La emoción y alegría de recibir un bebé recién nacido es algo que no posee límites, siendo a la vez una experiencia maravillosa y compleja. Más allá de la enorme felicidad, se asume una gran responsabilidad: proteger y alimentar al bebé recién nacido.
Por consiguiente, aprender a conocerlo y comprenderlo de la manera más rápida posible se torna imprescindible y constituye para los padres primerizos un desafío para nada fácil. A esto, hay que sumarle una buena cuota de paciencia y comprensión, apoyándose mutuamente y gozando de este maravilloso momento más allá de los miedos y ansiedades.
Resulta algo increíble observar a los bebés recién nacidos, tan pronto como nacen ya son capaces de comunicarse con sus padres. Claro que a su modo, lo cual al principio no es para nada sencillo comprender. En tal sentido, existen ciertas señales básicas de comunicación que deben tenerse en cuenta para poder satisfacer las necesidades del bebé recién nacido.
El llanto es el principal modo de comunicación del recién nacido. Teniendo en cuenta que ellos no tienen otra forma de decirles a los padres lo que quieren, se deben conformar con el llanto. Por lo general, lo primero revela el llanto del bebé es hambre y la necesidad de contacto.
Por otro lado, cuando gimen y llorisquean es básicamente por falta de sueño. Los bebés suelen llorar cuando tienen sueño, los primeros meses después del parto tienden a dormir mucho, que es su segunda gran necesidad después de alimentarse. En caso de no conciliar el sueño se vuelven irritables y no en todos los casos son receptivos a las técnicas de relajación cuando tienen deseos de dormir.
En tanto que otra de las señales a tener en cuenta es el hipo. Los bebés no son capaces de almacenar mucha leche, por lo que el hipo es un signo del recién nacido que revela a los padres que hay que promover el proceso de eructos, lo cual se logra acariciándole la espalda al bebé.
Si nada de esto funciona, pues habrá que armarse de paciencia.
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Niños que se muerden las uñas
Los niños conforme van creciendo pueden tomar la manía de morderse las uñas. Una manía molesta e incómoda que puede llegar a producir incluso heridas y rozaduras en los dedos. Sin embargo, los padres no siempre adoptan la actitud adecuada ante esta situación. Es decir, no entienden que detrás de este tipo de comportamiento existe una causa concreta que merece la pena descubrir para poder corregir este hábito.
Por ejemplo, muchos niños se muerden las uñas cuando están nerviosos por alguna causa, irritados o irascibles. Ante este hecho, los padres pueden generar más ansiedad al pequeño si en vez de actuar con paciencia le hacen sentir mal consigo mismo por morderse las uñas. Es mejor pensar que con información, tiempo y calma todo volverá a su cauce.
Además, no sólo algunos niños se muerden las uñas sino que también lo hacen algunos adultos. ¿Cuál es la forma correcta de actuar? Está claro que existen muchos modos diferentes pero merece la pena apostar por la calma como un medio excelente de motivación. Es decir, cuando el niño no se muerda las uñas a lo largo de un día, el padre y la madre deben premiar su logro, apoyarle y valorarle de forma explícita.
Del mismo modo, no hay que hacer un drama cuando el niño cae en la tentación de morderse las uñas. Teniendo en cuenta que a veces, este mal hábito procede de un nerviosismo interior, es mejor pensar en que el niño debe llevar una vida ordenada, con unos horarios marcados y evitar la tensión para que esté seguro y tranquilo. Lo cierto es que hoy día, al igual que muchos adultos sufren estrés, otros niños también lo sienten como consecuencia de la presión laboral y del cansancio.
Morderse las uñas es un gesto que está vinculado de forma directa con el nivel anímico de un ser humano. En cierto modo, se trata de un tipo de dependencia al igual que cualquier otra. Se debe de corregir por una cuestión de bienestar y también de estética. Algunos niños se muerden las uñas pero generalmente, este hábito se corrige con el paso del tiempo.
Listos para dejar el pañal
Uno de los momentos importantes para todo niño es cuando deja los pañales. Por eso, en ese proceso es fundamental no agobiar al pequeño. Más allá de los deseos de todo padre, no se puede pretender que el niño adquiera el hábito de un día para otro. Es común oír a las madres preguntando un millón de veces a su hijo si tiene ganas de hacer pis. Pero hay que tener en cuenta que el proceso del control de esfínteres no tiene que aplicarse en función a que los padres estén todo el tiempo controlando al pequeño si hace o no pis y caca.
Vale aclarar que el control de esfínteres, al igual que caminar o hablar, es algo natural que todo niño logra cuando se encuentra realmente preparado. Generalmente, esto se da entre los 2 y 3 años de edad, aunque todo varía de un niño a otro.
