Cambios en la pigmentación de la piel en el embarazo

Los cambios hormonales tienen lugar durante la gestación, ocasionan diversos cambios en el cuerpo, uno de ellos es el aumento en los niveles de estrógenos y progesterona, las hormonas que se encargan de estimular la producción de melanina, la sustancia que  pigmenta la piel a  modo de protegerla de los efectos de los rayos ultravioletas e impedir que se produzcan daños en el ADN contenido en el núcleo celular.
Las zonas del cuerpo que más se pigmentan son las pecas y cicatrices previas al embarazo; así como las areolas, pezones, genitales, la línea de alba y cloasma. Tales pigmentaciones van a desaparecer tras el parto.
La línea del alba es una línea oscura, que se extiende desde el pubis hasta el ombligo, y por lo general va acompañada de vellosidad. Esta línea, que aparece alrededor del sexto mes de gestación y que separa el vientre en dos partes, se puede extender incluso hasta el pecho. Puede ser más clara u oscura, variando en cada mujer y entre cada embarazo. Esta línea la tienen todas las mujeres, aunque es casi imperceptible cuando no están embarazadas.
También, se puede padecer hiperpigmentación o manchas en las zonas expuestas al sol, como cuello, frente, sienes, pómulos y en torno a los labios. Dicha variación en la pigmentación de la piel recibe el nombre de cloasma gravídico o máscara del embarazo, y suele ser más frecuente en mujeres morenas. Estas manchas, generalmente aparecen en el segundo mes de embarazo, y se van acentuando a medida que avanza la gestación.
No hay nada que hacer contra la hiperpigmentación durante el embarazo, excepto aplicarse protector solar media hora antes de la exposición al sol, lo cual ayudará a minimizar las manchas. También, es necesario evitar  la exposición directa al sol, en especial entre las 10 de la mañana y las 3 de la tarde.
Tales cambios,  en su mayoría se van corrigiendo paulatinamente después del parto, cuando descienden los niveles hormonales que estimulan la producción de melanina. Aunque en algunos casos pueden demorar en desaparecer hasta un año.

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Incontinencia urinaria en el embarazo

Durante el embarazo, las mujeres orinan mucho menos en comparación con las ganas que sentían. Esta sensación es muy común pues su cuerpo está en proceso de cambio, aunque en el último trimestre no solamente dan más  ganas, sino que incluso se les suele “escapar” la orina especialmente cuando se ríen, tosen, estornudan o levantan algo pesado, entre otras cosas.
El motivo de ello, no es otra cosa más que la presión que el útero ejerce sobre la vejiga, el tamaño del bebé, pues está cada vez más grande y ocupa mucho espacio afectando así la función de la uretra, que es la que hace posible que retengamos la orina. 
Durante esta etapa, es necesario beber al lo menos 8 vasos de agua diarios, pues sino podría llegar a contraer una infección urinaria  o incluso deshidratarse; evitar tomar líquidos con cafeína, picantes, gaseosas, alcohol; porque irritan la vejiga;  controlar el sobrepeso, ya que influye en la incontinencia porque aumenta la presión sobre la vejiga.
Al reír, toser o estornudar hay que procurar cruzar las piernas. También, es importante hacer los ejercicios Kegel, que se trata de contraer los músculos alrededor de la vagina, con los cuales se obtendrán resultados entre las  4  y 6 semanas posteriores. No se debe acelerar el proceso haciendo más ejercicios Kegel,  porque puede llegar a ser contraproducente y generar un efecto contrario al deseado.
Al mismo tiempo, durante el embarazo las mujeres están proclives a sufrir infección urinaria, la cual se puede prevenir higienizando bien el área, evitando los baños de inmersión, no usar ropa ajustada y utilizar ropa interior de algodón.
Inclusive es importante evitar el estreñimiento para que la vejiga no esté presionada y debilite los músculos de la pelvis. Para ello, es fundamental beber mucho líquido e incorporar fibra en la dieta.

