieron encontrar el efecto real que posee la depresión durante la gestación.
Durante la realización del estudio, para el cual se han contemplado factores tales como la edad de las madres así como su etnia, se comprobó que la depresión durante el embarazo aumenta considerablemente el riesgo de que el parto se adelante. No obstante, hay ciertas variables, como el estilo de vida, la ingesta de alcohol, la adicción al tabaco durante el embarazo, y el peso corporal de la mujer previo a la concepción, que si bien no se han podido determinar también pueden influir para que se produzcan partos prematuros.
Los especialistas no han podido precisar todavía si existe algún tratamiento de terapia antidepresiva que pueda revertir los datos obtenidos en la investigación.
De manera que las mamás que sufren de depresión prenatal deben estar atentas a síntomas tales como presión en la zona de la pelvis,  calambres, sangrado vaginal y dolores intensos, pues éstos podrían estar indicando el desencadenamiento de un parto prematuro.

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Síndrome de inestabilidad pelviana

Durante el embarazo, puede ocurrir que la pelvis se vuelva inestable, lo que produce una sobrecarga en los ligamentos y la consecuente aparición de dolor en la madre.
En un comienzo, las molestias se sienten ligeramente en la parte del pubis y el coxis al realizar determinados movimientos, como sentarse, subir y bajar del auto, subir escaleras, etc. Pero a medida que la gestación avanza, se suelen intensificar, pudiendo llegar al extremo de hacer que las madres arrastren los pies al caminar o necesiten trasladarse en una silla de ruedas.
Si bien los dolores de espalda o piernas son muy comunes en las embarazadas, éstos pueden agudizarse hasta impedirles que lleven una vida normal. Es en estos casos cuando se habla del síndrome de inestabilidad pelviana, lo cual requiere de una consulta con el médico para que indique el tratamiento a seguir.
Es necesario identificar cuáles son los movimientos que mayores molestias ocasionan, eso permite corregir las posturas y aliviar el dolor.
Existen algunas recomendaciones para las embarazadas que sufren del síndrome de inestabilidad pelviana, como dar pasos pequeños al andar, para evitar tener que arrastrar los pies; doblar las rodillas cuando se está de pie, separar las piernas al sentarse, doblar las rodillas y conservar la espalda derecha al agacharse y evitar los movimientos asimétricos.
Para prevenir la inestabilidad de la pelvis, hay ciertos hábitos que se aconseja adoptar, como usar faja para sujetar el vientre y mantener firme la pelvis, moverse correctamente, no permanecer mucho tiempo sentada o inactiva y tomar vitamina C  para favorecer la elasticidad y reducir la inflamación de las articulaciones.

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El insomnio en los niños

De acuerdo a un estudio, realizado por investigadores del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, el 30 por ciento de los niños, de entre 6 meses y 3 años de edad, tienen problemas de insomnio, generados mayormente por deficiencias en la enseñanza brindada por los padres acerca del hábito del buen sueño y el descanso.
Dicho hospita,l cuenta con una Unidad del Sueño, en la que son atendidos cada año aproximadamente unos 300 niños que presentan toda clase de efectos en su estado de salud a causa del insomnio. Este trastorno del sueño puede presentarse a temprana edad y prolongarse durante la infancia, influyendo de manera negativa  en el desarrollo de los pequeños.
En la mayoría de los casos, las consecuencias provocadas por el insomnio en el proceso de crecimiento se pueden resolver a través de un simple tratamiento, aunque hay casos en los que se requiere la asistencia de especialistas neurofisiológicos para evaluar cuál es la causa que genera insomnio en los niños.
Vale aclarar que el insomnio puede acarrear complicaciones tales como alteraciones en el comportamiento y la conducta del niño, retrasos leves y graves, trastornos de aprendizaje, dolores de cabeza, entre otros. Pero fundamentalmente, cuando este trastorno se prolonga en el tiempo, puede ocasionar una desetabilización en el seno familiar, ya que no sólo no duermen los pequeños sino que tampoco pueden hacerlo los padres.
Generalmente, los niños que sufren de este trastorno del sueño no logran dormir de manera natural, despertándose repetidas veces por las noches, al tiempo que precisan de ayuda para conciliar el sueño puesto que se hallan vigilantes todo el tiempo.
En la mayoría de los casos, los médicos suelen indicar  el empleo de medicina farmacológica para ayudar a que los niños puedan conciliar el sueño y dormir sin  interrupciones, para de ese modo ir formando un hábito saludable de descanso.
De todas maneras, los especialistas aconsejan, entre otras cosas, establecer horarios fijos para acostarse, evitar el consumo de dulces o refrescos azucarados al final del día y bañarse antes de ir a la cama.

