Hallazgo del gen de la respiración de los recién nacidos

Se ha logrado identificar, a través de un reciente estudio, el gen que permite la respiración y sobrevida de los recién nacidos. El hallazgo se produjo en manos de un grupo de investigadores del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), en Francia, que trabajó en conjunto con las universidades Paris-Sud 11 y Paul Cézanne.
Esta investigación será de gran ayuda para poder comprender mejor todo acerca de la función respiratoria así como de las enfermedades que la aquejan.
Hasta el momento, lo que se sabía era que el feto se desarrollaba en un entorno acuático, recibiendo oxígeno por el cordón umbilical puesto que las funciones pulmonares son casi inexistentes. Al nacer, el bebé pasa de un medio acuático a una autonimía aérea, algo desconocido hasta ahora para los científicos.
De este modo, con el descubrimiento de ese gen, se logró conocer que permite respirar de manera automática a los bebés cuando salen del útero, gracias a diversos circuitos neuronales. Al mismo tiempo, la proteína «TSHZ3» es la encargada de controlar el desarrollo de determinados elementos y comportamientos celulares que resultan imprescindibles para poder comenzar a respirar durante el parto.
El cambio de respiración que sufre el bebé cuando nace, se produce debido a que al cortar el cordón umbilical debe comenzar a ejercitar sus funciones pulmonares, casi nulas hasta ese momento.
Lo más importante es que este hallazgo será de gran utilidad para la realización de nuevos estudios sobre la muerte súbita en los recién nacidos, la mayor causal de muerte de bebés en los países desarrollados.

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Hacer ejercicio durante la lactancia no supone riesgos para los bebés

Aquellas mujeres que están en la etapa de lactancia pueden hacer ejercicio físico sin que ello suponga un riesgo para el bebé, puesto que no influye de ninguna manera en el desarrollo del pequeño. Dicha afirmación, se desprende de un nuevo estudio llevado a cabo por la Universidad de Birmingham, del Reino Unido.
La investigación se basó en el estudio de una serie de ensayos clínicos que analizaban el crecimiento de los bebés de aquellas mujeres que estaban en proceso de lactancia y realizaban ejercicio físico. De manera que, al confrontar los resultados, se logró comprobar que no hay evidencia alguna que de cuenta que el ejercicio realizado por la madre pueda significar un retraso en el aumento del peso de sus hijos.
En efecto, los bebés nacidos de mujeres que realizaban una rutina de ejercicio podían engordar incluso un poco más que aquellos bebés de madres que no realizaban ningún tipo de actividad y llevaban una vida sedentaria. Según los expertos, dicha diferencia podría deberse tan solo al azar, puesto que solamente se verificó una diferencia de  18,6 gramos en promedio.
De este modo, las mujeres pueden hacer actividad física tras el parto sin que ello suponga ningún problema, a pesar de que los profesionales médicos sostienen que deben empezar con tales actividades de manera paulatina un par de semanas luego de haber iniciado el proceso de la lactancia.
Para corroborar los datos se tuvieron en cuenta ciertos ensayos clínicos, realizados entre 1994 y 2009, que se basaban en un grupo de mujeres sedentarias que se hallaban amamantando a sus hijos y que se les fue indicado a algunas de ellas que empezaran una rutina de ejercicio diaria.

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Riesgos del embarazo adolescente

Hoy en día, el embarazo adolescente es una realidad recurrente. Por lo que hay que hacer especial hincapié en la educación sexual de los jóvenes para la prevención de enfermedades y embarazos no deseados.
Lo cierto es que en algunos casos los huesos de la pelvis no han terminado de desarrollarse, de modo que resulta muy doloroso soportar el peso del embarazo. Es por ese motivo que  las jóvenes embarazadas son más propensas a presentar infecciones urinarias, problemas óseos por descalcificación de los huesos, anemias e hipertensión, lo cual hace que corran riesgo la salud de la mamá y el bebé. Los problemas aumentan en las mujeres menores de 15 años, cuyo riesgo de fallecer en el parto se cuadruplica en relación con las mujeres adultas. 
Pero no sólo las jóvenes madres corren riesgo sino que sus bebés también, pues poseen más posibilidades de nacer prematuros, bajo peso o con malformaciones. Incluso, los hijos de mujeres menores de 15 pueden llegar a morir durante su primer año de vida a causa de enfermedades, muerte súbita o infecciones.
Por todo esto, es muy importante reforzar la educación sexual en los jóvenes, pues la desinformación es su peor aliado. Y si bien las mujeres desde la primera ovulación pueden quedarse embarazadas, su cuerpo y su mente aún no se encuentran preparados para la concepción, pues carecen de la madurez necesaria para afrontar la tarea de ser madres.

