El uso de faja durante el embarazo

Durante el embarazo, el cuerpo de las mujeres empieza a cambiar en distintas formas y el vientre comienza a ser más prominente con el crecimiento del bebé. A veces, suele ocurrir que la embarazada padezca dolores de espalda y de pelvis, debido a que su cuerpo está cargando un peso al que no se encontraba acostumbrado, y ejerce presión en los músculos de esa zona. Para calmar un poco dicho dolor, es recomendable usar una faja que ayude a cargar el peso del bebé durante la gestación.
Estos dolores no inciden para nada en el bebé, y se los puede aliviar mediante el uso de una faja para embarazadas. Las fajas levantan un poco la panza cuando se encuentra demasiado baja y ayudan a tener una correcta posición en relación a la columna.
Para colocarse la faja, hay que hacerlo acostada en la cama de espaldas,  pues de ese modo se podrá acomodar mejor y soportará mejor el peso de la panza al ponerse de pie.
Hay distintos tipos de fajas, algunas son fajas pélvicas que rodean las caderas y existen otras más completas que cubren toda la panza. Lo más conveniente es probarlas antes de proceder a comprarlas y elegir la que se ajuste de forma más cómoda.
De este modo, a la hora de ir a comprar una faja es preciso tener en cuenta que no tiene que ser  ni muy alta ni muy estrecha, debe cubrir bien las caderas, y las costuras deben ser reforzadas en el medio y a los lados.
Luego del parto, lo más conveniente es continuar utilizando una faja pero en este caso para favorecer la pronta recuperación de la figura de la mujer.

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Mariah Carey luce tipazo después de dar a luz

Mariah Carey luce tipazo después de dar a luz

Mariah Carey es una de las artistas de más éxito a nivel internacional que disfruta del cariño del público. Pues bien, en esta ocasión, la artista es noticia porque luce una figura envidiable después de haber dado a luz a sus gemelos el 30 de abrir de este año. Desde entonces, la artista se ha centrado al cien por cien en el cuidado de su familia pero también, ha querido recuperar su figura en base a su propia autoestima.

Y es que, a lo largo de los nueve meses engordó muchos kilos que ha perdido con la ayuda de una dieta muy estricta. Sin embargo, está orgullosa del esfuerzo que ha realizado, de su tenacidad y de poder mirarse y sentirte guapa cuando se ve en el espejo. Jenni Craig ha sido su nutricionista y su gran apoyo en estos momentos. Mariah Carey ha seguido una dieta de 500 calorías diarias y de mucho ejercicio físico y deporte. Pues bien, en su madurez, la cantante está más guapa que nunca y así lo ha querido mostrar al posar para una revista de una forma muy sexy con una blusa que deja su cintura al aire.

El ejemplo de la cantante puede ser una fuente de motivación y de superación personal para todas aquellas mujeres que se encuentran en una situación semejante en ese momento de la vida. Y es que, tras dar a luz, muchas chicas aspiran a recuperar su figura. Algo que por supuesto, implica mucho esfuerzo y mucha paciencia. Pero para no tener que perder más peso del necesario, es esencial empezar a cuidar los kilos de más, incluso, en pleno proceso de gestación. Y es que, muchas mujeres se relajan y ante los tradicionales antojos, comen de todo sin pensar en el después.

Lo importante a la hora de perder peso es hacerlo con la ayuda adecuada, es decir, contar con especialistas y con una dieta seria porque la salud es lo más importante en cualquier momento de la vida. La verdad es que es muy importante cuidar la figura pero también es positivo controlar el peso durante el embarazo para no coger más kilos de los necesarios.

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Posibles complicaciones durante el postparto

