El criterio que se utiliza para establecer si un parto es prolongado, y necesita intervención médica, se encuentra ligado a diversos factores. Por lo general, se considera que un trabajo de parto es demasiado largo cuando dura, en el caso de madres primerizas más de 14 horas y cuando supera las 9 horas en mujeres que han parido antes. El mayor riesgo del parto prolongado es el sufrimiento fetal.
Puede suceder que ciertas mujeres posean un parto prolongado y que las intensas contracciones no logren su propósito de expulsar al feto.
Según lo considerado por los médicos, un parto se prolonga cuando sobrepasa las 14 horas en las madres primerizas y se extiende por más de 9 horas en el caso de mujeres que ya han tenido hijos.
Otro criterio que suele ser utilizado por los médicos es el de no progresión en ningún centímetro de dilatación en un plazo de entre tres y seis horas. Es decir, el cuello del útero no llega a dilatar ningún centímetro durante un tiempo que va entre las tres y las seis horas.
La cantidad de horas es simplemente un criterio orientativo, pero no un diagnóstico. También, depende de la impresión personal de cada profesional médico, además de otros factores que deben ser tenidos en cuenta en cada paciente en particular, como por ejemplo una cesárea previa.
Esta clase de parto necesita obligatoriamente la intervención del médico, porque es muy probable que pueda haber algún fallo en la dilatación o que el feto se halle obstruido por alguna causa, ya sea porque se encuentre mal ubicado o porque posea una anormalidad congénita, como es el caso de la hidrocefalia. De presentarse esta clase de complicación, el médico apelará al uso de los fórceps o ventosas o, como último recurso, practicará una cesárea.
Si el parto se prolonga de manera excesiva, puede ocasionar el agotamiento de la madre e incluso sufrimiento fetal. De ahí, la importancia de la aplicación de criterios médicos para establecer cuando un parto se extiende más allá de lo normal, para dar solución por ejemplo con la realización de una cesárea no programada o de urgencia.
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Parto vertical o en cuclillas
El parto en cuclillas o vertical es una alternativa distinta al parto convencional para la cual la mayoría de los hospitales se encuentran preparados. Existen unas sillas especiales, que reciben el nombre de sillas de parto, para que las mujeres puedan optar por dar a luz en cuclillas.
Se suele decir que el parto en cuclillas es más rápido e implica menos dolor para la madre en el momento del alumbramiento. Por ese motivo, ya hay diversos centros de salud que disponen de las denominadas sillas de partos para aquellas mujeres que se decantan por dar a luz en cuclillas. En esta posición, la mujer embarazada dispone de la ayuda adicional de la fuerza de gravedad, acelerando de ese modo el parto.
No obstante, existen algunos inconvenientes en un parto de estas características, ya que la mayor presión que ejerce la cabeza del bebé sobre la pelvis de la madre en dicha postura puede llegar a provocar desgarros de consideración en la zona del periné. Por lo que, de producirse esta situación, la recuperación sería bastante más lenta y dolorosa para la madre, en comparación a un parto realizado en la posición convencional.
De todas maneras, es bueno que la madre pueda elegir de qué manera prefiere tener a su bebé, por supuesto, con la previa aclaración de un médico especialista acerca de los posibles riesgos que corre ante un parto de estas características.
Factores que desencadenan el parto
El inicio del parto se da en el sistema nervioso central de la embarazada. El hipotálamo manda una señal al sistema endocrino, el cual al liberar hormonas como la oxitocina, producen la aparición de contracciones, propiciando el parto. En ocasiones, es el útero el cual envía la señal al cerebro, para que este de inicio al proceso, tal como sucede en el caso de los embarazos gemelares, en los que el volumen del útero estimula las contracciones.
El parto es desencadenado por determinados cambios hormonales y endocrinos que surgen en el sistema nervioso central del feto y de la madre, más precisamente en el hipotálamo. Esta afirmación echa por tierra algunas hipótesis que planteaban que el parto se iniciaba a partir de cambios en la placenta, las membranas y en el líquido amniótico. Al mismo tiempo, situaciones de estrés o ciertas lesiones cerebrales de otras zonas del sistema nervioso pueden provocar el parto.