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Falta de aliento en el embarazo

Durante el segundo trimestre del embarazo, las mujeres, además de  ya padecer los cambios hormonales, empiezan a tener cambios físicos notorios, la barriga crece y los órganos comienzan a disponer de menos espacio.
En el caso del aparato respiratorio, éste no será la excepción, puesto que se ve afectado por la progesterona, una hormona que hace que se respire más hondo para expandir la capacidad pulmonar y abastecer de oxígeno al bebé; así como por el crecimiento del útero, empujando el diafragma y apretando los pulmones al expandirse para respirar; y otras hormonas, que provocan hinchazón de los capilares del tracto respiratorio. Todo esto, es algo que la madre puede percibir como una falta de aliento.
Para ayudar a aliviar un poco la falta de aliento es recomendable mantenerse erguida cuando está de pie o sentada, y dormir con varias almohadas. Asimismo, no se deben realizar movimientos bruscos, para evitar acelerar el trabajo del corazón y los pulmones, utilizar vestimenta cómoda y holgada, y hacer ejercicio.
De todas maneras, es necesario mantenerse alerta en caso de poseer grandes dificultades al respirar, pulso acelerado, si sufre mareos y desmayos, dolor en el pecho, o si padece asma. En cualquiera de los casos, es necesario consultar con el médico.
 Esta falta de aliento es muy común que continúe durante todo el embarazo, soliendo mejorar en las últimas semanas de gestación, cuando el bebé se pone en posición para nacer, cediéndole mayor espacio a los órganos, como es el caso del diafragma y los pulmones.

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Picazón en el embarazo

Desde el quinto o sexto mes de embarazo, cuando la barriga se va tornando más prominente, es cuando algunas mujeres suelen comenzar a sufrir picazón.
La picazón se da especialmente en la zona de la panza, y puede ir aumentando en intensidad con el paso del tiempo, pudiendo llegar a desesperar a cualquiera. Su origen se debe al crecimiento de la barriga, lo cual provoca que la piel se estire y se tense generando resequedad que trae acarreada consigo a la picazón.
Esta picazón también puede darse en otras partes del cuerpo donde la piel  suele estirarse, como por ejemplo los senos, y la zona de las caderas, nalgas y muslos; qué lógicamente aumenta de tamaño por el embarazo.
El estiramiento de la piel producido durante el embarazo, en la mayoría de los casos da paso a la aparición de estrías, que pueden ser leves o severas, dependiendo de cada mujer.
Otro motivo de picazón es el denominado prurito del embarazo, el cual suele aparecer alrededor del quinto mes, pudiendo apreciarse como un enrojecimiento, afectando sobre todo la espalda y las palmas de las manos, así como las plantas de los pies y hasta los genitales.
Una de las causas posibles de la picazón residiría en que las hormonas placentarias producen un mal funcionamiento del hígado reteniendo las sales biliares, de modo la picazón irá a desaparecer después del parto cuando el nivel de hormonas vuelva  a la normalidad.
Esta picazón, puede generar alteraciones en el sueño e incluso heridas por rascarse intensamente. De modo que para aliviar la picazón y evitar la aparición de estrías es conveniente no rascarse, aplicarse compresas frías en las zonas afectadas, evitar lugares calurosos, usar jabón suave, aplicar cremas  a base de avena y sin fragancia, usar  ropa holgada de algodón, y cuidar el peso corporal.

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Síntomas de un embarazo

Síntomas de un embarazo

Síntomas de un embarazo. Un embarazo muestra diferentes síntomas que debes tener en cuenta para poder saber si estás en estado de buena esperanza. Sin duda, formar una familia es el deseo de muchas personas que quieren construir un hogar estable y feliz. ¿Cuáles son los síntomas más frecuentes de un embarazo?

Por una parte, es normal que se produzca más sensación de cansancio del normal en la rutina diaria. Por supuesto, el cansancio también puede estar causado por otros síntomas, por ello, es importante obtener un diagnóstico médico. En algunos casos, las mujeres embarazadas también sienten aversión y rechazo ante algunos olores. En algunas ocasiones, ciertos aromas pueden producir náuseas en el embarazo.