Por la comodidad y conveniencia de los padres, así como por el ahorro de tiempo, dinero y preocupaciones, muchos aprovechan para retirar el pañal de los niños a edades cada vez más tempranas. Pretender enseñarle a que controle el pis antes de tiempo puede resultar contraproducente para el chico, por ello los padres deben tomar este asunto seriamente y sin ningún tipo de presiones.
Sin duda alguna, para la mayoría de los padres el mejor momento para quitarle el pañal al niño es el verano, ya que es por lo general cuando se obtienen mejores resultados. No obstante, muchos sufren un retroceso cuando retornan a la escuela. Si el niño, a nivel emocional, aún no estaba del todo preparado para la retirada del pañal, puede experimentar un retroceso en el control de esfínteres tras vivir situaciones de separación, de exigencias o, incluso, el nacimiento de un hermano.
De modo que si deseas retirarle el pañal a tu hijo, debes primero estar alerta a las señales que te vaya dando el mismo. Independientemente de la estación que se trate, tu hijo sabrá expresarte cuándo está listo para usar el orinal.
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Consejos para amamantar de forma adecuada
Para el bebé no es lo mismo tomar la leche del pecho de su madre que del biberón. Esto se desprende del hecho que el bebé no agarra las tetinas del biberón del mismo modo que el pecho de la madre. Por tal motivo, es recomendable que durante sus primeros meses de vida el pequeño tome la leche del pecho materno. Una adecuada succión hará que el organismo de la madre produzca más leche.
Al momento de amamantar, resultan de suma importancia el contacto corporal y la comodidad de madre e hijo. Una mala posición al dar el pecho, así como un mal agarre del mismo, es posible que acarree diversas molestias. El agarre se facilita ubicando al bebé contra la madre, con su cabeza y cuerpo en línea recta, cuidando que su cuello no quede torcido o excesivamente flexionado o extendido, con la cara hacia el pecho y la nariz frente al pezón. Es aconsejable que la madre conserve la espalda recta y las rodillas algo elevadas, sosteniendo la cabeza del bebé con su antebrazo y no con el hueco del codo.
Luego que el bebé se encuentre bien colocado, la madre puede estimularlo para que abra la boca haciendo rozar sus labios con el pezón para después desplazar al bebé de manera suave hacia el pecho. Se debe tener la precaución de evitar que el brazo del pequeño se interponga entre él y su madre.
No resulta conveniente presionar el pecho con los dedos a modo de “pinza» ya que de ese modo se estira el pezón y se impide que el niño pueda acercarse lo necesario para mantener el pecho dentro de su boca.
Por otro lado, no es necesario seguir un ritual estricto de higiene del pecho al momento de amamantar. Tan solo bastará con una ducha diaria y ciertos cuidados básicos de higiene.
Al mismo tiempo, es aconsejable mantener una alimentación sana y equilibrada, suprimiendo determinados alimentos que puedan darle un mal sabor a la leche como es el caso de los espárragos, cebollas y alimentos picantes, así como el alcohol, café y té.
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El baño del bebé
Bañar a un pequeño recién nacido no resulta tan fácil como parece, en especial cuando somos madres primerizas ya que no sabemos si lo estaremos haciendo del modo correcto o no, por decirlo de alguna manera. Por esa razón, es importante conocer ciertos consejos para el baño del bebé, para que puedas hacerlo sin problemas, sintiéndote más segura.
Antes que nada, es preciso tener en cuenta que los bebés poseen la piel delicada. De manera que, como los recién nacidos únicamente comen y duermen la mayor parte del día, no es necesario darles un baño a diario.
Además que podría irritar su piel, un baño diario provocaría que los recién nacidos se sientan desprotegidos ya que no les agrada en absoluto estar desnudos. Cabe recordar, que cuando estaban en el vientre materno permanecían abrigados, por lo que necesitan continuar estando arropados hasta tanto se habitúen a su nuevo entorno.
Para que un bebé se sienta limpio, no es preciso sumergirlo en una gran cantidad de agua. Si bien debe tener una buena higiene, la zona del cuello o la zona genital son las que mayor aseo requieren. Tales zonas, deben limpiarse a la perfección cada vez que el bebé regurgite o haga sus necesidades. Con respecto al baño, puede realizarse de manera alternada, es decir, un día si y un día no. A medida que aumente su contacto con el exterior se le podrán aumentar la cantidad de baños.