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Intolerancia a los olores en el embarazo

Debido a los cambios hormonales, las embarazadas suelen presentar hiperosmia, un síntoma que se caracteriza por el enorme rechazo hacia olores fuertes, pudiendo provocar náuseas y vómitos.
Si bien hay mujeres que dejan de tener molestias con los olores al finalizar el primer trimestre de gestación, otras mantienen esta condición hasta llegado el momento del parto.
El pescado y la carne, sobre todo si están crudos, así como los perfumes y el café, son los principales olores que generan mayor rechazo. Por lo que es aconsejable evitar la exposición a ellos.
Al cocinar, para evitar la concentración de olores, lo mejor es encender siempre el extractor y abrir puertas y ventanas. Si no toleras la comida cruda, lo más indicado es comprar productos congelados, puesto que poseen menos olor. Otra opción es modificar un poco tus recetas o delegar la preparación de las comidas a tu pareja aunque más no sea algunos días a la semana.
Es sabido que la nevera es foco de olores realmente intolerables para algunas embarazadas. Para ello, puedes colocar un vaso de jugo de limón dentro de la misma para neutralizar los olores indeseables.
Aquellas que usan un perfume muy intenso, lo mejor es reemplazarlo por una colonia fresca y suave, evitando utilizarla muy a menudo pues sino también acabará resultando intolerable. Incluso tu pareja puede colaborar no utilizando cosméticos o perfumes muy fuertes.
De todas maneras, como cada embarazo es diferente, hay mujeres que pierden parte del gusto y del olfato durante el embarazo. Lo bueno es que todo volverá a la normalidad tras el parto.

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La caída del cabello tras el embarazo

Hay mujeres que luego de dar a luz experimentan una visible caída del cabello, lo cual es producto de los cambios hormonales significativos que se tienen durante ese período.
La caída del cabello tras el parto genera preocupación en muchas mujeres, pero hay que conservar la calma pues lo cierto es que ese cabello no ha caído durante el embarazo.
En efecto, los altos niveles de estrógeno en el embarazo ocasionan el detenimiento de la natural caída del cabello. Luego de producirse el nacimiento, el ciclo normal se reanuda y todo el cabello comienza a caer de golpe, pero no es más que lo que se habría perdido si no se hubiera estado embarazada.
Tras del parto, se precisan aproximadamente unos seis meses para que el ciclo vital del cabello retome su ritmo habitual, que alterna las fases de recambio del pelo con las fases de crecimiento.
Mientras tanto, es bueno saber que una alimentación equilibrada y saludable aportará todas las vitaminas y minerales que se necesitan para que el cabello vuelva a crecer fuerte.

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La obesidad podría predisponer a las mujeres a sufrir complicaciones en el embarazo e incluso abortos

En una de las sesiones clínicas que se realizan en el Hospital Universitario de Canarias,  la doctora Nieves González hizo referencia a las complicaciones que devienen producto de la obesidad de la madre durante la concepción, la gestación y después del parto. En efecto, según la especialista, las mujeres que sufren de obesidad poseen el doble de posibilidades de aborto en contraste con las mujeres que no son obesas.
Al mismo tiempo, González expresó que la obesidad es como una epidemia de origen no infeccioso que, durante el embarazo, afecta a la fisiopatología de la mujer.
Las mujeres obesas, de por sí, es común que tengan problemas de esterilidad y  si a eso se le agrega el mayor riesgo de abortos, los problemas para lograr la concepción serían importantes.
En el embarazo, las mujeres con obesidad poseen un mayor riesgo de padecer tromboembolismos, apneas del sueño, diabetes gestacional, complicaciones infecciosas e hipertensión o preeclampsia. Incluso por el exceso de peso materno, puede verse alterado el crecimiento fetal ya sea  por exceso o por defecto, aumentando el  riesgo de padecer luego obesidad infantil y problemas cardiovasculares durante la adultez.
Como es sabido, es sumamente importante tomar ácido fólico previo al momento de la concepción, más aún en el caso de mujeres obesas,  para la prevención de malformaciones.
Vale recalcar la necesidad de llevar un control del peso previo al embarazo para, de ese modo, evitar posibles complicaciones.

