Una de las primeras cosas que solemos mirar los padres, tras el nacimiento de nuestro bebé, es su color de ojos, los cuales presentan un tono gris azulado. Aunque, probablemente, el color vaya variando hasta alcanzar su color definitivo.
Los bebés que nacen con los ojos marrones, conservarán ese color o se transformarán en negros. Mientras que los bebés que al nacer presentan un color de ojos indefinido, pudiendo parecer grises o azules oscuros, éste comenzará a definirse entre los seis meses y el año de edad.
En tal sentido, el color de los ojos del bebé no cambia, sino que se va definiendo. La melanina es la sustancia que le da color al iris, así como a la piel y al pelo. En el caso de un recién nacido, las células que producen melanina son inmaduras y comienzan a producir melanina, dándole color de manera progresiva a los ojos, a medida que el bebé crece. Por esa razón, en un bebé recién nacido los ojos puede que sean de color azul y seis meses después ser negros.
No existe una regla exacta acerca del color de ojos que tendrá el bebé en función al color con el que nacen; todo depende de la herencia genética que recibe de sus padres. Así como tampoco hay una ley genética que señale qué color de ojos tendrá el bebé de acuerdo al color que posean los progenitores.
Por otro lado, se debe tener en cuenta que el color de ojos está estrechamente ligado con el color de piel y la raza. Por lo general, hay una tendencia a que los ojos oscuros dominen sobre los claros. De todas maneras, si existe una marcada tendencia genética en la familia a los ojos claros, probablemente el bebé también los herede.
Tampoco es posible precisar cuándo el bebé adquiere color definitivo de ojos, ya que se trata de un proceso que se da de manera distinta en cada bebé. En algunos bebés, el color de ojos que poseen a los seis meses es igual al que tendrán durante el resto de su vida, mientras que en otros no sucede lo mismo. El color se define en algunos bebés a los cinco meses, en tanto que en otros esto ocurre aproximadamente al año.
En fin, todo va a depender de la herencia familiar y el color de piel del bebé. A las pieles claras, con escasa melanina, se las asocia con los ojos claros, mientras que a las pieles con mucha melanina se las vincula con los ojos oscuros.
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Los movimientos del bebé en el vientre materno
Los movimientos fetales empiezan a percibirse entre las semanas 18 y 24 de gestación.
Por lo general, las famosas «pataditas» del bebé son percibidas por la embarazada cuando reduce la actividad y permanece acostada. Usualmente, esto ocurre durante la noche, cuando se está más atenta a los cambios de posición del bebé.
Los primeros movimientos del bebé, se sienten como vibraciones o como una sensación de burbujeo dentro de la panza.
A medida que el embarazo avanza, los movimientos pueden ser identificados de manera más clara e, incluso, es posible visualizar alguna parte de su cuerpo, como un codo, un talón o la cola, o percibir que el bebé se está moviendo para cambiar de posición.
En algunos casos, el bebé se moverá como respuesta a un estímulo específico, como es el caso de la música, un sonido o las emociones.
Es a partir de la semana 24 cuando el bebé puede tener hipo. En caso de que esto ocurra, la mamá sentirá en el vientre leves y pequeños espasmos involuntarios y repetitivos.
Acercándose al final del embarazo, los movimientos tenderán a ser menos intensos y más definidos, debido a que el bebé cuenta con menos lugar para moverse.
Desde la semana 28 es de suma importancia reconocer y percibir cuando el bebé se esté moviendo. Un método casero que sirve para sentir los movimientos del bebé es comer o tomar algo dulce, aguardar unos minutos y recostarse, ya que en esa posición pueden distinguirse los movimientos con mayor claridad.
En caso que poseas la más mínima duda o sospecha de que el bebé ha pasado varias horas sin moverse, es importante que acudas al médico con celeridad para que pueda evaluar, a través de un ultrasonido o monitoreo, el estado de salud del bebé.
Etapas de crecimiento del bebé
Todas las personas desde que nacen hasta que alcanzan la vejez, pasan por fases comunes de crecimiento que dependen específicamente de la genética del cuerpo y su desarrollo.
Conocer estas etapas, es sumamente importante tanto para un profesional como para los propios padres ya que son de gran utilidad para la detección temprana de cualquier enfermedad, sea congénita o no, que pueda afectar la salud del niño.
Después de las dos primeras semanas y al final de la cuarta, el bebé tiene que ser capaz de levantar su cabeza mientras permanece acostado con su barriga hacia abajo. Además, puede centrar su mirada en un objeto y seguir el movimiento del mismo.
