Hasta no hace mucho, se acostumbraba dar el pecho a los niños hasta el arribo de un nuevo hermanito. Como la lactancia materna, cuando es exclusiva y sin límites de horario, representa un método anticonceptivo bastante efectivo, por lo que el siguiente hijo nacía cuando el primero ya tenía entre 22 y 30 meses de edad.
Debe respetarse el hecho de que el tiempo y duración de la lactancia materna constituye una decisión personal de cada madre. La leche materna satisface todas las necesidades nutricionales y energéticas de los pequeños, se digiere muy bien inclusive cuando está mezclada con otros alimentos.
Actualmente, por lo general, no está bien visto dar el pecho a un niño de más de 1 año, aunque todo va a depender del lugar en el que vivamos. En las ciudades más importantes o en los países más industrializados, la lactancia prolongada, en ocasiones, se torna complicada a causa de la incorporación de la mujer al trabajo, lo cual implica horarios poco flexibles, entre otras cosas. No obstante, el tiempo y la duración de la lactancia materna es una decisión que sólo atañe a la madre.
Las madres que dan el pecho a niños mayores de un año, generalmente están expuestas a diferentes críticas, ya que el hecho de dar el pecho a un niño mayor no se encuentra muy aceptado socialmente.
Lo importante, y que no debemos pasar por alto, es que la leche materna posee la capacidad de adaptarse a las necesidades de cada bebé. Cuanto mayor sea el niño, más concentrada estará la leche, la cual es rica en proteínas, minerales, vitaminas y grasas. Además de digerirse muy bien, continúa siendo el medio para la transmisión de anticuerpos de la madre al hijo.
Con la lactancia, el pequeño recibe algo más que alimento del pecho materno, debido a que esta forma natural de alimentar brinda un respaldo emocional muy trascendente a los niños mayores de 1 año.
El único “inconveniente”, que puede resaltarse de la lactancia prolongada, reside en que a la mayoría de los niños les cuesta mucho dejar el pecho.
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¿Por qué se produce un embarazo múltiple y cuáles son sus riesgos posibles?
Por lo general, lo normal es concebir los hijos de a uno pero también pueden darse casos de embarazos múltiples. Según las estadísticas, uno de cada 80 embarazos es de mellizos, uno de cada 8.000 es de trillizos y uno de cada 1.000.000 es de cuatrillizos. Hay que tener en cuenta, que los embarazos múltiples también pueden darse debido a tratamientos de estimulación ovárica y embarazos a través de técnicas de fertilización asistida, por lo cual la aparición de embarazos múltiples crece cada vez más.
Existen factores hereditarios, que son transmitidos solamente por vía materna, que influyen para que exista un embarazo múltiple. También, inciden la toma de fármacos inductores de la ovulación y quedar embarazada al mes siguiente a la suspensión de pastillas anticonceptivas anovulatorias.
En el caso de los gemelos, el embarazo se da cuando un óvulo es fecundado por un espermatozoide y se divide en dos o más células que prosiguen de manera independiente su desarrollo dando como resultado dos o más embriones, que comparten características físicas, emocionales y el mismo sexo idéntico, debido a que comparten la misma carga genética.
Por su parte, los mellizos nacen de dos óvulos que son fecundados por dos espermatozoides, dando como resultado dos embarazos simultáneos, aunque con su propia placenta. Éstos son los más frecuentes.
El diagnóstico, en general, se realiza porque el tamaño del útero es mucho mayor en los embarazos múltiples, y, en ocasiones, la embarazada presenta más síntomas de los habituales. Con una ecografía, es posible realizar un diagnóstico precoz.
En este tipo de embarazos existen algunas complicaciones, siendo la más frecuente el parto prematuro. Lo normal es que la duración promedio de un embarazo único es de 40 semanas, en tanto que en los casos de embarazos múltiples la duración promedio es de 37 semanas.
Aparte del riesgo de parto prematuro, existen otros como la preeclampsia o hipertensión provocada por el embarazo, que se presenta en el doble de casos en comparación con los embarazos únicos.
