Al comienzo del embarazo, algunas mujeres pueden tener secreciones en los pezones, que no es otra cosa más que el calostro. Tales secreciones pueden producirse de manera espontánea, al masajear los senos o por el endurecimiento de los mismos debido a la excitación sexual. Antes de que comience la producción de leche, las glándulas mamarias segregan calostro, un líquido amarillento y espeso cuya importancia reside en que le aporta al recién nacido anticuerpos, calorías, proteinas y vitaminas. La aparición de esta sustancia puede darse en los días previos a dar a luz o tras el nacimiento del bebé.
Aunque la flamante mamá sólo segregue unas gotas de calostro durante las primeras 48 horas de vida del bebé, éstas alcanzan para aportarle lo que necesita. Cabe destacar que el calostro ayuda al niño para que prepare su primera caca, denominada meconio. Por esa razón, los especialistas recomiendan amamantar al bebé durante su primera hora de vida.
De a poco, el calostro se volverá menos amarillento y será más líquido, lo cual indica que la bajada de la leche es inminente. Durante el primer mes, lo habitual es que el niño demande leche cada un periodo de dos o tres horas, espaciándose las tomas cada alrededor de cuatro horas hacia el final del segundo mes.
Sensibilidad e hinchazón de los senos en el embarazo
Uno de los síntomas característicos del embarazo es el aumento de la sensibilidad e hinchazón en los senos, que se produce por los cambios hormonales propios de la gestación, generando molestias que se asemejan bastante a las que experimentamos las mujeres durante la menstruación o cuando ovulamos. Dichas molestias van cesando a medida que el organismo comienza a acostumbrarse a los niveles altos de hormonas, que por lo general es luego del primer trimestre.
Este tipo de molestias, como cosquilleos, hinchazón o mayor sensibilidad, además del aumento de hormonas, pueden producirse ante a cambios de temperatura.
Uno de los cambios que más notan las embarazadas es el aumento del tamaño de los senos, sobre todo en los primeros tres meses del embarazo. Esto es producto de la acumulación de grasa en los senos, que hace que las glándulas mamarias vayan incrementado su tamaño de a poco. A causa de ello, y sumado a la sensibilidad, no solo es probable aumentar de talla de sujetador sino que también es posible sentir picazón o que aparezcan estrías, lo cual está asociado al estiramiento que sufre la piel por el incremento del volumen de los senos.
También puede suceder que las mujeres observen que las venas de sus senos se tornan más grandes, debido al aumento del flujo sanguíneo durante el embarazo. Al mismo tiempo, es común que se oscurezcan los pezones y se vuelvan arrugadas las aureolas, pudiendo dar lugar a la aparición de pequeños bultitos, que son pequeñas acumulaciones de grasa producidas por el cuerpo con el fin de evitar que los pezones se agrieten o resequen.
Síntomas de embarazo: aumento o pérdida de apetito
La hinchazón y aumento de la sensibilidad en los senor suele ser uno de los primeros síntomas del embarazo que experimentan las mujeres. Aunque también lo pueden ser la fatiga, las náuseas, un incremento en la sensibilidad a los olores, el aumento o pérdida del apetito, etc. Sin embargo, como cada mujer es distinta, no hay manera de predecir con certeza qué es lo que va a sentir cada embarazada.
Volviendo al aumento o pérdida del apetito, muy asociado al embarazo, muchas mujeres suelen tener ganas repentinas de comer algún alimento en particular. Esto es producto del cambio hormonal que se produce en la gestación y del periodo de adaptación que debe atravesar el cuerpo para acostumbrarse a ese aumento de hormonas.
Pero también puede ocurrir que la mujer sienta una pérdida de apetito, en especial durante el segundo trimestre de gestación. En dicho período, el feto ya posee la totalidad de sus órganos formados y se dedicará a crecer y ganar peso hasta el final del embarazo, esto hará que el útero presione demasiado el intestino grueso pudiendo llegar a ocasionarle a la futura madre estreñimiento. Al mismo tiempo, las hormonas del embarazo tornan lenta a la digestión, lo cual puede devenir en una pérdida de apetito.