Al mismo tiempo, entre los dos y tres meses de edad, el bebé debe ser capaz de mantener su cabeza erguida cuando se lo pone de pie y llegar a mantenerla completamente. En esta misma etapa, sabrá sonreír, reaccionar ante sonidos, vocalizar de manera espontánea o recíproca, así como sostener un objeto pequeño con su mano y será capaz de distinguir a los padres de otro grupo de personas.
Entre los cuatro y cinco meses, un niño puede sostenerse en sus manos cuando es colocado boca abajo, mientras que su cabeza se mantiene firme ya sea en esta misma posición como sentado. En esta etapa, comienza a jugar con sus manos, al tiempo que las mantiene en posición de aplaudir, y aprende a rodar para darse vuelta estando acostado. Empieza a sonreír y a seguir con los ojos el movimiento de objetos en un radio de 180°.
A partir del sexto mes, un bebé debe ser absolutamente capaz de rotar sobre su eje corporal para poder voltearse mientras está acostado. Asimismo, sabe sentarse con firmeza, traspasar objetos de una mano a la otra, sostener el biberón con sus manos el biberón, y jugar con sus extremidades.
A grandes rasgos, hasta aquí hemos mencionado como será la vida del niño durante sus primeros seis meses de vida. De todas maneras, para determinar si su desarrollo es correcto es preciso visitar a su pediatra.
Más adelante, cuando el niño cumpla los nueve meses, el pequeño podrá sentarse correctamente y trasladarse gateando. A su vez, lanzará objetos con cualquiera de las dos manos y sufrirá un marcado aumento de las expresiones.
Por último, al cumplir los doce meses de vida, el niño intentará la bipedestación con mayor frecuencia hasta lograr dar unos pequeños pasos.
También, tendrá la capacidad de comprender el concepto de relación entre objeto y permanencia, por lo que tenderá a buscar un objeto caído o escondido.
Efectos del cigarrillo en la salud de los hijos de madres fumadoras
De acuerdo a lo revelado por un nuevo estudio, se ha logrado determinar el mecanismo a través del cual los hijos de madres fumadoras suelen ser más propensos a padecer asma y otras afecciones.
Según se ha dado a conocer, las sustancias tóxicas del cigarrillo podrían llegar a modificar de manera potencial el ADN celular del feto. Este proceso, al que se lo denomina metilación del ADN, podría alterar la función normal de un gen.
Los genes alterados, que los hijos pueden heredar de sus progenitores, podrían dar una explicación al hecho de por qué algunos niños son más proclives que otros a padecer determinadas enfermedades, como es el caso del asma infantil.
Los investigadores observaron que la metilación del ADN del gen AXL, un gen que desarrolla una función esencial en la mayoría de los cánceres que afectan a los seres humanos y en la respuesta inmunitaria, sucedió con casi tres veces más frecuencia en los niños cuyas madres fumaron durante el embarazo.
Al mismo tiempo, los expertos verificaron una relación más fuerte en las niñas que en los niños, y no lograron hallar un lazo revelador entre el hábito de fumar de la abuela y la metilación del ADN del gen AXL, tanto en la madre como en el hijo.
Resulta indudable que éste es un motivo más para dejar de fumar antes del embarazo, debido a que los alcances de este hábito son nocivos para la salud no sólo de la madre sino, fundamentalmente, del niño que se encuentra por nacer. En especial, teniendo en cuenta que el 16 por ciento de las embarazadas continúa fumando hasta el momento del parto. ¡Colabora con la salud de tu bebé!
El patrón de sueño del bebé no afecta la lactancia
Si bien el patrón de sueño de los recién nacidos hace que, por lo general, se despierten varias veces por la noche, también puede darse el hecho de que duerman de un tirón. En este último caso, bien podría uno preguntarse si existe algún problema en que el bebé duerma toda la noche de corrido.
Primeramente, es posible señalar que los recién nacidos no duermen toda la noche, ya que durante el primer tiempo suelen despertarse cada tres o cuatro horas para alimentarse. Es más, en las primeras semanas de vida del bebé, no existe un patrón de sueño largo determinado sino que se dan continuos despertares y estados de sueño durante el día y la noche.
Poco a poco, los bebés –sobre todo aquellos que hayan alcanzado los tres o cuatros meses de vida – comenzarán a diferenciar el ciclo día-noche y a establecer patrones de sueño más largos. Una vez superados los cuatro meses de edad aproximadamente, comenzará a producirse la más rápida regulación del sueño, habiendo ya desarrollado lo necesario como para dormir unas cuantas horas de corrido por la noche.
Esto no significa que luego de un par de meses empiecen a despertarse nuevamente, lo cual sería totalmente normal. Vale aclarar que, como nos ocurre a los adultos, los bebés que duermen tanto suelen despertarse en varias oportunidades a lo largo de la noche, pero no lo suficiente como para que nos demos cuenta.