El bajo peso al nacer es otra de las complicaciones más frecuentes. Cerca del 50% de los embarazos dobles presentan este tipo de complicación. El bajo peso está ligado a que los bebés deben compartir el flujo de alimentos que reciben del útero materno. No obstante, aumentan de peso mucho más rápido que los recién nacidos que nacen con pesos conformes a su edad gestacional.
También, existe el síndrome transfusor-transfundido, la cual representa una complicación que se da en los gemelares que comparten una única placenta. Es bastante difícil de tratar y se produce porque uno de los bebés recibe un aporte mayor de flujo placentario que el otro, hecho que genera que uno de los dos tenga un crecimiento mucho menor que el otro. Sin embargo, la detección precoz de esta patología puede evitar riesgos mayores.
Los riesgos de las complicaciones pueden disminuir con el diagnóstico precoz de un embarazo múltiple. De ahí en adelante tu médico se encargará de asesorarte respecto a cuáles son los síntomas y signos que preceden a las complicaciones que pueden surgir.
Respecto a la vía del nacimiento, esta va a depender de la evolución del embarazo, así como de la posición en la que se hallan los bebés en el útero. De todas maneras, hay mayor frecuencia de partos por cesárea que en los embarazos únicos.
En cuanto a la lactancia, al principio resultará más fácil que amamantes a los bebés de a uno a la vez, aunque con el tiempo te darás cuenta que lo harás más rápido amamantándolos en simultáneo.
¿Cómo prevenir la mastitis?
Algunas madres, tras el parto, sufren de mastitis. Pero ¿qué es la mastitis?, se preguntarán ustedes. Consiste en una infección de uno o ambos senos, la cual es provocada por la penetración de los gérmenes de la piel en los conductos glandulares de la mama. Dicho problema es bastante frecuente entre las mujeres en período de lactancia, debido a que durante el mismo se forman grietas en el pezón que favorecen el ingreso de los mismos.
Sin embargo, la mastitis puede prevenirse ¿De qué manera? Aunque no lo crean, dando el pecho al bebé con mayor frecuencia. No hay que dejar pasar mucho tiempo entre una toma y otra, y si observas que está muy congestionado, es recomendable ayudarse con un sacaleches.
Al mismo tiempo, es preciso cuidar mucho la higiene. Con una ducha diaria alcanza, pero también puedes lavar con agua tibia el pezón en el momento previo y posterior de cada toma, evitando el uso de jabón u otros productos irritantes. Luego de cada lavado, coloca una gasa esterilizada, y en caso que notes que hay segregación de leche, cámbialo cuantas veces lo creas necesario, ya que los senos tienen que permanecer secos.
Por último, es conveniente utilizar un sostén que sea un poco holgado, debiendo cambiártelo cada vez que salga leche. En caso que presentes síntomas intensos como escalofríos, fiebre o mucho dolor, visita a tu médico para que te recete un medicamento. Tengan en cuenta que la mastitis puede producirse en un solo seno, por lo que es posible continuar dando de lactar al bebé con el otro, y en caso que los dos senos se vean afectados, lo mejor es vaciarlos con el sacaleches.
Miedos o dudas sobre la lactancia
En ocasiones, el miedo a no tener leche es completamente infundado debido a que se basa en “falsas alarmas”, las cuales, en verdad, no indican ningún tipo de problema.
Entre los miedos mas frecuentes podemos encontrar: “Las tomas son muy numerosas, me puedo quedar sin leche”. Esto, en realidad, es normal. Durante las primeras semanas de vida, los recién nacidos precisan comer un promedio de 10 o 12 veces, y a veces más, por día.
Si los intervalos entre las tomas son muy cortos, hay que tener en cuenta que la lactancia no respeta reglas ni horarios preestablecidos, sino que depende de manera directa de los ritmos fisiológicos del bebé. De manera tal que lo normal es realizar tomas frecuentes. También, se debe recordar que los bebés no solamente necesitan el pecho para saciar el hambre y la sed, sino que además necesitan contacto corporal y seguridad.
Por otro lado, en caso que la mamá no presente “pérdidas” de leche entre una toma y otra, vale la pena considerar ésta es una característica personal, la cual no está necesariamente relacionada con la cantidad de alimento que se produce.
