Chupetes, ¿cuál elegir?

Hay varias cosas que debemos tener en cuenta al momento de decidirnos por tal o cual chupete. Los hay de una gran variedad de colores, diseños y formas intentando asemejarse al pezón. Es bueno tomar todas las precauciones del caso y evitar cometer errores que, por lo general, se pagan caros debido a los largos y costosos tratamientos de ortodoncia.
Lo primero que debemos considerar es la edad del bebé, ya que no es lo mismo para un bebé recién nacido que para uno de  6 meses de edad. Más allá del tamaño y el estilo que el niño prefiera, es preciso asegurarnos de que el modelo que compramos es  robusto, con un escudo lo suficientemente grande para que el bebé no pueda ponerse en la boca todo el chupete pero no tanto como para que le cause molestias.
El escudo es preciso que posea agujeros de ventilación, de ese modo posibilitará la circulación del aire. Si careciera de ellos, la saliva del bebé tenderá a acumularse detrás de la base, ocasionando  erupciones o irritación en la piel.  Respecto al “cuerpo del chupete” las alternativas más comunes son el látex y los pezones de silicona, siendo estos últimos los más resistentes.
En el caso de los pezones de silicona, éstos poseen como única desventaja que se trata de un material menos suave que el látex. El látex es más flexible,  debido a que es más suave, aunque el bebé lo desgasta de forma más rápida. De todas maneras, hay que tener mucho cuidado con el látex ya que muchos niños son alérgicos a dicho material.
Demás está decir que una vez que hallemos el chupete perfecto, es aconsejable comprar algunos extras porque el reemplazo no suele resultar sencillo para algunos bebés.

Dormir con los padres es contraproducente para el niño

Los padres sabemos lo difícil que es tener que dejar a nuestro bebé llorando en su habitación, o tener que pasar la noche despiertos porque no quiere dormir solo. Si bien la mayoría de los bebés a partir de los tres meses de vida adoptan rápidamente el ritmo normal del sueño, a otros les toma bastante más tiempo, llegando incluso a rozar el año.
Por esta razón, muchas veces los papás suelen  tomar la decisión de colocar al bebé en su cama, decisión que si bien puede parecer satisfactoria en el momento, debido a que el pequeño se duerme porque se siente seguro, no es lo más aconsejable con el paso del tiempo.
Dormir al pequeño en la cama de sus padres, es un tanto perjudicial, ya sea para el niño, que no logra acostumbrarse a las rutinas necesarias, como para los padres, que no sólo pierden intimidad sino que terminan cediendo un espacio propio, tan importante para que la pareja mantenga vivo su propio vínculo. No se debe olvidar que la cama de los adultos es un lugar privado y, por tanto, es solo para los padres.
Para evitar que esto suceda, siempre es más conveniente establecer las rutinas del sueño del bebé, acostándolo antes que los padres y respetando los horarios. También, es bueno acompañar al pequeño hasta que se duerma.
Recuerden que dormir junto a los padres no solamente influye negativamente en la intimidad de los adultos, limitándola, sino que a  la vez puede ser perjudicial para el desarrollo y la buena salud del niño. Por más bello que pueda resultar dormir con nuestro pequeño, es importante saber que cada cual debe tener su propio espacio De ese modo, se evitarán problemas a nivel de la pareja y se favorecerá el crecimiento adecuado del niño como ser independiente.