Más allá de lo antes dicho, es preciso tener presente que el baño no es únicamente un medio con el que brindarle higiene a nuestro bebé, sino que además constituye un momento de relajación para ambos. Si lo prefieres, para tener un mayor contacto con tu niño puedes darle en ocasiones un baño solamente con agua, sin jabón, lo que le permitirá relajarse y pasar un rato ameno contigo.
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Beneficios del baño para el bebé
El niño, al nacer, se encuentra inmerso en una etapa muy especial puesto que la llegada al mundo convierte a los niños en pequeños exploradores que tienen curiosidad a la hora de observar y descubrir el mundo que les rodea. Conforme los niños van creciendo se tornan más despiertos y más vivos. Pues bien, el baño forma parte de la rutina diaria del bebé. Un hábito que, evidentemente, tiene que ver con la higiene del pequeño. Pero el baño tiene muchos más beneficios de los que parece a simple vista.
Por ejemplo, el baño ayuda al niño a relajarse, de hecho, tiende a ver ese momento como un juego en el que puede divertirse en el agua y recibe a la vez la atención de los padres. Existe una hora ideal para bañar a los niños y es la noche. Ya que el baño relaja tanto a los peques que así también dormirán mucho mejor por la noche y descansarán de forma adecuada.
Después del baño se le puede dar al niño un masaje en la espalda. Lo cierto es que el cariño es un alimento emocional más que necesario para los bebés que necesitan sentirse queridos y protegidos de forma asertiva. En relación con la higiene del bebé también conviene matizar que no es adecuado utilizar bastoncillos para los oídos puesto que su uso es perjudicial.
Del mismo modo, los expertos recomiendan no cortar las uñas del niño. Sin embargo, en caso de que quieras hacerlo entonces debes tener claro que es muy importante que tengas muy buen pulso y precisión a la hora de realizar los movimientos. De hecho, cuando el bebé sale del baño es buen momento para cortale las uñas porque en ese momento suele estar más calmado y relajado. Además, es necesario realizar este proceso con unas tijeras o un cortauñas infantil.
Sin duda, los beneficios de un buen baño son infinitos para el bebé. Incluso, es posible poner una música relajante de fondo en el momento en que el niño disfruta en el agua y se siente completamente feliz. El agua es un verdadero regalo de la naturaleza.
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Remedios caseros para las estrías
Entre los diversos cambios físicos que sufren las embarazadas se encuentran las tan odiadas estrías, las cuales si no son tratadas a su debido tiempo pueden dejar marcas verdaderamente indeseables en el cuerpo de las mujeres. Si bien existen en el mercado numerosas cremas y productos cosméticos para combatirlas, también hay algunos remedios caseros que sirven para prevenir, reducir e incluso eliminar las estrías.
Una buena alternativa es la crema de zanahoria, para cuya preparación sólo es necesario cocer al vapor algunas zanahorias, para luego hacerlas puré y aplicarlas en la zona que se desee. Tras dejarla actuar durante el transcurso de media hora, debe retirarse con abundante agua fría.
Para eliminar estrías blancas se necesita la cáscara de cinco remolachas moradas, la cáscara de 5 melocotones y una zanahoria. Dichos ingredientes deben primero licuarse para después ser aplicados sobre las estrías, dejando actuar la preparación el mayor tiempo posible.
Otra opción valedera es preparar una crema de zanahoria y leche de almendras, para lo cual precisarás dos zanahorias ralladas y un poco de leche de almendras, mezclando ambos ingredientes hasta obtener una especie de pasta.
Para el caso de las estrías en los pechos, precisarás la ralladura de un limón y una yema de huevo. La mezcla debe aplicarse en los pechos, dejándola actuar el mayor tiempo posible.
Es preciso recordar que el uso de agua caliente favorece la aparición de estrías debido a que produce que la piel se estire. Por ello, siempre usa agua tibia, evitando pasar demasiado tiempo en la ducha. De todos modos, ten en cuenta que no existe mejor remedio que la constancia.
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Consejos para combatir el estreñimiento en el embarazo
El estreñimiento es una de las molestias que más suele aquejar a la mayoría de las embarazadas. Dicha molestia, se ve acentuada por el ritmo de vida acelerado que llevamos actualmente, el cual no nos deja tiempo para mucho. Por ello, vale la pena seguir algunos consejos para hacerle frente al estreñimiento durante el embarazo.
En ciertos casos, es necesario someterse a un tratamiento específico, pero comúnmente con una dieta equilibrada obtendrás la solución al problema.
Una cuestión fundamental en la lucha contra el estreñimiento consiste en consumir fibra, la cual está presente en alimentos como el pan, la pasta o los cereales, los frutos secos, verduras, etc.