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El hábito de comer tierra en los niños

Hay una etapa en la que los niños se llevan cada cosa que encuentran a la boca, pues esa es la manera que tienen de explorar e interpretar lo que los rodea. Aunque, a veces, hay bebés que suelen consumir determinadas cosas, lo cual puede llegar a demostrar la existencia de algún  trastorno alimentario, tal como sucede con la Pica, que consiste en el impulso que tienen ciertos niños de comer tierra.
Los bebés que presentan este tipo de problema por lo general suelen tener cierta preferencia por comer tierra, aunque incluso pueden llegar a comer jabón, arcilla, arena, tiza y hasta excremento de animales.
Cuando el problema perdura por más de un mes, volviéndose algo progesivo, se considera que se trata de la Pica, un trastorno alimentario que afecta entre el 10% y el 32% de los niños, con edades compendidas entre 1 y 6 años.
Muchos son los motivos que pueden suscitar la aparición de este problema, como una  alimentación inspropiada en el pequeño, falta de nutrientes, vitaminas  u oligoelemento. Pero en una gran cantidad de casos, sólo se trata de la etapa de exploración por la que pasan comúnmente los bebés.
De todos modos, más allá del motivo que lo origine, se trata de un problema que requiere ser solucionado pues el consumo de tierra le puede provocar al bebé trastornos estomacales y digestivos, y hasta corren peligro de ingerir elementos tóxicos, como los metales pesados que se pueden encontrar en la tierra.
Al identificar esos malos hábitos en los pequeños, es necesario consultar con un médico para que establezca si se trata de alguna falta de vitaminas o minerales, debido a que dicho comportamiento puede ser ocasionado por desnutrición, anemia o insuficiencia de algún elemento vital para el organismo. El tratamiento se debe complementar con una terapia conductual, para enseñarle al niño que existen cosas que se no deben comer y así corregir su conducta.
Por lo general, la Pica suele desaparecer espontáneamente en torno a los 6 años de edad, momento en que el pequeño comienza a ser más sociable. Aunque en aquellos casos en los que la práctica de comer tierra esté relacionado a un problema de desarrollo, ésta puede extenderse hasta la adolescencia e incluso la adultez.

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Blefaritis escamosa en los niños

Una de las patologías que afecta a los niños es la blefaritis, la cual consiste en la inflamación de los tejidos que conforman los párpados, pudiendo llegar a producir desde una simple molestia hasta efectos graves sobre la visión.
Los niños con blefaritis suelen tener los párpados irritados e inflamados. Incluso, durante la mañana, tales síntomas pueden ser acompañados por costras parecidas a las legañas. Por eso, esta patología es conocida como blefaritis escamosa.
La blefaritis suele relacionarse con la dermatitis seborreica, pero también producirse  por una infección bacteriana o una alergia.
La enfermedad se caracteriza por la producción excesiva de aceite de las glándulas que están ubicadas en el margen palpebral, cerca de los párpados. Ese aceite funciona como una especie de lubricante para la superficie del ojo y el interior de los párpados. Cuando se padece blefaritis, las glándulas se obstruyen y la grasa producida por ellas se va estancando generando ácidos grasos que irritan el ojo, aunque los síntomas más visibles suelen apreciarse en la zona de los párpados.
Por su parte, la blefaritis alérgica generalmente es provocada por el contacto con determinados productos cosméticos o ciertas sustancias que se introducen en los ojos a través del contacto con las manos. Debido a que los niños acostumbran frotarse los ojos, resulta fundamental cuidar la higiene de sus manos. Al mismo tiempo, los colirios, medicamentos o pomadas, también pueden ser causa de blefalitis, aunque esto no se da tan frecuentemente.
El tratamiento en los más pequeños suele consistir en una limpieza de la base de las pestañas con agua tibia y, en algunos casos, con un champú especial. De todos modos, si el pequeño experimenta alguno de estos síntomas es importante consultar con el especialista, para comenzar cuanto antes el tratamiento. 