La llegada del hermanito

La llegada de un hermanito, en todos los casos, trae consigo grandes cambios para el hijo mayor, quien lógicamente al principio se siente desplazado ya que, desde que llegó el bebé a casa, mamá le presta menos atención.
Es por ello que, ante esta situación, los padres debemos evitar realizar cambios drásticos en la vida del pequeño. Es decir, no es conveniente realizar la retirada del pañal ni abandonar el chupete, así como tampoco es aconsejable la incorporación del niño a una guardería o a un nuevo colegio tras el nacimiento de su hermanito, debido a que puede llegar a creer que lo que sucede es culpa del nuevo integrante de la familia. De todos modos, si el cambio es algo inevitable, lo mejor es que se produzca durante el embarazo.
En cuanto a las visitas, es bueno pedirles que le presten más atención al hermano mayor, evitando que sólo se centren en el recién nacido.
Por otro lado, también resulta importante hacerlo participar en el cuidado del bebé, festejando en cada ocasión su ayuda. Hay que mimarlo mucho y, en especial, ser paciente, sin importar que se muestre irritable y efectúe comentarios desagradables respecto al bebé.
Tampoco se debe insistir demasiado en que es el más grande ahora, puede permitírsele ser chiquito de vez en cuando.
Al mismo tiempo, es bueno dedicarle un rato exclusivamente para él de manera diaria.
Pero sobretodo hay que desdramatizar la situación, con el tiempo el niño se dará cuenta de que no es tan malo compartir a mamá y llegará a estar encantado con su hermano, siendo desde ese momento su más fiel protector.

Posición del bebé para dormir

Un tema que suele generar demasiadas dudas y opiniones encontradas es la posición del bebé a la hora de dormir, debido a que las costumbres sociales ejercen una gran influencia en ello y, por lo general, las abuelas, tías o madres experimentadas aconsejan aquello que realizaron en su momento, lo que puede dar lugar a confusiones.
En la década del 90, la Asociación Americana de Pediatría logró determinar que lo más adecuado es que el bebé sea colocado boca arriba o a lo sumo de costado para dormir, ya que  de ese modo se evita que el bebé pueda ahogarse con sus propios fluidos. Dicha práctica, una vez difundida, consiguió reducir un gran porcentaje de los casos de muerte súbita.
En tal sentido,  se recomienda que esa sea la posición en la que se coloque al bebé para  que duerma, intentando que los piecitos del bebé rocen el borde inferior de la cuna, a la vez que debe estar apoyado a una de las paredes. De esta manera, el niño se sentirá acogido, tal como cuando estaba en el útero materno, algo de suma importancia, en especial al principio, para que duerma lo más relajado posible.
De igual modo, es preciso evitar el uso de cojines, peluches, juguetes, así como el exceso de abrigo, para reducir los riesgos de padecer muerte súbita.
Al mismo tiempo, el cuarto del bebé no tiene que estar muy calefaccionado ni muy refrigerado, lo cual favorecerá el buen descanso del bebé, en condiciones más seguras.

Cuidados del cordón umbilical

El cordón umbilical es sumamente importante, dado que tras el nacimiento del bebé, se corta para luego ser separado de la placenta, que lo mantuvo unido a la madre durante toda la gestación, cumpliendo funciones esenciales para el crecimiento del recién nacido que acaba de arribar al mundo.
Luego de que el niño nace y el especialista realiza el corte del cordón umbilical, restos del mismo quedan colgando para formar lo que todos conocemos como ombligo, una pequeña cicatriz que se forma después de algunas semanas cuando dichos restos se desprenden. Por ello, previo a dicho desprendimiento es preciso tener ciertos cuidados.
Durante el período de cicatrización del cordón umbilical, las mamás debemos tener el cuidado de conservarlo siempre limpio. De lo contrario, es muy probable que aparezcan infecciones, dando lugar a secreciones amarillentas o verdosas. Por consiguiente, hay que prestar mucha atención si el cordón umbilical no seca y se torna maloliente, o si se observa cierto enrojecimiento alrededor de la piel.
Al mismo tiempo, debe revisarse que el mismo no se convierta en una hernia, o que se produzca un pequeño sangrando durante el período de cicatrización, lo cual suele suceder cuando el cordón umbilical se cae antes de lo pensado. Dicho proceso debe suceder naturalmente, no debiendo arrancarse o quitarse más allá de si se encuentre agarrado de un hilo para evitar probables complicaciones.