Otra de las dudas o inquietudes más comunes es la que expresa que cuando se usa el sacaleches, se obtiene una mínima cantidad de leche, o casi nada. Para aprender a estimular el reflejo de emisión y utilizar un sacaleches para extraer el alimento, se requiere de cierta práctica. El hecho de no lograr extraer la leche no quiere decir que la mamá no produzca la cantidad necesaria para alimentar a su bebé. Para conseguir mantener la producción de leche cuando el bebé no succiona, debe usarse el sacaleches cada un espacio de entre dos o tres horas, y no utilizarlo cada más de un cuarto de hora por vez.
Cómo prepararse para la lactancia en el embarazo
Para prepararse de forma adecuada para la lactancia, primero que nada es preciso conocer cómo son los propios pezones y solicitar asesoramiento al obstetra para saber cómo formarlos y cuidarlos correctamente.
De todas maneras, desde aquí te acercamos algunos consejos para el cuidado del pezón, para que los tengas en cuenta y los pongas en práctica durante el embarazo.
En primer lugar, resulta fundamental airear los pezones. De ese modo se fortalecerá la piel que los recubre, la cual es muy delicada.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es la lubricación. En tal sentido, se necesita mantener el pezón y la areola lubricados, tanto durante el embarazo como después de cada toma. Para ello, se puede emplear una gota del propio calostro, cualquier clase de aceite de cocina o, lo que es más conveniente, crema de caléndula.
Por otro lado, al saber que tanto el pezón como la areola se encuentran recubiertos por una grasa natural que los conserva lubricados a lo largo del embarazo, no resulta apropiado utilizar jabón para lavar los pezones, sino que tan sólo bastará hacerlo con agua. Tampoco es recomendable emplear esponjas, cepillos o cualquier otro tipo de elementos abrasivos que puedan quitar esta grasa protectora.
Al mismo tiempo, es bueno exponer los pezones al sol, comenzando con una toma diaria de cinco minutos, para ayudar a fortalecer y darle elasticidad a la piel. En este caso, la exposición debe ser directa y no a través de un vidrio, y debe realizarse en los horarios de mayor protección y seguridad.
El patrón de sueño del bebé no afecta la lactancia
Si bien el patrón de sueño de los recién nacidos hace que, por lo general, se despierten varias veces por la noche, también puede darse el hecho de que duerman de un tirón. En este último caso, bien podría uno preguntarse si existe algún problema en que el bebé duerma toda la noche de corrido.
Primeramente, es posible señalar que los recién nacidos no duermen toda la noche, ya que durante el primer tiempo suelen despertarse cada tres o cuatro horas para alimentarse. Es más, en las primeras semanas de vida del bebé, no existe un patrón de sueño largo determinado sino que se dan continuos despertares y estados de sueño durante el día y la noche.
Poco a poco, los bebés –sobre todo aquellos que hayan alcanzado los tres o cuatros meses de vida – comenzarán a diferenciar el ciclo día-noche y a establecer patrones de sueño más largos. Una vez superados los cuatro meses de edad aproximadamente, comenzará a producirse la más rápida regulación del sueño, habiendo ya desarrollado lo necesario como para dormir unas cuantas horas de corrido por la noche.
Esto no significa que luego de un par de meses empiecen a despertarse nuevamente, lo cual sería totalmente normal. Vale aclarar que, como nos ocurre a los adultos, los bebés que duermen tanto suelen despertarse en varias oportunidades a lo largo de la noche, pero no lo suficiente como para que nos demos cuenta.
Un bebé que duerme durante toda la noche, no necesita alimentarse y descansa. Ahora bien, ante esto es posible preguntarse si puede haber algo perjudicial en el hecho de dormir tantas horas de forma continuada. En realidad, si bien algunos pueden expresar que la prolongación del sueño del bebé implica menos tomas nocturnas y, por ende, una disminución en la producción de leche materna, lo cierto es que el hecho de que un bebé no tome el pecho en toda la noche no es motivo para que afecte la lactancia. Ésta se regula para dar lo que el bebé necesita durante el día en el resto de tomas. Lógicamente, si el bebé no mama en toda la noche es porque verdaderamente no lo necesita.