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Complicaciones posibles en el puerperio

Durante el postparto o puerperio, pueden surgir algunas complicaciones, por lo que es importante que las mujeres estén atentas para, ante cualquier problema, acudir al médico.
Normalmente, la madre tiene un sangrando similar a la regla tras el parto, aunque en este caso éste durará varios días más que la menstruación. El color de la sangre tiene que ser rojo, pudiendo presentar coágulos, el olor debe ser similar al de la sangre menstrual, y hay que controlar que no haya dolor en el vientre y que no se trate de un sangrado continuo. Si presentas cualquier otro síntoma, deberás realizar una consulta médica. Es necesario permanecer alerta sobre el sangrado, de modo que si te baja sangre constantemente y sin ninguna pausa entonces es una hemorragia, debiendo acudir de manera inmediata al hospital.
Después del parto, puede desarrollarse una infección urinaria, con síntomas como la constante necesidad de orinar, quemazón en la zona, ardor al orinar, además del color oscuro de la orina.
Incluso, por la “bajada de la leche”, puedes presentar fiebre, que si supera los 39 ºC, En caso que la temperatura dure más de un día, es necesario concurrir al médico con el objeto de  descartar que sea una mastitis o una infección en la zona de la episiotomía o en la cicatriz de la cesárea.
Al mismo tiempo, durante el postparto puede sentirse dolor en la parte baja del vientre durante los primeros 5 días, pues el útero se encuentra en proceso de retornar a su tamaño normal. En caso que los dolores persistan, es necesario acudir al médico para ver que la placenta haya sido expulsada en su totalidad, lo cual  es más frecuente en los casos de parto prematuro o un parto complicado.
Puede suceder que la madre tenga un coágulo de sangre, que puede ocasionar  una infección en las venas, causando falta de aire, dolor en el pecho, pantorrillas y/o muslos.
En caso de tener mastitis, obstrucción del conducto lactífero, hará que la mujer sienta dolor en los pechos, los mismos estará duros y hasta hinchados. Para el alivio de dichos síntomas, además de concurrir al médico, se recomienda ponerse compresas calientes o darse un buen baño caliente masajeando el pecho.

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Riesgos del embarazo prolongado

Entre 37 a 42 semanas es lo que dura un embarazo normal. Cuando se sobrepasan las 42 semanas, contando a partir de la fecha de la última menstruación, es considerado un embarazo prolongado y, por ende, de alto riesgo. Dicha situación, ocurre con mayor frecuencia en mujeres menores de 35 años, generalmente madres primerizas.
Normalmente, se aguarda hasta la semana 41 y, en caso de no desencadenarse el parto,  se evalúa a través de ultrasonidos realizar una inducción o una cesárea para evitar futuras complicaciones. Para ello,  se lleva a cabo un seguimiento al estado de salud del bebé, evaluando los movimientos fetales, la frecuencia cardíaca y el funcionamiento de los órganos, entre otras cosas; la cantidad de líquido amniótico, ya que si disminuye  puede provocar trastornos en el feto; el buen funcionamiento del cordón umbilical para asegurar la buena nutrición del bebé, caso contrario habrá sufrimiento fetal; el estado de la placenta, pues si está madura no garantiza la nutrición del bebé, corroborar si el bebé elimina materia fecal (meconio), a través de la observación del líquido amniótico; y la madurez de los pulmones, para verificar si el bebé se encuentra preparado para respirar por sus propios medios.
Mientras no existan problemas en la gestación, se suele aguardar hasta la semana 42 para hacer una inducción del parto o una cesárea. Pasado ese lapso, se corre el riesgo de que el bebé aspire el meconio a sus pulmones.