Cómo preparar el biberón correctamente

Los papás primerizos, tras el nacimiento del bebé, se enfrentan a un mundo totalmente desconocido por ellos hasta ese entonces. Por lo que es bueno que tengan en cuenta algunos aspectos, a la hora de darle el biberón.
Si bien preparar el biberón es tarea sencilla, hay que tener en cuenta las siguientes consideraciones:
En primer lugar, prepara el biberón en el momento preciso en que el bebé tenga hambre.
Además, como existe una gran cantidad de marcas de leches infantiles disponibles en el mercado, lee con atención el modo de preparación en cada caso y las medidas de leche que debes añadir, debido a que pueden variar de una marca a otra.
Lo más importante: no resulta aconsejable guardar la leche de una toma a otra, ya que existe riesgo de contaminación bacteriana.
Por otro lado, no se debe ser muy estricto con el horario de las tomas, del mismo modo que cuando se le da el pecho al bebé. Cuando el pequeño tiene hambre, lo hace saber de inmediato. Al principio, debe comer cada 3 o 4 horas, para luego ir espaciando las tomas paulatinamente a medida que el niño vaya creciendo.
Respecto a las tetinas, las hay en el mercado de diversas clases. Encuentra la que mejor se adapte a tu niño.
Y, especialmente, ten paciencia, al principio nada es fácil. Sólo es cuestión de un poco de experiencia. Tómate tu tiempo para preparar el biberón correctamente y para dárselo de manera relajada a tu bebé.
En cuanto al bebé,  debe estar un poco incorporado, jamás tumbado porque puede ahogarse con la leche. En definitiva, es el bebé quien marca el ritmo. De modo que no le fuerces a tomar y procura que no ingiera aire por la tetina, verificando que ésta siempre esté llena.

Los mimos estimulan el desarrollo de los bebés

El contacto físico es algo esencial para el desarrollo del bebé, desde el momento de su nacimiento. Por tal motivo, tanto los papás como las mamás tienen que estar siempre dispuestos a prodigarle mimos a sus hijos.
Tales demostraciones de cariño, además de regalarle  a los padres momentos de pleno disfrute, ayudan a que el bebé crezca en óptimas condiciones.
Si bien no es posible regular o definir pautas exactas, lo cierto es que existen determinadas cuestiones que puedes contemplar para aprender a mimar a tu hijo, de manera tal que estimules su desarrollo.
En el caso de los recién nacidos, es esencial tenerlos en brazos, darles mimos y hablarles dulcemente. Esto es todo lo que padres pueden hacer por ellos en esta etapa. No obstante, este contacto es absolutamente imprescindible para los niños.
Durante el trascurso de los tres primeros meses, es indispensable tener al niño en brazos por lo menos 25 minutos al día, lo cual ayudará a afianzar su confianza y darle seguridad.
En tanto que, entre los tres y seis meses de edad, bastará con tenerlo en brazos unos quince minutos al día.
Ya entre los seis y nueve meses, se puede tener al bebé en brazos unos diez minutos. Pero además resulta necesario empezar a pasar más tiempo jugando con él.
Al cumplir el año, el bebé ya no necesita un contacto físico tan estrecho. De todos modos, es muy importante jugar con él, darle afecto, hablarle suavemente, hacerlo reír, para que sienta la compañía de sus padres.
Más allá de todo, resulta innegable que no existe nada más lindo que darle cariño y mimar a nuestros hijos.

Cómo calmar el llanto del bebé

Los padres a diario deben enfrentarse a la situación  que se da cuando el bebé llora y no se consigue descubrir cuál es el motivo, ni tampoco se logra forma de tranquilizarlo.
Dicha situación suele ser muy desestabilizante, sobre todo para los padres primerizos que, lógicamente, carecen de toda experiencia.
Pues, bien, el llanto del bebé es la única forma que tiene el bebé de expresarse, y las razones del mismo pueden ser diversas, ya sea por malestar, cansancio, dolor, por hambre, como por recibir mucha leche del pecho o, sencillamente, por su temperamento.
Si bien existen muchas teorías al respecto, vale decir que no se debe acudir al instante en el que el bebé comienza a llorar ni dejarlo hasta que se le pase, ya que ninguno de los dos extremos es bueno.
De modo que si el llanto del bebé se torna incontrolable, existen una serie de consejos que pueden servir para sobrellevar dicha situación.
Por un lado, hay que dirigirse al niño de manera dulce y tranquila, intentando lograr atraer su atención, estableciendo contacto visual, propinándole caricias en la cabeza y susurrándole frases que lo tranquilicen.
Al mismo tiempo, es aconsejable acunar al bebé con un ritmo tranquilo y moviéndolo ligeramente. O, mejor aún, puedes cambiarlo de posición o asirlo en brazos.
De todas maneras, si luego de todo esto no logras calmar al niño y llegas a sentirte abatida, no dudes en pedir ayuda a alguien de tu entorno para luego volver a comenzar de nuevo. En definitiva, nadie dijo que ser padre era fácil.