Cómo saber si el bebé recibe leche suficiente
Muchas veces, las madres solemos creer que no tenemos suficiente leche para alimentar a nuestro bebé, pero por lo general dicha apreciación casi siempre resulta ser falsa. Hay una serie de signos que pueden indicar que el bebé no obtiene la leche necesaria.
Existe una serie de signos posibles que podrían dar cuenta que el bebé no recibe leche suficiente, aunque también podrían señalar otros hechos, no necesariamente relacionados con la lactancia.
De este modo, antes que nada habría que verificar si se cumplen dos signos fiables, como son el crecimiento insuficiente y la condensación y escasez de orina del bebé.
Normalmente, tales signos no indicarían leche insuficiente, pero el estrés que dichas situaciones producen podrían generar la reducción en la producción de leche. Por tal motivo, siempre se debe animar a la madre, ayudarla y acompañarla en su propósito de amamantar ya que la mejor manera en que haya una correcta lactancia materna es dando el pecho a demanda y sin presiones.
Entre alguno de los signos posibles que pueden indicar que el bebé no esté succionando de manera correcta, se puede mencionar el hecho de que no quede satisfecho tras la toma.
En el caso del llanto frecuente, éste se puede deber a diversos factores, diferentes al hambre, tales como cólicos o necesidad de brazos. Mientras que si el bebé demanda tomas a cada momento puede estar relacionado con una crisis o aceleración de crecimiento temporal.
Por otro lado, si un bebé rechaza el pecho puede deberse a distintas causas, siendo éste un indicador de que está pasando por cierta dificultad que interfiere en el amamantamiento.
Por lo general, si un niño parece quedar insatisfecho tras las tomas o desea comer muy a menudo puede que esté succionando incorrectamente, sin obtener leche fácilmente.
Al mismo tiempo, una madre puede no presentar cambios en los pechos durante el embarazo o en las semanas posteriores al parto y puede ser incapaz de sacarse leche en los primeros cuatro o cinco días de vida de su bebé. En este caso, puede ser una de las pocas madres que no son capaces de producir leche de manera suficiente.
En definitiva, resulta muy raro que las madres no posean leche suficiente. Si presentas algunos de los signos posibles antes mencionados, sólo basta con la ayuda y el apoyo de un profesional médico para solucionar el problema.
Modo de extracción y conservación de la leche materna
La leche materna es el mejor alimento para cualquier bebé. Por eso si tienes abundante leche, una buena opción es extraerte la misma con un sacaleches, ya sea manual o eléctrico, y luego congelarla para su conservación.
Aunque parezca sencillo, se deben tomar ciertas precauciones al momento de proceder a la extracción de leche. En este sentido, resulta fundamental evitar que la leche se contamine para poder utilizarla con total seguridad.
Antes de comenzar la extracción, es preciso lavarse correctamente las manos y las uñas con abundante agua y jabón. Para el secado de las mismas, solo basta con una toalla limpia o una servilleta de papel. Asimismo, la ducha diaria alcanza para mantener el pecho limpio, sin que haya necesidad de lavarlo antes de proceder a la extracción.
En primer lugar, resulta aconsejable masajear el pecho antes de la extracción, ya sea con el sacaleches como manualmente, facilitando de ese modo la salida de la leche. La leche debe guardarse en un envase de uso alimentario, como por ejemplo una bolsa diseñada especialmente para conservar leche materna, un bote de cristal o de plástico duro. Es conveniente que el envase, al que previamente debe lavarse con agua y jabón, sea pequeño, con boca ancha, fácil de limpiar y cerrar. Recordar siempre que antes de almacenarla, es necesario poner la fecha de extracción en el bote para poder calcular su caducidad.
Otra de las cuestiones a tener en cuenta es el modo de conservación. La leche fresca, tiene que mantenerse a temperatura ambiente durante 8 horas. En el frigorífico, puede durar hasta 2 días. En caso que no vaya a ser consumida en ese lapso de tiempo, conviene congelarla de inmediato, pudiendo durar así varias semanas, incluso meses. Una vez descongelada, debe guardarse en el frigorífico y ser consumida en un plazo de 24 horas, no pudiendo volver a congelarse.
