
Cada mujer es un mundo, esto está claro. A cada una, nos afectan las cosas de una manera diferente, normal… Lo que sí que es cierto, es que a la mayoría nos pasan cosas parecidas a la hora de quedarnos embarazadas, seamos famosas o no. Aunque haya matices claro.
Antes de saber que vas a tener un bebé, es probable, que los síntomas sean parecidos a los que tienes cuando te va a venir el periodo como:
Dolores de ovarios, molestias en el pecho, especialmente en los pezones (algunas mujeres sufren escozores) y los cambios en el estado de ánimo que solemos tener todas con el síndrome premenstrual… La que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Y es que nos estamos quedando sin estrógenos”. ¿Cómo no se van a tener cambios de humor? Si es algo físico y real.
Es muy posible también, que vayas al baño con mucha más frecuencia que de normal, sobre todo por la noches e incluso, que tengas pequeñas molestias (no lo vamos a calificar como dolor) en el bajo vientre, eso es porque los ligamentos comienzan a estirarse. Algo habitual casi al 100%.
Hay mujeres que en las primeras semanas, por el cambio hormonal, pueden sufrir jaquecas, el único inconveniente (o el mayor), es que solo se puede tomar gelocatil. Despídete de las medicinas durante el resto del embarazo.
Muchas además sufren al principio nauseas. También pasan. No hay que preocuparse.
Decir, también, que un punto en común de las embarazadas a partir de la semana 11 o 12 se les empiezan a acoplar las hormonas y todo funciona con otra normalidad, con mayor calma.
Eso sí, a partir de aquí prepárate para lo que se llaman los ascos… No te asustes, simplemente te repelerán algunos olores que antes no lo hacían.
Espero que disfrutéis mucho de la experiencia del embarazo y que no os preocupéis ni asustéis, si estáis al principio de este y os pasan cosas en el cuerpo y en la cabeza que no reconocéis como vuestras. Todo es normal. Todo está bien. Es que estáis trayendo al mundo a una nueva personita.


Hay que tener en cuenta una serie de cosas cuando le damos el pecho a nuestro pequeño, para que el momento de mamar no sea un problema. Lo primero, debemos levantar a nuestro pequeño “tripa a tripa”, de forma que no tenga la necesidad de girar la cabeza para poder llegar al pezón. Debemos agarrar el pecho con el pulgar hacia arriba y los dedos, justo por debajo, en la zona que hay por detrás de la aureola. Debemos esperar que nuestro pequeño abra la boca, de par en par. En ese momento, debemos acercar el pecho al niño. Debemos asegurarnos de que nuestro pequeño toma el pezón y buena parte de la superficie de la areola en su boca. Si todo está correcto el bebé va a mamar con la boca abierta y con su nariz y el mentón, que estén bien pegaditos, a nuestro pecho.