Por supuesto, un síntoma habitual de embarazo es el retraso en la menstruación, especialmente, cuando se trata de una mujer que es regular en sus ciclos. Además, dentro de la lista posible de síntomas, cabe destacar la hinchazón abdominal. Está claro que para salir de dudas sobre un posible embarazo es esencial realizar una prueba de embarazo casera. En caso de que el resultado sea positivo, debes pedir fecha y hora con tu médico.

Además, la temperatura basal también suele estar más elevada durante varios días seguidos. Por tanto, se trata de un aspecto a tener en cuenta. Las madres primerizas tienen más dificultades a la hora de poder conocer e interpretar los signos de embarazo. Sin embargo, aquellas madres que ya han dado a luz en más de una ocasión, tienen un mayor conocimiento de su propio cuerpo y de las sensaciones frecuentes en este periodo de la vida. El momento en que una mujer descubre que está embarazada, suele ser uno de los momentos más especiales de la vida.

Un momento excelente para compartir con gran ilusión con la pareja. De hecho, es bonito poder vivir la noticia en la intimidad durante algunas semanas antes de compartirla con nadie más. Los expertos recomiendan esperar hasta el tercer mes de embarazo para dar la noticia a todos los demás amigos. Una ilusión que se vive de forma muy intensa en la medida en que se comparte con todos.

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Más información: Baby Center

La toxoplasmosis en el embarazo I

La toxoplasmosis es una infección provocada por un parásito microscópico llamado toxoplasma gondii. A pesar que por lo general se trata de una enfermedad leve, ésta resulta peligrosa durante el embarazo pues el parásito puede llegar a infectar la placenta e incluso al bebé.
La infección puede ser leve o grave, y poseer serios efectos, como el nacimiento de un bebé sin vida o problemas a futuro. De todas maneras, se pueden hacer diversas  cosas para prevenir la infección.
Un dato llamativo, sólo aproximadamente un 15 por ciento de las mujeres en edad fértil no pueden contagiarse toxoplasmosis, pues son inmunes. Pero es cierto que son bastante pocas las mujeres que contraen la enfermedad durante la gestación y no en todos los casos la infección es transmitida a sus bebés.
Aquellas que se infecten con toxoplasmosis en el primer trimestre del embarazo, el riesgo de que el bebé también se infecte es de alrededor del 15 por ciento. Dicho riesgo va aumentando conforme va pasando el tiempo, siendo de un 30 por ciento si se contrae la infección en el segundo trimestre y del 60 por ciento durante el tercero. A pesar de que el nivel de contagio de la enfermedad se incrementa en las últimas etapas del embarazo, la toxoplasmosis congénita reviste mayor gravedad cuando el bebé se infecta durante los primeros tres meses de gestación.
Al mismo tiempo, si la madre contrae la enfermedad pocos meses antes de quedar embarazada también existe la posibilidad de infectar al bebé. Por ello, si sabes que has contraído la infección de manera reciente, lo mejor es aguardar 6 meses antes de intentar buscar un embarazo.
Vale aclarar que la toxoplasmosis no se transmite de persona a persona, excepto en el caso de la transmisión de madre a hijo durante la gestación o mediante una transfusión de sangre infectada o de un transplante de un órgano de alguien infectado.

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Incompatibilidad sanguínea entre madre e hijo