Un bebé que duerme durante toda la noche, no necesita alimentarse y descansa. Ahora bien, ante esto es posible preguntarse si puede haber algo perjudicial en el hecho de dormir tantas horas de forma continuada. En realidad, si bien algunos pueden expresar que la prolongación del sueño del bebé implica menos tomas nocturnas y, por ende, una disminución en la producción de leche materna, lo cierto es que el hecho de que un bebé no tome el pecho en toda la noche no es motivo para que afecte la lactancia. Ésta se regula para dar lo que el bebé necesita durante el día en el resto de tomas. Lógicamente, si el bebé no mama en toda la noche es porque verdaderamente no lo necesita.
Cómo saber si el bebé recibe leche suficiente
Muchas veces, las madres solemos creer que no tenemos suficiente leche para alimentar a nuestro bebé, pero por lo general dicha apreciación casi siempre resulta ser falsa. Hay una serie de signos que pueden indicar que el bebé no obtiene la leche necesaria.
Existe una serie de signos posibles que podrían dar cuenta que el bebé no recibe leche suficiente, aunque también podrían señalar otros hechos, no necesariamente relacionados con la lactancia.
De este modo, antes que nada habría que verificar si se cumplen dos signos fiables, como son el crecimiento insuficiente y la condensación y escasez de orina del bebé.
Normalmente, tales signos no indicarían leche insuficiente, pero el estrés que dichas situaciones producen podrían generar la reducción en la producción de leche. Por tal motivo, siempre se debe animar a la madre, ayudarla y acompañarla en su propósito de amamantar ya que la mejor manera en que haya una correcta lactancia materna es dando el pecho a demanda y sin presiones.
Entre alguno de los signos posibles que pueden indicar que el bebé no esté succionando de manera correcta, se puede mencionar el hecho de que no quede satisfecho tras la toma.
En el caso del llanto frecuente, éste se puede deber a diversos factores, diferentes al hambre, tales como cólicos o necesidad de brazos. Mientras que si el bebé demanda tomas a cada momento puede estar relacionado con una crisis o aceleración de crecimiento temporal.
Por otro lado, si un bebé rechaza el pecho puede deberse a distintas causas, siendo éste un indicador de que está pasando por cierta dificultad que interfiere en el amamantamiento.
Por lo general, si un niño parece quedar insatisfecho tras las tomas o desea comer muy a menudo puede que esté succionando incorrectamente, sin obtener leche fácilmente.
Al mismo tiempo, una madre puede no presentar cambios en los pechos durante el embarazo o en las semanas posteriores al parto y puede ser incapaz de sacarse leche en los primeros cuatro o cinco días de vida de su bebé. En este caso, puede ser una de las pocas madres que no son capaces de producir leche de manera suficiente.
En definitiva, resulta muy raro que las madres no posean leche suficiente. Si presentas algunos de los signos posibles antes mencionados, sólo basta con la ayuda y el apoyo de un profesional médico para solucionar el problema.
El patrón de sueño de los bebés como factor de crecimiento
Según lo revelado a través de un nuevo estudio acerca del proceso de crecimiento de los bebés, el dormir más horas está relacionado con un estirón del crecimiento.
De acuerdo a esta investigación, que ha sido desarrollada por la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño, cuando el patrón de sueño de los niños aumentaba, al mismo tiempo se daba un crecimiento en su altura.
De ese modo, al llevarse a cabo un seguimiento minucioso del patrón de sueño de varios niños, se pudo determinar que la cantidad de sueño en un período de 24 horas aumentaba a intervalos irregulares de alrededor de 4.5 horas por día durante dos días. Asimismo, según el estudio, el número de episodios de sueño al día de los bebés creció en un promedio de tres siestas adicionales diarias durante dos días.
Tales aumentos coincidieron precisamente con un crecimiento en centímetros de los niños. Los investigadores, pudieron determinar que la probabilidad de que se llegara a producir un estirón en el crecimiento ascendía un 43 por ciento por cada episodio de sueño adicional y en un 20 por ciento por cada hora adicional de sueño.
“Los resultados demuestran empíricamente que el estirón en el crecimiento no sólo se produce durante el sueño, sino que está significativamente influenciado por el sueño”, expresaron los investigadores. Según se cree, esto se debe a que la hormona del crecimiento es segregada cuando los niños duermen.
De manera que no debes asombrarte, si tu bebé está durmiendo más es porque seguramente en unos días estará más alto.