El postparto o puerperio es una etapa que no en todos los casos genera complicaciones en la mujer, pero es importante permanecer atenta por si se presenta algún inconveniente para consultar inmediatamente con el médico.
Normalmente la madre, luego del parto, posee un sangrado muy parecido a la regla, con la diferencia de que éste durará más días que la menstruación. El color de la sangre tiene que ser rojo, y se pueden presentar coágulos que no indicarán nada malo salvo  que superen el tamaño de un limón.
Es importante estar atentas a este sangrado, ya que esto servirá para estar seguras de que nos encontramos bien. Por ejemplo, si notas que tienes un sangrado permanente casi sin pausa podría tratarse de una hemorragia, de modo que es recomendable que te coloques una compresa helada en la zona baja de tu vientre, para ayudar a que se contraiga el útero, y acudir rápidamente al hospital.
Luego del parto, cabe la posibilidad de desarrollar una infección urinaria, de ser así sentirás algunos síntomas, como la necesidad de orinar frecuentemente, quemazón en la zona vaginal, ardor al orinar, y el color de la orina tenderá a ser oscuro.
También, durante el puerperio puedes levantar temperatura a causa de la bajada de la leche, lo cual es algo bastante común. Pero si superas los 39 ºC de temperatura o la fiebre persiste más de un día, deberás acudir al médico para poder descartar la posibilidad de que se trate de mastitis o una infección en la herida de la episiotomía o de la cesárea, según el caso.
Por otra parte, es común sentir dolor en la parte baja del vientre durante los primeros 5 días ya que el útero se encuentra en pleno proceso de retornar a su tamaño original. En caso de que el dolor continúe, es necesario consultar con el médico con el fin de revisar si la placenta fue expulsada por completo, lo cual puede suceder sobre todo si se tuvo un parto prematuro o complicado.
Asimismo, ante la presencia de un coágulo en la sangre, se puede sufrir una infección en las venas, lo cual producirá falta de aire, dolor en el pecho, pantorrillas y/o muslos. Ante cualquiera de estos síntomas no dudes en acudir al hospital de manera inmediata. 
Al mismo tiempo, algunas madres suelen sentirse mal o padecer cambios de humor luego del parto producto de que las hormonas han bajado rápidamente. Dicha condición por lo general desaparece después de transcurridos unos 15 días; pero en caso que llegara a persistir, se podría estar presente ante una depresión postparto, y para superarla precisarás ayuda profesional.
En fin, no hay que alarmarse. Sólo se trata de conocer todo lo que es normal y lo que no en la etapa del posparto, para poder saber cuándo es necesario recurrir al médico y no tomarse las cosas a la ligera.

Hinchazón de las piernas durante el embarazo

 

Durante el embarazo, en especial en el último trimestre e incluso hasta dos semanas después del parto; tener las piernas hinchadas, al igual que los tobillos y pies, es algo más que común, pudiendo además sentir dolor en las articulaciones.
La hinchazón se ve intensificada sobre todo en los días cálidos y húmedos, al final del día, tras permanecer mucho tiempo parada o sentada, si se ha subido demasiado de peso, si se trata de un embarazo múltiple, entre muchas otras razones. Lo normal, es que la mayor parte de esta hinchazón desaparezca después de dormir por la noche.
La causa de la hinchazón se debe a que los tejidos tienen que resistir el desarrollo del bebé y el parto, de modo que producen y acumulan líquidos, los cuales a su vez provocan hinchazón o edema en las piernas, tobillos y pies, aunque en ocasiones suele darse también en las manos y la cara.
Para aliviar dicha hinchazón  es necesario evitar permanecer mucho tiempo de pie o sentada, no cruzar las piernas al sentarse, intentar mantener elevados los pies aunque sea un rato al día, al dormir recostarse siempre sobre el lado izquierdo del cuerpo para facilitar la circulación sanguínea, realizar caminatas diarias, hacerse masajes, evitar el uso de ropa ajustada, utilizar calzado cómodo y sin tacón, usar medias especiales que den soporte, reducir la cantidad de sal en las comidas, beber al menos 2 litros de agua al día,  y no tomar medicamentos para reducir la hinchazón, excepto por prescripción médica.
En caso de padecer síntomas como hinchazón severa, una pierna visiblemente más hinchada que la otra y dolor a la altura de los muslos, hinchazón en manos y cara, dolores de cabeza intensos, visión borrosa, mareos o dolos agudo en el abdomen, se debe recurrir con rapidez al médico.

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Vivir la experiencia de un segundo embarazo

En el segundo embarazo, la madre se encuentra más preparada tanto física como psicológicamente. No obstante, el desarrollo del embarazo y el parto no son iguales al primero, por lo que existen ciertos aspectos que es preciso tener en cuenta.
Los trastornos típicos del embarazo disminuyen a causa de que los tejidos poseen mayor elasticidad. Incluso, el dolor de espalda, al igual que las náuseas, la ciática o los problemas de circulación en las piernas, puede que aparezcan de manera diferente.
Además, el trabajo de parto suele ser más liviano. Por lo general, si para un primer hijo es posible que transcurran hasta 24 horas desde el inicio del trabajo hasta el parto, para el segundo, el tiempo se acorta a la mitad. La fase de dilatación generalmente es más breve ya que el cuello uterino se borra con rapidez. A su vez, las paredes vaginales se encuentran más distendidas y con mayor elasticidad.
Por su parte, el parto normalmente es más corto también debido a que el tiempo de adaptación del cuerpo de la mujer disminuye, puesto que el cuello del útero y los tejidos circundantes se hallan más blandos, facilitando así la dilatación y la expulsión del bebé. Al mismo tiempo, la mujer ya sabe cómo pujar, por lo que colabora mejor con el ginecólogo.
Por otro lado, en un segundo embarazo la barriga se nota antes, porque los músculos del abdomen están más relajados y se adaptan antes a los cambios del embarazo; los movimientos del bebé se perciben alrededor de la semana 14 de gestación, siendo que en las madres primerizas esto no ocurre hasta la semana 20 o 22; normalmente se adelanta la fecha de parto,  a causa de que el cuello del útero se halla más blando y le cuesta más permanecer cerrado hasta el final de la gestación; y hay menores posibilidades de episiotomía,  por la correcta distensión del tejido del periné.
En cuanto a la lactancia, como el pecho y los pezones se encuentran más curtidos y la piel posee menos sensibilidad,  la madre se adapta con mayor seguridad a las necesidades de su bebé.
Además de todas estas ventajas, en el segundo embarazo tienen lugar algunos inconvenientes. Por un lado, el útero demora más en regresar a su tamaño original por la distensión muscular. Asimismo, recuperar la línea no es tan fácil como la primera vez, aunque con  la ayuda de una dieta sana y ejercicio, el cuerpo vuelve a su peso anterior.
Por último, el cansancio es más notorio, ya que dormir pocas horas y de manera interrumpida por la lactancia y, a la vez, atender al hijo mayor genera un mayor cansancio.
De todos modos, más allá de todo esto, un segundo embarazo, aunque es bien diferente al primero, representa una experiencia maravillosa que vale la pena vivir. No hay nada que empañe la inmensa felicidad que conlleva la llegada de un nuevo hijo. Se los puedo asegurar.