Al mismo tiempo, entre los alimentos más recomendados para tal fin se encuentran el kiwi, las espinacas, las pasas, las ciruelas, la remolacha o la miel. Todas las mujeres somos diferentes y, por ende, la alimentación para combatir el estreñimiento también lo es. Sólo es cuestión de probar.
El líquido es vital para mantener en equilibrio tu organismo, por lo que resulta ideal beber al menos 1,5 litros de agua al día, incluyendo infusiones, zumos de frutas, etc. Intenta empezar el día tomando un vaso de agua y luego, en el transcurso del día, ve bebiendo tanto cuanto puedas.
Otro factor importante es incorporar algún alimento graso a tu desayuno. Las grasas activan las sales biliares, que poseen un papel esencial en la digestión. Asimismo, debes evitar ingerir alimentos que sean difíciles de digerir como la fritura.
Recuerda que para regular el tránsito intestinal también es importante hacer ejercicio, como caminar, practicar yoga o pilates.
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Alteración del sueño en el embarazo
Desde el momento que nos enteramos de que vamos a tener un bebé, no falta quien nos advierta acerca de las náuseas, los mareos y los cambios en el cuerpo. Pero lo que más se siente es un arduo deseo de dormir, el mayor tiempo posible.
Durante el primer trimestre es muy común que sintamos un importante estado de somnolencia, lo cual se debe al aumento de la progesterona, una hormona que posee un efecto sedante sobre el cerebro durante el embarazo.
El segundo trimestre es, sin dudas, el más favorable debido a que el feto disminuye la presión que ejercía antes sobre la vejiga, cesando de ese modo las ganas de ir al baño a cada momento.
Por su parte, en el tercer trimestre la situación es un poco más complicada. Durante este último periodo, la panza habrá crecido mucho y resulta difícil encontrar la posición adecuada para descansar, por lo que resulta bastante complicado, por no decir imposible, dormir de corrido durante la noche sin despertarse.
Tales alteraciones del sueño y el estrés en el embarazo, por lo general, suelen provocarnos un estado constante de malhumor y malestar. Por eso, para facilitar el descanso es recomendable usar sábanas de raso, para tener un mejor deslizamiento en la cama.
Con respecto a la frecuencia de orinar, no existe una solución concreta más que evitar beber mucho líquido durante la noche, incluyendo bebidas que contengan cafeína o gasificadas.
Asimismo, para favorecer el buen descanso es aconsejable dormir de costado, si es sobre el izquierdo mejor, con una pierna flexionada y la otra extendida para estimular la circulación sanguínea.
Más allá de la ansiedad propia de toda embarazada, lo ideal es descansar lo suficiente para disponer de la energía necesaria para llevar una vida activa hasta el final del embarazo. Aprovechemos a descansar ahora, ya que después del nacimiento de nuestro hijo se volverá una misión casi imposible.
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Aumento de peso en el embarazo
Una de las cuestiones que suele preocupar a toda futura mamá es aquella que alude a la posibilidad de aumentar de peso de manera excesiva. Sin embargo, esto es algo que puede controlarse con tan sólo respetar algunas reglas básicas.
La mayor parte de las mujeres bajan los kilos ganados durante el embarazo, por lo general, entre los seis meses y un año luego de dar a luz.
Resulta imposible predecir si una embarazada va a aumentar mucho de peso o no. Algunas mujeres, perderán el control de su alimentación durante el periodo de gestación y van a ganar kilos, en tanto que otras vivirán los cambios de su cuerpo de una manera muy relajada.
Vale aclarar que las hormonas ligadas al embarazo favorecen el aumento del apetito. Al tiempo que la aparición de retención de líquido, inclusive de edemas, acarrea un aumento importante de la curva de peso, especialmente en el último trimestre del embarazo.
El aumento de peso en el embarazo depende de cada persona. El promedio del aumento de peso varía entre 9 y 13 kg, aunque las mujeres muy delgadas pueden aumentar más sin que ello implique ningún riesgo para su futuro bebé.
Es importante subrayar que la cuestión no es comer por dos durante el embarazo, sino comer mejor, adoptando un régimen equilibrado. Ciertos factores, como la edad, el haber aumentado mucho de peso en los embarazos anteriores, y un ritmo de vida sedentario, pueden acarrear consigo el aumento de peso.
En cualquier caso, la idea no es hacer un régimen restrictivo sino, más bien, vigilar la calidad de tu alimentación, en especial las cantidades.
Resulta complicado predecir el tiempo que se necesitará para recuperar la línea. A algunas mujeres les costará bajar los kilos ganados durante el embarazo, mientras que otras los perderán sin problema. En cualquier caso, lo importante es no obsesionarse con el tema, y vivir este maravilloso estadio de la manera más relajada posible.
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