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Masajes terapéuticos para la relajación del bebé
Para el cuidado de tu bebé, nada mejor que brindarle un buen masaje, el cual servirá no solo para relajarle sino también para demostrarle todo tu cariño. El masaje terapéutico para los niños es el denominado Shantala, una técnica que tuvo su origen en la India y que ha sido promovida por el doctor francés F. Leboyer.
Ser cargados, acunados, acariciados, masajeados, constituye para los bebés algo igual de imprescindible que las vitaminas, las sales minerales y las proteínas.
De esta manera, el masaje infantil logra relajar a los niños, fomentando la resistencia de su organismo y permitiendo que posean un sueño tranquilo, además de un desarrollo psíquico positivo.
Sin lugar a dudas, los masajes representan uno de los momentos predilectos de los bebés ya que experimentan una sensación muy agradable, debido a que no se trata solamente del contacto corporal sino también de percibir sensaciones por medio del oído, el olfato y la visión.
Si la madre convierte al masaje en una rutina diaria, el bebé sabrá, por ejemplo, que luego del baño se le proporcionará ese momento tan ansiado. De modo que al escuchar a su madre esparcirse el aceite o la crema por las manos, el niño estará preparado para vivir la reconfortante experiencia que significa para él dicho masaje. En ese breve instante, el bebé encontrará la paz y gozará de un gran placer. Como es sabido, a la mayoría de los bebés les agrada el contacto físico. Por ello, no es de extrañar que los masajes posean un efecto calmante y relajante para ellos.
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Consejos para estimular la lactancia
La lactancia materna suele ser una de las mayores preocupaciones que las futuras mamás tienen, sobre todo en el caso de ser primerizas, porque no saben si están alimentando de la forma correcta a sus bebés, si ellos maman el tiempo y la cantidad necesaria, o simplemente serán capaces de hacerlo de la forma correcta.
No hay que alarmarse, ya que no existe un manual de cómo ser la madre perfecta, y todo se va aprendiendo a medida que el tiempo y nuestro pequeño bebé, nos va demandando. La lactancia materna gracias a la naturaleza, se acomoda al ritmo que nuestro bebé lo demanda y tiene necesidad de alimentarse, lo único que debemos hacer es estar atentas y dispuestas a prenderlo al pecho cada vez que el niño lo solicite.
De alguna manera los bebés nacen con un instinto predeterminado, de cuanto, cuando y como deben alimentarse, no te sorprenda si apenas nacido lo acercas al seno materno y busca desesperado prenderse a la teta para mamar. Éste primer paso es fundamental para que los pechos de la madre poco a poco se vayan acondicionando y solos sepan cuando es el momento de alimentar al bebé.
A medida que vaya pasando el tiempo, cuando le bebé esté por sentir hambre, seguramente tu también sentirás como poco a poco los pechos se van llenado de leche para que el pueda alimentarse. Solamente es cuestión de estar atentas, prestar mucha atención los primeros días, para que luego de forma natural se establezca una rutina alimentaria, entre el bebé y su mamá. Mientras más rápido se prenda el bebé, más producción de leche habrá en la madre, su succión es un estímulo imprescindible para que la producción de leche sea la adecuada.
Obesidad infantil, la importancia de la lactancia materna
Mucho es lo que se estudia a diario sobre maternidad y lactancia materna, y grandes investigadores dedican su tiempo para dejarnos en claro la gran importancia que tiene el amamantar a nuestros bebés los primeros meses de vida, sobre todo para prevenir enfermedades a largo plazo.
Así es que desde hace algún tiempo muchos investigadores sostienen que la lactancia materna tiene una gran relación con el posible desarrollo de un bebé, para prevenir enfermedades como la obesidad y el sobrepeso, ya que sostienen que aquello pequeños alimentados con leche materna, tienen menos posibilidades de ser obesos en su primera infancia, adolescencia y vida adulta.
Teniendo presente esto lo más recomendable para una mamá que acaba de tener familia, es que responsablemente estimule su producción de leche, ya sea prendiendo al bebé a la teta , cada vez que él lo solicita o mediante un sacaleches, para luego brindarle el alimento con una mamadera, dado que éste alimento es fundamental e indispensable para que correcto y saludable desarrollo de un bebé.
Hay que recordar que amamantar a un bebé, es un gran trabajo por parte de la mamá, pero bajo ningún punto de vista cabe privarlo de semejante privilegio si tenemos en cuenta todos los beneficios que la misma le proporciona a largo plazo. Por lo tanto la teta, debe ser a libre demanda, o sea, cada vez que el niño lo solicite y tenga hambre. La combinación con leches de fórmulas es aceptada, pero se recomienda que al menos los 6 primeros meses, el pequeño tenga como alimento exclusivo la leche materna acompañada por las indicaciones que brinda el pediatra de confianza.