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Lo que hay que saber sobre la diabetes en el embarazo

La diabetes se produce por una disfunción del páncreas, órgano que se encarga de regular los niveles de glucosa en el torrente sanguíneo. Durante la gestación, suele darse un aumento de los niveles de azúcar en sangre, lo cual es conocido como diabetes gestacional y desaparece luego del parto. Si eres diabética y estás esperando un bebé, debes prestar mucha atención a tus niveles de glucosa.
La diabetes surge cuando el páncreas no produce insulina suficiente, una hormona que ayuda a usar la glucosa que se necesita para que el organismo obtenga energía.
En el embarazo, se da un incremento de los niveles de azúcar en la sangre de la mujer con el propósito de satisfacer las necesidades del feto. En la mayoría de los casos, el organismo responde a este incremento fabricando más cantidad de insulina.
No obstante, las mujeres diabéticas o con tendencia a la diabetes no producen la insulina suficiente para metabolizar la elevación de los niveles de azúcar, que pasa a la orina y la sangre. Los síntomas de la diabetes son hambre y sed en exceso, ganas de orinar frecuentemente e infecciones vaginales, así como presión sanguínea alta o hipertensión.
Cabe destacar que el embarazo en mujeres diabéticas puede ser seguro, siempre que se realice un estricto control médico.
La diabetes puede ser anterior al embarazo o aparecer a lo largo del mismo, en cuyo caso hablamos de una diabetes gestacional.
La diabetes preexistente al embarazo, que es tratada generalmente con insulina, requiere un aumento de las dosis de insulina de acuerdo los controles de glucemia. La mujer diabética tiene tendencia a padecer más alteraciones durante la gestación por las variaciones en los niveles de azúcar. Por ello, es sumamente importante realizar un control estricto de la enfermedad a través de la dieta, el ejercicio y una dosificación apropiada de insulina.
Por su parte, la diabetes gestacional en mujeres resulta más sencilla de controlar y los riesgos son menores. No en todos los casos resulta necesario tratarla con insulina. Cuando se presenta de manera leve, se puede corregirla realizando ejercicio y haciendo una dieta de entre 2000 y 2300 Kcal. diarias. Luego del parto, el nivel de azúcar en la mujer suele regresar a la normalidad.
En cualquiera de los dos casos, por lo general, el parto se realiza por cesárea. Incluso, la madre diabética puede amamantar a su hijo sin ningún tipo de problemas, ya que la lactancia materna reduce las posibilidades de que el bebé desarrolle esta enfermedad, además de prevenir la hipoglucemia en el bebé después de su nacimiento.
Si una mujer diabética o con diabetes gestacional controla su enfermedad adecuadamente, se reducen los riesgos de infecciones renales y vaginales, hipertensión, aumento del líquido amniótico conocido como polihidramnios, parto prematuro, bebé demasiado grande, mayores probabilidades de malformaciones cardíacas, digestivas, nerviosas y esqueléticas en el feto, y exceso de fabricación de insulina por el páncreas del bebé.

Psicología: Afrontar el miedo al parto

Psicología: cómo afrontar el miedo al parto

El miedo es una emoción libre que generalmente, surge ante una situación desconocida. En este sentido, algunas mujeres sienten una gran ansiedad ante el temor al momento de dar a luz. Un miedo que crece, especialmente, en las madres primerizas que sienten la incertidumbre de no conocer ese momento de la vida. ¿Cómo se debe afrontar el miedo al parto? Aquí tienes algunas ideas:

1) En primer lugar, debes vivir el presente, centrarte en cada etapa. Es decir, sentir el poder del ahora para disfrutar de cada minuto de embarazo sin sentir la angustia del futuro. De hecho, te darás cuenta a nivel emocional, que en la recta final de tu embarazo tendrás muchas ganas de dar a luz y de ver la cara del bebé. En ese momento, el cansancio será tan grande que tendrás una gran fuerza y motivación para hacer frente al momento del parto.