En fin, tales pautas les servirán sobre todo a aquellas madres que, por ejemplo, deben retornar a sus trabajos luego de culminar su licencia por maternidad o para aquellas que deseen realizar donaciones a un banco de leche con el propósito de alimentar a los bebés enfermos o prematuros que lo necesiten.
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Consejos para amamantar de forma adecuada
Para el bebé no es lo mismo tomar la leche del pecho de su madre que del biberón. Esto se desprende del hecho que el bebé no agarra las tetinas del biberón del mismo modo que el pecho de la madre. Por tal motivo, es recomendable que durante sus primeros meses de vida el pequeño tome la leche del pecho materno. Una adecuada succión hará que el organismo de la madre produzca más leche.
Al momento de amamantar, resultan de suma importancia el contacto corporal y la comodidad de madre e hijo. Una mala posición al dar el pecho, así como un mal agarre del mismo, es posible que acarree diversas molestias. El agarre se facilita ubicando al bebé contra la madre, con su cabeza y cuerpo en línea recta, cuidando que su cuello no quede torcido o excesivamente flexionado o extendido, con la cara hacia el pecho y la nariz frente al pezón. Es aconsejable que la madre conserve la espalda recta y las rodillas algo elevadas, sosteniendo la cabeza del bebé con su antebrazo y no con el hueco del codo.
Luego que el bebé se encuentre bien colocado, la madre puede estimularlo para que abra la boca haciendo rozar sus labios con el pezón para después desplazar al bebé de manera suave hacia el pecho. Se debe tener la precaución de evitar que el brazo del pequeño se interponga entre él y su madre.
No resulta conveniente presionar el pecho con los dedos a modo de “pinza» ya que de ese modo se estira el pezón y se impide que el niño pueda acercarse lo necesario para mantener el pecho dentro de su boca.
Por otro lado, no es necesario seguir un ritual estricto de higiene del pecho al momento de amamantar. Tan solo bastará con una ducha diaria y ciertos cuidados básicos de higiene.
Al mismo tiempo, es aconsejable mantener una alimentación sana y equilibrada, suprimiendo determinados alimentos que puedan darle un mal sabor a la leche como es el caso de los espárragos, cebollas y alimentos picantes, así como el alcohol, café y té.
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Lactancia materna, como saber si estoy alimentando de más a mi bebé
Muchas madres, sobre todo cuando son primerizas, no saben si están alimentando de la forma correcta a sus pequeños, ya que se hace difícil registrar si el pequeño está mamando la cantidad de leche materna necesaria, y en algunos casos pensamos que la alimentación es escasa o en otros que lo estamos sobrealimentando, ya que generalmente los pediatras aconsejan que la teta sea a libre demanda, o sea cada vez que el niño la solicita.
Pues bien, los niños recién nacidos y en sus primeros meses de vida suelen alimentarse cada 2 o 3 horas, y esto no quiere decir que lo estemos sobrealimentando, ya que algunos otros piden la teta cada 4 o 5 horas, y tampoco les está faltando el alimento necesario para su correcto crecimiento y desarrollo.
Generalmente los niños consumen 150 centímetros cúbicos /kilogramo de peso cada vez que se prenden al pecho, aunque no es una regla general, por eso siempre es necesario que las mamás comencemos a establecer rutinas alimentarias hasta establecer un ritmo, donde podamos saber cuando el pequeño llora porque se siente hambriento y cuál es el momento indicado de prenderlo al pecho.
La lactancia varía de acurdo a la etapa de crecimiento en la que se encuentran, por eso algunas veces demandan más y otras un poco menos, lo importante es estar atenta los primeros meses, para lograr así un reconocimiento y poder permitirle que se alimente de nuestro pecho cada vez que sea necesario. La leche materna es el mejor alimento que se le puede brindar a un pequeño los primeros meses de vida, nunca estarás sobrealimentando a tu bebé.