Hablarle al bebé desde antes de nacer

Los padres, por lo general, suelen hablarle a su bebé incluso desde antes del nacimiento. Ahora, bien, ¿cuál es el grado de importancia de esta comunicación? El objetivo es más que evidente, familiarizarle con su voz, pensando en que el sonido de la misma será un alivio para el bebé, sobre todo luego de nacer.
Si bien pueden existir quienes piensen lo contrario, lo cierto es que hablar con tu bebé es una actividad por demás importante porque, entre otras cosas, ayuda en el desarrollo del bebé. Cuanto más le hablen los padres a su bebé, más  rápido y mejor será el desarrollo de sus competencias lingüísticas. Esto se desprende del hecho de que el lenguaje no es una habilidad innata sino que es una habilidad social que se aprende únicamente por imitación.
Al mismo tiempo, se favorece el desarrollo del hábito de oír con atención a sus padres,  disfrutando de ello. A la vez que les da una sensación de alivio y seguridad por su sola presencia. Nunca se sabe cuán importante puede llegar ser esto algún día, especialmente en situaciones extremas.
Por último, vale decir que hablarle al bebé fortalece los vínculos y genera confianza. Esto será algo sumamente esencial no solo durante la infancia sino también cuando crezca, en especial cuando llegue a la etapa tan difícil de la adolescencia, pues respetar el diálogo más allá de todo.

El lenguaje de los bebés

La emoción y alegría de recibir un bebé recién nacido es algo que no posee límites, siendo a la vez una experiencia maravillosa y compleja. Más allá de la enorme felicidad, se asume una gran responsabilidad: proteger y alimentar al bebé recién nacido.
Por consiguiente, aprender a conocerlo y comprenderlo de la manera más rápida posible se torna imprescindible y constituye para los padres primerizos un desafío para nada fácil. A esto, hay que sumarle una buena cuota de paciencia y comprensión, apoyándose mutuamente y gozando de este maravilloso momento más allá de los miedos y ansiedades.
Resulta algo increíble observar a los bebés recién nacidos, tan pronto como nacen ya son capaces de comunicarse con sus padres. Claro que a su modo, lo cual al principio no es para nada sencillo comprender. En tal sentido, existen ciertas señales básicas de comunicación que deben tenerse en cuenta para poder satisfacer las necesidades del bebé recién nacido.
El llanto es el principal modo de comunicación del recién nacido. Teniendo en cuenta que ellos no tienen otra forma de decirles a los padres lo que quieren, se deben conformar con el llanto. Por lo general, lo primero revela el llanto del bebé es hambre y la necesidad de contacto.
Por otro lado, cuando gimen y llorisquean es básicamente por falta de sueño. Los bebés suelen llorar cuando tienen sueño, los primeros meses después del parto tienden a dormir mucho, que es su segunda gran necesidad después de alimentarse. En caso de no conciliar el sueño se vuelven irritables y no en todos los casos son receptivos a las técnicas de relajación cuando tienen deseos de dormir.
En tanto que otra de las señales a tener en cuenta es el hipo. Los bebés no son capaces de almacenar mucha leche, por lo que el hipo es un signo del recién nacido que revela a los padres que hay que promover el proceso de eructos, lo cual se logra acariciándole  la espalda al bebé.
Si nada de esto funciona, pues habrá que armarse de paciencia.

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