Por su parte, el útero también puede intervenir en este proceso, debido a que es capaz de mandar señales al cerebro, aparte de ser receptor de las mismas. De ese modo, por ejemplo, en los embarazos gemelares el volumen del útero es un factor que estimula las contracciones. Es el útero quien envía señales al cerebro para producir los cambios hormonales necesarios para el desencadenamiento del parto.
Incluso, hay algunos expertos que consideran que podrían haber, a su vez, factores psíquicos que participan en el inicio del parto. De ahí que los mismos se animen a pensar que se produce una sintonía cerebral entre la embarazada y el feto, de forma tal que cuando el feto ya no se hallara a gusto en el útero mandaría señales endocrinas tanto a la placenta como a la madre. Ésta las recogería y daría comienzo de manera inconsciente la segregación de hormonas, como es el caso de la oxitocina, que generan la aparición de contracciones, dando lugar al parto.
Embarazo múltiple = Embarazo de alto riesgo
Al embarazo múltiple se lo califica como un embarazo de alto riesgo obstétrico debido a las mayores probabilidades de complicaciones, ya sea a lo largo del embarazo como en el momento del parto en sí.
Incluso, será por ello que en los embarazos múltiples, a diferencia del el embarazo único, lo más frecuente es que se practique una cesárea sobre todo por la posición que poseen los bebés en el momento que se desencadena el trabajo de parto.
Comúnmente, los bebés se presentan ubicados con la cabeza hacia abajo, con lo que se llama posición cefálica o Vertex. Sin embargo, en los casos de embarazo gemelar, los bebés que se hallan esta posición no alcanzan a superar el 50%, y uno o los dos bebés se encuentran en posición transversa, acostados en el abdomen materno, o en posición podálica, es decir, sentado.
Cabe preguntarse, si es posible realizarse un parto vaginal en este tipo de embarazos. En verdad, en los casos en que los dos bebés se encuentren en posición cefálica, de cabeza, es posible realizarse un parto vaginal siempre y cuando no surjan complicaciones tanto con el cordón umbilical como con la ubicación placentaria.
Por el contrario, la cesárea es necesaria cuando uno o ambos bebés se hallan ubicados en una posición distinta a la cefálica, lo usual es realizar una operación cesárea para reducir los riesgos de un traumatismo obstétrico en los bebés. Más allá de que la mamá sea tratada por un médico obstetra muy experimentado, las maniobras que se deben realizar para el parto de un bebé, ubicado en posición podálica o en situación transversa, pueden resultar muy perjudiciales tanto para el bebé como para la madre.
De más está decir que no es aconsejable realizar un parto domiciliario en este tipo de casos, ante la eventual aparición de complicaciones que puedan necesitar de una operación cesárea de urgencia.
Parto por cesárea
Muchas mujeres, ya sea por consejo médico, cualquiera sea el caso, como por decisión propia, tienen sus hijos por cesárea. La cesárea consiste en una cirugía que es practicada para extraer al bebé y a la placenta del útero materno, cuando por algún motivo en particular el parto vaginal no es viable. De hecho, según las estadísticas, 1 de cada 5 bebés nacen por cesárea.
Las cesáreas pueden dividirse en 2 grupos: programadas y de urgencia. Las cesáreas programadas son pautadas con anterioridad al trabajo de parto, existiendo la posibilidad de fijar con comodidad fecha y hora del procedimiento.
Por su parte, las cesáreas de urgencia son efectuadas cuando surge algún inconveniente durante el trabajo de parto, con el fin de evitar riesgos en la salud de la mamá o del bebé.
Las cesáreas programadas, por lo general, son efectuadas en el caso de que exista una mala posición y mala presentación del bebé; cuando el bebé está sentado o ubicado en forma transversal; embarazo múltiple, cuando se trata de dos o más bebés ubicados en posiciones peligrosas para un parto vaginal; herpes genital, para evitar el riesgo de contagio del bebé al pasar por el canal del parto, Placenta pevia, cuando la misma se halla bloqueando la salida del bebé, enfermedades maternas, que pueden poner en peligro la vida de la madre o del bebé; y cirugías uterinas previas, como cesáreas anteriores o miomectomías.