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Incompatibilidad sanguínea entre madre e hijo

El tipo de sangre de las personas se clasifica en función a los antígenos que posee. Hay   antígenos A y B; por lo que la presencia, combinación o falta de ellos derivan en los grupos sanguíneos A, B, AB y O. Al mismo tiempo, la sangre puede presentar un antígeno adicional, el D, el cual define el factor sanguíneo positivo (Rh+) y de no poseerlo será negativo (Rh-).
Cuando la madre tiene Rh- y el bebé tiene Rh+, se da lo que se conoce como incompatibilidad sanguínea RH. Por lo que si la sangre del bebé entra en contacto con la sangre materna, esta última generará anticuerpos que comenzarán a atacar la sangre del pequeño, lo cual se conoce como Enfermedad Hemolítica, por lo que será necesario efectuar una transfusión de sangre al bebé o incluso existe la posibilidad de adelantar el parto para evitar que el bebé sufra de anemia o daño cerebral, e incluso muera.
Si el padre y la madre poseen igual factor Rh, el bebé también lo tendrá; es decir, si el padre posee sangre tipo B factor Rh+ y la madre tipo A factor Rh+, entonces el bebé irá a tener factor Rh+ y A o B puede ser su tipo de sangre. En tanto que si los padres disponen de distinto factor Rh, entonces su hijo podrá tener cualquiera de los dos.
En verdad, son escasos los casos en que el organismo de la madre puede empezar  a producir anticuerpos, pero puede ocurrir  al efectuar una punción del líquido amniótico, en ciertos casos de placenta previa, desprendimiento de placenta, una aspiración de vellosidades coriales o que atraviese la placenta, en cuyo caso debe suministrarse.   Si durante el embarazo la sangre del bebé y la madre no estuvieron en contacto, es muy probable que esto sí suceda, en el parto, de manera que es indispensable que le inyecten inmunoglobulina a la madre para la prevención de la formación de anticuerpos contra el Rh+, asegurando de ese modo que la madre pueda quedar nuevamente embarazada y reciba una transfusión de sangre por cualquier otro motivo.
Si la madre ya posee formados los anticuerpos de su primer embarazo, el segundo bebé irá a permanecer en contacto con más cantidad de anticuerpos que pueden afectarlo, y, en un tercer embarazo, la situación se agravaría todavía más.

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Fatiga luego del parto

Luego del parto es muy común sentirse fatigada, ya que  durante las primeras semanas, e inclusive meses, pueden llegar a ser muy agotadores.
Por este motivo, es muy importante poder organizarse, intentando adaptarse de a poco a los ritmos de vida del bebé para poder realizar las tareas diarias y descansar.
Lógicamente, ya no es posible dormir toda la noche de un tirón. De modo que es conveniente adaptarse a los ritmos de sueño del bebé, para aprovechar a descansar cuando el bebé duerme. Estos breves cortos resultarán bastante reparadores.
Por otra parte, durante las primeras semanas de vida del bebé, es bueno limitar las responsabilidades, pues no hay nada más importante que alimentar a tu bebé.
También, es necesario reducir las visitas, ya que si bien es grato recibir la visita tanto de familiares como de amigos, no lo es tanto si te sientes  fatigada. No te preocupes, sin dudas, todos lo entenderán.
Otro punto a tener en cuenta está relacionado con el paseo. Salir, un rato cada día, a dar un paseo con tu hijo te revitalizará, además de permitir distraerte y hacer un poco de ejercicio.
Nunca hay que dudar en pedir ayuda cuando lo creamos necesario, pues un recién nacido demanda mucho tiempo de atención y energía, por lo que estaría bueno contar con alguien en casa para que nos ayude con  los quehaceres domésticos.
En cuanto a la alimentación, es fundamental tener presente que en esta etapa es esencial ingerir alimentos nutritivos, lo que nos permitirá sobrellevar los cambios que sufrió el cuerpo durante el embarazo y el parto. Además, resulta indispensable alimentarse adecuadamente, llevando una dieta saludable y equilibrada, para contar con todos los nutrientes necesarios para  estar saludables y preparadas para amamantar a nuestro hijo.

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