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Infección urinaria, diagnóstico y cuidados

La infección urinaria es muy común en los niños. Se trata de una infección localizada ya sea en los riñones, la pelvis renal, los uréteres, la vejiga o la uretra, cuya detección y tratamiento es muy importante puesto que de no tratarse podría ocasionar daños serios en el riñón del pequeño.
Uno de los factores fundamentales que determina la aparición de las infecciones urinarias es el relacionado con los hábitos de higiene que la mamá tenga con su hijo, es decir, las veces en que se les cambia el pañal y la forma de aseo de los genitales, puesto que es muy fácil que los gérmenes que se hallan en las heces lleguen a la vejiga. Por ese motivo, hay que cambiarle con frecuencia los pañales al bebé.
Además del llanto continuo, falta de apetito, fiebre y vómitos, los niños que tienen infección urinaria generalmente presentan ictericia (coloración amarillenta de la piel), palidez y olor fuerte en la orina, entre otros síntomas.
Si además de ello, padece decaimiento o exhibe pérdida de peso, es necesario acudir con el niño al pediatra, para que le recete los antibióticos necesarios y realizarle las pruebas de rigor.
De manera que para combatir las infecciones básicamente es necesario darle el pecho al bebé a demanda, pues la lactancia materna ayuda a aumentar las defensas del organismo; no ponerle prendas que le puedan irritar, cambiarle con frecuencia el pañal.
Siempre ante la menor duda de infección se debe recurrir con prontitud al médico.

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La importancia de la prueba del talón en el recién nacido

La prueba del talón en los recién nacidos, a través de la cual se extrae sangre del talón de los pequeños, permite la detección de enfermedades endocrino metabólicas congénitas.
La primera prueba del talón es realizada a las 48 horas de nacido, en tanto que la segunda se lleva a cabo entre el cuarto y el séptimo día de vida.
La prueba permite revelar de forma precoz la existencia de alteraciones metabólicas congénitas, que pueden afectar el desarrollo normal del bebé, posibilitando tomar medidas urgentes y realizar el tratamiento apropiado para prevenir secuelas y discapacidades.
Las enfermedades raras, que son detectadas con la prueba del talón, afectan a uno de cada mil recién nacidos, por lo que resulta esencial un diagnóstico precoz para prevenir consecuencias graves como daño cerebral, trastornos de crecimiento, alteraciones neurológicas y problemas respiratorios, etc.
La primera muestra es útil para detectar el grupo de enfermedades que abarcan el hipotiroidismo, la hiperplasia suprarenal, y las hemoglobinopatías. Mientras que con la segunda prueba es posible detectar enfermedades del grupo de las hiperfenilalaninemias, y fenilcetonurias.
De esta manera, la prueba del talón da la posibilidad de detectar hasta 19 enfermedades congénitas del metabolismo, entre las cuales se encuentran el hipotiroidismo congénito, drepanocitosis o anemia de células falciformes, hiperplasia suprarrenal congénita, fibrosis quística, fenilcetonuria y errores congénitos del metabolismo de aminoácidos, ácidos grasos y ácidos orgánicos.

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¿Qué es el granuloma piógeno?

El granuloma piógeno, muy común en los niños pequeños, es una pequeña protuberancia de color rojo que aparece en la piel producto de un alto número de vasos sanguíneos.
Si bien la causa se desconoce, generalmente aparecen tras una lesión. A pesar que en las personas adultas aparecen en distintas partes del cuerpo, en los pequeños suelen aparecer en la zona del pañal.
Comúnmente los médicos diagnostican el problema a través de un análisis físico, aunque pueden existir casos en que sea necesario realizar una biopsia de la piel.
Los granulomas pequeños suelen desaparecer de manera repentina. De todos modos, resulta importante someterse a un tratamiento para evitar que aparezcan futuras infecciones en la zona afectada o que reaparezcan en el mismo lugar.
Hay quienes conocen este problema bajo el nombre de hemangioma lobular capilar. Este pequeño tumor en la piel de los pequeños, generalmente aparece como una mancha roja que va agrandándose hasta tomar la forma de una pápula.
Es normal que aparezca de manera solitaria, algunos de ellos tienden a sangrar y si no es higienizada correctamente la zona corre riesgo de infectarse.
Si bien son tumores benignos que no suelen revestir grandes complicaciones en la salud de los niños, ante su aparición es conveniente consultar con el pediatra, quien te aconsejará qué hacer según el caso.

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