El tipo de sangre de las personas se clasifica en función a los antígenos que posee. Hay   antígenos A y B; por lo que la presencia, combinación o falta de ellos derivan en los grupos sanguíneos A, B, AB y O. Al mismo tiempo, la sangre puede presentar un antígeno adicional, el D, el cual define el factor sanguíneo positivo (Rh+) y de no poseerlo será negativo (Rh-).
Cuando la madre tiene Rh- y el bebé tiene Rh+, se da lo que se conoce como incompatibilidad sanguínea RH. Por lo que si la sangre del bebé entra en contacto con la sangre materna, esta última generará anticuerpos que comenzarán a atacar la sangre del pequeño, lo cual se conoce como Enfermedad Hemolítica, por lo que será necesario efectuar una transfusión de sangre al bebé o incluso existe la posibilidad de adelantar el parto para evitar que el bebé sufra de anemia o daño cerebral, e incluso muera.
Si el padre y la madre poseen igual factor Rh, el bebé también lo tendrá; es decir, si el padre posee sangre tipo B factor Rh+ y la madre tipo A factor Rh+, entonces el bebé irá a tener factor Rh+ y A o B puede ser su tipo de sangre. En tanto que si los padres disponen de distinto factor Rh, entonces su hijo podrá tener cualquiera de los dos.
En verdad, son escasos los casos en que el organismo de la madre puede empezar  a producir anticuerpos, pero puede ocurrir  al efectuar una punción del líquido amniótico, en ciertos casos de placenta previa, desprendimiento de placenta, una aspiración de vellosidades coriales o que atraviese la placenta, en cuyo caso debe suministrarse.   Si durante el embarazo la sangre del bebé y la madre no estuvieron en contacto, es muy probable que esto sí suceda, en el parto, de manera que es indispensable que le inyecten inmunoglobulina a la madre para la prevención de la formación de anticuerpos contra el Rh+, asegurando de ese modo que la madre pueda quedar nuevamente embarazada y reciba una transfusión de sangre por cualquier otro motivo.
Si la madre ya posee formados los anticuerpos de su primer embarazo, el segundo bebé irá a permanecer en contacto con más cantidad de anticuerpos que pueden afectarlo, y, en un tercer embarazo, la situación se agravaría todavía más.

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Bebés con síndrome congénito de la rubéola

Los tres primeros meses de gestación son de vital importancia ya que  es en esta etapa cuando se desarrollan los órganos y sistemas principales del bebé. Por eso, en caso que la madre durante ese periodo contraiga rubéola, una enfermedad viral, existe el riesgo de contagiar al bebé, pudiendo llegar a ocasionar un aborto espontáneo o el síndrome congénito de la rubéola, provocándole defectos congénitos al feto.
Los bebés con síndrome congénito de la rubéola, por lo general presentan defectos congénitos, como bajo peso al nacer, neumonía, diarrea, meningitis, anemia, irritabilidad y letargo; que irán superando tras el nacimiento.  También, pueden padecer leucocoria, tono muscular anormal, manchas en la cara y/o cuerpo y tendencia sangrar por anomalías de la sangre, pudiendo comprometer también el hígado y bazo.
Los bebés que han nacido con defectos congénitos pueden llegar a desarrollarse con normalidad, superando con cirugías y terapias los problemas, de forma parcial o total. En realidad, todo irá a depender del tipo de defecto que presente y la intensidad del mismo, excepto los problemas que atacan el sistema nervioso, los cuales son irreversibles.
El síndrome congénito de la rubéola, puede ocasionar problemas visuales, auditivos, cardíacos y daños en el  sistema nervioso central.
Pero hay bebés que nacen con el síndrome y no presentan ningún tipo de síntoma, aunque es necesario hacerle un seguimiento en su desarrollo pues existe la posibilidad de  que puedan presentar problemas a futuro, como ser problemas de visión, audición, aprendizaje y comportamiento, que se vuelven visibles a una edad más avanzada.
La mayoría de las mujeres son inmunes a la rubéola, por haber sido vacunadas durante la infancia o haber padecido dicha enfermedad. Pero en caso que se tenga alguna duda, se puede realizar una prueba de sangre para ver si posee anticuerpos contra la enfermedad, en especial antes de buscar un embarazo.
En cuanto a la vacuna, vale decir que la misma se debe administrar 3 meses antes de la concepción, no pudiendo administrarse, bajo ningún punto de vista, durante el embarazo excepto que la madre haya estado en contacto directo con un enfermo y el médico se lo indique. Aquellas  mujeres que dan de lactar pueden ser vacunadas, pues no perjudicará la leche ni a su hijo.
Un dato que vale la pena destacar, si la madre sufre rubéola en el primer trimestre del embarazo, existe un 25 por ciento de probabilidades de que el bebé posea defectos congénitos. Después de las 20 semanas de embarazo, los riesgos se reducen considerablemente.