Por otro lado, se realizan cesáreas de urgencia debido a afecciones de la placenta, por desprendimiento placentario o placenta previa con sangrado; tamaño del bebé, cuando son muy grandes en relación al tamaño de la pelvis materna; sufrimiento fetal, cuando los latidos cardíacos fetales se ven alterados durante el trabajo de parto; vueltas del cordón umbilical, el cual puede enrollarse alrededor del bebé impidiendo que el flujo sanguíneo del cordón sea normal; procidencia del cordón umbilical, cuando el cordón impide el flujo de sangre e impide que el bebé pueda oxigenarse correctamente; y detención del trabajo de parto, por insuficiente dilatación o porque el bebé está ubicado en alguna posición inadecuada.
En la actualidad, un 60% de las embarazadas a las que se les ha realizado una cesárea con anterioridad requiere nuevamente de otra cesárea, ya que el principal riesgo que corren es la rotura uterina en la zona de la cicatriz del útero de la cesárea anterior, lo cual reviste una complicación seria tanto para la madre como para el bebé. De modo que en todos los casos se debe realizar un interrogatorio muy preciso de las causas de la cesárea previa, para que el médico pueda evaluar cada caso en particular y definir los riesgos individuales.
Causas más comunes del parto prematuro y cómo prevenirlo
En este post vamos a referirnos acerca del parto prematuro, que es aquél que se produce antes de las 37 semanas de gestación. No existe mejor incubadora que el útero materno, por esa razón cuanto más tiempo permanezca el bebé en el útero, mejor será el pronóstico que tendrá el bebé. De ese modo, el mejor tratamiento para el parto prematuro es, sin dudas, prevenirlo.
Ahora bien, sería bueno saber cuáles son las causas del parto prematuro. Por lo general, no se llega a saber con exactitud cual es la razón por la que se desencadena el parto de manera prematura o se produce una rotura prematura de bolsa, aunque sí se conocen algunas de las causas que pueden predisponer al parto prematuro y que son factibles de evitar.
Por un lado, se hallan las enfermedades de origen materno, las cuales son las más frecuentes, como es el caso de las infecciones de las vías urinarias, enfermedades renales, cardíacas, diabetes, anemias severas y alteraciones tiroideas sin tratamiento.
Por otro lado, se ubican las enfermedades propias del embarazo, como por ejemplo la preeclampsia o una diabetes gestacional, que pueden producir el parto en forma prematura, ya que en este caso es para mejorar el pronóstico de la mamá y del bebé, el cual, de permanecer dentro del útero, corre serios riesgos, incluso mayores que la prematurez misma.
También, interfieren factores uterinos, como miomas uterinos, cuello uterino incompetente, mala implantación de la placenta, malformaciones del útero y útero bicorne.
Al mismo tiempo, existen factores emocionales, debido a que la ansiedad y la tensión de la madre pueden provocar un parto prematuro; la edad materna, ya que las menores de 16 años o mayores de 35 años poseen mayores posibilidades de partos prematuros; factores fetales, a causa de embarazos múltiples, malformaciones cardíacas, cromosómicas o infecciones intrauterinas; factores sociales, como es el caso del bajo nivel socio-económico, malnutrición materna o exceso de actividad física; y hábitos tóxicos maternos, que incluyen el tabaquismo, alcoholismo y el uso de drogas.
Dicho esto, cabe preguntarse ¿Cómo puede prevenirse el parto prematuro? Lo fundamental es evitar el parto prematuro, siempre que se pueda, mediante el reposo y la medicación úteroinhibidora. En caso que resulte imposible frenar el parto, es de vital importancia que la atención del mismo sea realizada en un centro médico con la complejidad necesaria para dar solución a cualquiera de las complicaciones más comunes del bebé prematuro.