2) Utiliza tu razón. Es decir, analiza la calidad de la medicina actual. Hoy día, el riesgo en el parto es muy bajo por ello, la esperanza de vida también ha crecido de forma notable en las últimas décadas.

3) Cuando sientas miedo, es bueno que desahogues tus dudas con alguien de confianza, por ejemplo, un buen amigo o un familiar cercano. Puedes hablar con tu pareja porque él, como futuro papá, también experimenta dudas y temores.

4) Utiliza alguna técnica de relajación, es decir, puedes ponerte música suave de fondo, tumbarte encima de la cama y visualizar una imagen que te haga feliz.

5) El miedo al parto es normal y habitual, por ello, mantente alejada de aquellas personas que te pueden contagiar su negatividad, sus miedos y sus dudas. No dejes que nadie te cuente una historia difícil que puede influirte a nivel emocional.

El miedo es una emoción, sin embargo, cuando lo padeces te sientes mal, indefensa y vulnerable. Por ello, intenta leer libros de inteligencia emocional que podrán ayudarte a controlar tus sentimientos para ganar seguridad y confianza en ti misma. Te vendrá bien leer libros sobre maternidad, bebés y psicología durante los meses de embarazo. No pienses en el futuro, vive el presente y sé feliz.

Imagen: Embarazo10

Causas de las manchas en la piel durante el embarazo

En ocasiones, a algunas mujeres les suelen aparecer manchas en la cara durante el embarazo, las cuales reciben el nombre de cloasma y son más conocidas como máscara del embarazo. Por lo general, su aparición se da en la zona de la nariz, las mejillas y el cuello.
La concentración de melanina en el organismo de la embarazada, como consecuencia del incremento de estrógenos característico de la gestación, es el motivo por el que aparecen este tipo de manchas en el rostro. Las mismas, por lo general, suelen desaparecer alrededor de tres meses después de haberse producido el parto. Por ello, es importante la aplicación de protección total en los momentos de exposición al sol, ya que los rayos solares aumentan la pigmentación de las manchas.
Aunque en muchas mujeres el embarazo mejora de forma considerable el aspecto de la piel, y hasta hay quien se anima a asegurar que funciona como un excelente tratamiento de belleza, también ocurre que en algunas mujeres aparecen manchas en el rostro, llamadas cloasma o máscara del embarazo.
Las manchas, generalmente aparecen en la nariz, las mejillas y el cuello, y son fruto de la alta concentración de melanina producida por el incremento de estrógenos propio del embarazo.
Incluso, la piel también puede sufrir alguna alteración en otras partes del cuerpo, apareciendo en forma de pequeños círculos rojos, y en caso que se tengan lunares, puede que los mismos aumenten de tamaño y, además,  se oscurezcan.
Por otra parte, en el vientre materno suele aparecer una línea oscura, que va desde el ombligo hasta el vello púbico, que es conocida como línea nigra y que desaparece tras el parto. Dicha línea, marca la separación de los músculos del abdomen, que se produce para acomodar el aumento del tamaño del útero.

Parir con ayuda de fórceps o ventosas

En ocasiones, durante el parto, es necesaria la utilización de ciertos elementos para ayudar en la expulsión del bebé, tal como es el caso del fórceps y la ventosa, los cuales solo pueden ser utilizados cuando la cabeza del feto se encuentra en el canal de parto y existen evidencias de sufrimiento fetal.
El parto con fórceps es efectuado durante la fase expulsiva, cuando el cuello del útero se halla completamente dilatado y la cabeza del feto ha descendido al canal de parto.
Los fórceps constituyen una especie de pinzas que son encajadas a los lados de la cabeza del bebé, que sirven de ayuda cuando el feto no logra continuar descendiendo por la pelvis de la madre o, también, cuando el bebé se encuentra de nalgas o en posición posterior. Asimismo, se usan cuando las contracciones son muy débiles y en los casos en los que la mujer carece de fuerzas para continuar pujando, al final del parto.
Por su parte, la ventosa obstétrica es utilizada como alternativa al fórceps. Es introducida por el médico hasta quedar fijada en la cabeza del feto y, con la ayuda de  las contracciones, facilita sacar al bebé hacia el exterior.
Al igual que sucede con los fórceps, las ventosas solamente son empleadas cuando, durante la fase de expulsión, hay evidencias de sufrimiento fetal o en el caso de parto prolongado.