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El peso en el embarazo

Por lo general, se suele asociar el embarazo con el aumento de peso, aunque eso no siempre ocurre, pues existen mujeres que cursan los últimos meses de gestación  y que solamente poseen barriga, pero no están gordas.
Vale aclarar, entonces, que embarazo no es sinónimo de obesidad, por lo que no subir de peso durante las primeras semanas de gestación es normal, incluso hay algunas mujeres que bajan de peso en esta etapa a causa de los mareos y náuseas típicas del embarazo.
Normalmente, las mujeres concurren a su primera consulta con el médico en el segundo mes de embarazo aproximadamente. Todas conocen bien cuál era su peso promedio antes de quedar embarazadas, pero en el lapso de tiempo transcurrido entre la concepción y la primera consulta se suceden cambios hormonales que producen las náuseas y los vómitos provocando que bajen de peso, en lugar de subir.
La salud del bebé no corre riesgo en esta primera etapa, pues sus necesidades alimenticias son reducidas si las comparamos con las que precisará luego. Tras esta primera etapa, sí es muy importante que la mujer aumente de peso, ya que el feto va a necesitar mucho más alimento para poder desarrollarse correctamente, y esta necesidad del feto irá en aumento a medida que el embarazo vaya avanzando.
En caso de tener problemas con las náuseas,  no hay de qué preocuparse puesto que éstas irán desapareciendo después del primer trimestre, aunque hay algunas mujeres que continúan con este síntoma todo el embarazo, por lo que deberán controlar su alimentación y peso con su médico.
Es posible incrementar el peso comiendo alimentos que sean nutritivos y a la vez brinden un buen aporte de calorías, como frutos secos, palta, nueces, carnes magras, entre otras.
En tanto que aquellas que se sientan llenas durante el día, lo mejor es disminuir la ración pero aumentar la cantidad de comidas diarias.
Es necesario evitar alimentos que provoquen sensación de llenura, como es el caso de los preparados con grasas, como las frituras.
Los alimentos que ingiere una embarazada tienen que contar con el máximo valor nutritivo y no así con un máximo valor calórico, ya que la idea es alimentarse y no engordarse de forma desmesurada.
Cabe recordar, que un aumento sano de peso durante la gestación ronda entre los 11 a 16 kilos, ni más ni menos.

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La importancia de la estimulación prenatal

Según distintas investigaciones que fueron realizadas en los últimos tiempos, la estimulación prenatal es muy importante, pues  los niños que han sido estimulados antes de nacer desarrollan mayor capacidad para sociabilizar, además de casi no presentar síntomas de déficit de atención. Al mismo tiempo, los bebés que recibieron la estimulación, luego lloran menos y son personas menos estresadas.
Hablarle al bebé es una forma sencilla de estimularlo, ya que desde el cuarto mes los bebés pueden escuchar sonidos del exterior. Es importante que ambos padres le hablen al bebé y especialmente que se demuestren afecto mutuo, lo cual es esencial para el buen desarrollo del feto. No hay que olvidar que el bebé siente todo, hasta la alegría o el fastidio que puede llegar a sentir la madre en cualquier situación.
El tacto es otra de las formas de estimulación prenatal. Cuando la embarazada se toca la panza le hace bien al bebé.  Una buena opción es acariciarse la panza con jabón y agua tibia, durante el baño.
De todas, siempre la más comentada es la estimulación prenatal con música. Así que si posees una radio cerca, nada mejor que encenderla. Incluso, puedes optar por un poco de música clásica, como la de Baby Mozart, puesto que se ha comprobado que la música clásica, y sobre todo la de Mozart, hace que el bebé desarrolle mucho más su inteligencia ientras está en la panza. En cuanto a esto, puedes comprar CD’s y usarlos en función a lo que desees estimular en ese momento; pudiendo encontrar música “para dormir”, “al despertar” y “juega y aprende”.

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