Para ello, también es importante reconocer los síntomas del parto prematuro: presión sobre el pubis y periné, dolor en la zona lumbar, puntadas o sensación de vacío en la zona vaginal profunda, aumento de las secreciones vaginales, flujo vaginal amarronado o levemente sanguinoliento, rotura de la bolsa de aguas y hemorragia vaginal.
En caso que sientas cualquiera de estos síntomas, debes mantener la calma ya que algunos de ellos pueden confundirse con los síntomas normales del embarazo. Pero ante la menor sospecha de que algo no está bien, no dudes en consultar inmediatamente al médico.
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Técnicas para reducir el dolor durante el parto
Tras 9 meses de gestación, tu cuerpo se encuentra preparado para dar a luz a tu bebé, lo cual implica que tengas algunos dolores intensos a causa de las contracciones.
Muchas veces, hemos escuchado de boca de otras madres acerca de tales dolores y nos genera temor el solo pensar en ello. Por suerte, existen ciertas técnicas que nos permiten dar a luz sin dolor.
Por un lado, cabe mencionar a la epidural, una anestesia que bloquea las sensaciones de dolor de la zona de la cintura para abajo, dado a que se inyecta en la parte baja de la espalda. Gracias a la epidural, no se sienten los tan temidos dolores de las contracciones, aunque sí sentirás una sensación de alerta para cuando debas pujar. Lo importante es que no afecta al bebé, e incluso puede resultar beneficioso ya que, al ser aplicada previo a dar a luz, el bebé dispondrá de un buen suministro de oxígeno porque tú no tendrás dificultades para respirar.
Otra técnica muy utilizada es el parto en el agua, lo cual favorece a la disminución del dolor. En este caso, el espacio en que tiene lugar el parto es más íntimo, evitando así que te pongas más nerviosa. El contacto con el agua caliente ayuda a que se relajen los músculos de la cintura para abajo, por lo que el dolor se reduce considerablemente. Esto se debe a que el nivel de endorfinas sube, ya que permanecer en la tina con agua te ayudará a sentirse más relajada; quitándote el estrés y los dolores intensos de las contracciones.
También, para el momento del parto se puede optar por el bloqueo espinal, la cual consiste en una inyección similar a la epidural, pero con efectos más efímeros (entre 1 y 2 horas). Este método se puede emplear si lo que deseas es que se te quite el dolor de las contracciones y del parto, pero no quieres que se prolongue por mucho rato esa sensación que te da la anestesia, como por ejemplo el adormecimiento. Luego de la anestesia, puedes presentar algunos síntomas como dolores de cabeza o presión baja, bastantes parecidos a los que tendrás con una epidural.
El parto, un momento especial para la pareja
Sin duda, el momento del parto es uno de los más especiales para cualquier pareja. Las últimas semanas de embarazo pueden ser un tanto agotadoras en tanto que la mujer se siente menos ágil, cansada y tiene dificultades para dormir. De hecho, ahora que es verano, la realidad es que cualquier embarazada tiene más dificultades para sobrellevar el calor y el efecto propio de las altas temperaturas. Sin duda, un abanico puede ser de gran utilidad en tu día a día.
Pues bien, cada persona vive el momento del parto de una forma diferente, sencillamente, porque cada alumbramiento también lo es. Esto es algo que puede constatar cualquier madre que ha experimentado diferentes vivencias con cada uno de sus hijos. Existen partos más rápidos que otros, más o menos dolorosos… Más allá de esta cuestión, lo cierto es que el momento del parto es único e irrepetible pero también, es íntimo. Es decir, es algo que la pareja va a recordar toda la vida con especial ilusión y cariño.
Un hijo puede unir todavía más a una pareja. Esto sucede cuando los cimientos del amor están fundamentados de la forma adecuada. Es decir, cuando existe un proyecto de futuro y la inquietud de crear un hogar. Sin embargo, los hijos también pueden llegar a alejar todavía más a la pareja. Esto sucede en el caso de que ya estuviese rota y no existía comunicación. Conviene tener en cuenta que la vida cambia mucho después de ampliar la familia y la pareja ya no tiene todo el tiempo del mundo para estar juntos sino que deben dar una atención prioritaria a los niños.
Sin embargo, más allá de esta cuestión una pareja también debe de tener tiempo para disfrutar de su intimidad, cultivar sus planes de ocio, poder tener espacio para el romanticismo, hacer viajes en solitario, disfrutar de los mismos planes que antes. ¿Por qué? Sencillamente, porque además de ser padres, una pareja sigue siendo una pareja, es decir, ambos deben implicarse en la relación para que la chispa del amor no muera como consecuencia del peso de la rutina y de la monotonía.
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Tipos de respiración para el parto
En las clases de preparación para el parto es posible aprender muchas cosas. Entre ellas, una de las más importantes son los tipos de respiración. Algo que, tanto en la teoría como en la práctica, es necesario que sea bien comprendido y asimilado por la mamá, así como por el papá o el acompañante.
Conocer los diferentes tipos de respiración te servirán para ejercitarlos en el momento del parto, ya que además de ayudar a aprovechar la energía de la madre hacen que ésta centre su atención en la respiración y no así en el dolor que pueda llegar sentir producto de las contracciones.
Para cada una de las fases del parto, existen tres tipos básicos de respiración que bien valen la pena conocer.
Por un lado, se encuentra la respiración lenta, la cual se halla destinada a la dilatación. Consiste en tomar aire por la nariz y exhalarlo por la boca, y debe realizarse a un ritmo de entre diez y quince respiraciones por minuto, demorando más tiempo en soltar el aire que en cogerlo.
Mientras que la respiración soplante rápida; es usada para cuando no debemos pujar. Similar a la anterior, se basa en tomar aire y expulsarlo de manera rápida por la boca en el lapso que dura cada contracción. Dicha respiración es muy cansada, de modo sólo es recomendable para esos momentos.
Por último, se halla la respiración de expulsión, la cual, como su nombre lo indica, debe realizarse en el momento mismo en que el bebé está saliendo. Se trata de tomar aire por la nariz, tratando de llenar al máximo los pulmones, y empujarlo fuertemente hacia abajo.
Señales de alerta de parto prematuro
Un parto prematuro es aquel que sucede antes de la semana 21 y 37 de gestación. Nacer antes de lo previsto puede acarrear consigo consecuencias nocivas para el bebé, por lo que resulta importante saber distinguir las señales de alarma ante un parto prematuro.
Alrededor de un 10% de las mujeres experimentan signos de parto prematuro en algún momento del embarazo, no obstante en muchos casos se pueden frenar los síntomas de parto, haciendo que el nacimiento se produzca a término.
Por eso, reconocer las señales de alarma es sumamente importante para la detección precoz de dicha complicación. Hoy en día, es más probable actuar a tiempo para que el bebé siga creciendo en el vientre materno hasta el momento adecuado para nacer.
Entre los síntomas y señales de alarma del parto prematuro se encuentran el aumento de la frecuencia de las contracciones entre la semana 21 y 37 de gestación, sangrado vaginal en el segundo o tercer trimestre, expulsión del tapón mucoso, acortamiento y borramiento del cuello uterino, aumento y cambio de fluido vaginal, rotura de bolsa amniótica, calambres o cólicos abdominales durante más de una hora, presión intensa en la pelvis, caderas y cara interna de los muslos, dolor constante en la parte baja de la espalda, sensación de desasosiego y de intranquilidad y puede haber aumento de temperatura corporal y escalofríos.
En caso de padecer contracciones regulares, recuéstate de lado sobre el costado izquierdo. Si al cabo de una hora las contracciones no se detienen, debes acudir al médico.
Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, es preciso acudir al hospital para ser evaluada por el profesional médico, quien verificará el estado del bebé y lo más probable es que detenga el trabajo de parto con medicación. En función de la dilatación del cuello uterino y el avance del embarazo, puede que la embarazada deba permanecer en el hospital.
Por este motivo, es fundamental acudir a las revisiones médicas prenatales de forma regular, las cuales ayudan a disminuir las probabilidades de parto prematuro. De todos modos, muchas embarazadas experimentan señales de parto prematuro en algún momento del embarazo, por lo que saber identificarlas a tiempo es esencial para intentar prevenir un parto prematuro.