De todo esto, podemos deducir que las alteraciones en el apetito de la embarazada se deben básicamente a los cambios hormonales y la adaptación del organismo a los mismos; los cambios en el olfato y gusto por los alimentos, que llevar a que una mujer rechace o desee un alimento en particular; y alguna causa psicológica. Por lo que en caso de experimentar un aumento o pérdida de apetito, la embarazada debe consultar con su ginecólogo para que establezca cuáles son las posibles causas y ofrezca una solución para que esta situación sea lo menos incómoda posible. También, es importante contemplar el peso de la madre y el del bebé, dado que un aumento desmedido del peso corporal no es recomendable en el embarazo.
¿Qué es y en qué consiste el cerclaje cervical?
La incompetencia cervical puede definirse como el debilitamiento del cuello uterino, el cual se abre antes de que el embarazo llegue a término.
Cuando una embarazada padece incompetencia cervical, los médicos deben practicarle un cerclaje cervical, una intervención quirúrgica que consiste en cerrar el cuello del útero para evitar que la mujer tenga un parto prematuro o sufra un aborto espontáneo.
De acuerdo a los datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS),
aproximadamente entre el 70 y 90 por ciento de las mujeres a las que se les practica un cerclaje cervical llegan a completar su embarazo saludablemente. Sin embargo, debido a la gravedad de que el cuello del útero se abra antes de lo que debería, no se conoce con certeza cuáles de estas mujeres necesitaban realmente un cerclaje cervical o si solamente con reposo hubiera bastado solucionar el problema. Es preciso aclarar que este tipo de intervención quirúrgica, como se trata de un método invasivo, puede hacer peligrar la continuidad del embarazo. Por ese motivo, la OMS recomienda solamente apelar a esta operación cuando existan claras evidencias de parto prematuro o de un alto riesgo de pérdida del bebé.
Algunas de las causas de incompetencia cervical son poseer antecedentes de un parto traumático, haber tenido abortos espontáneos, poseer un útero muy corto, embarazos múltiples, entre otras.
En general, el cerclaje cervical suele practicarse entre el segundo y tercer trimestre de gestación para evitar la pérdida del bebé, reforzando el cuello del útero con una sutura para impedir su dilatación. Claro que antes de comenzar el trabajo de parto, dicho cerclaje debe ser retirado pues, de lo contrario, el cuello uterino podría desgarrarse.
Las embarazadas a las que se les practica un cerclaje cervical deben cuidarse y mantener reposo, sin realizar ejercicio físico y evitando las relaciones sexuales.
El 44% de los niños españoles tiene exceso de peso
España encabeza en Europa el registro de casos de obesidad infantil, de acuerdo a un estudio desarrollado por la “Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad”. En concreto, aproximadamente el 44% de los niños españoles padecen sobrepeso. Los especialistas aseguran que esta es una problemática que debe empezar a ser combatida desde casa, reemplazando la bollería industrial por frutas y zumos naturales a la hora de la merienda.
Según dicho estudio, al contrario de lo que debería ser, en los hogares españoles con niños pequeños se consumen menos frutas que en aquellos donde no se tienen niños pequeños.
En este caso, la fruta perfecta para incorporar en la dieta de los niños es, sin dudas, la manzana, puesto que, además de su aporte nutricional, les brinda la energía que necesitan y es muy saciante. Lo bueno es que se la puede comer de diversas formas, ya sea cruda o cocida, al horno, en puré, cortada en trozos en ensaladas, etc.
Asimismo, una manzana cortada en rodajas puede ser una excelente opción para que los niños consuman en la escuela durante el recreo, así como en la merienda o como tentempié. Es interesante saber también que esta fruta ayuda a mantener los dientes limpios y prevenir ciertas enfermedades, como la hipertensión, diabetes, colesterol, etc.
A medida que los niños crecen, se les puede ofrecer zumos de manzana natural como alternativa para disminuir el consumo de refrescos azucarados, que no sólo les aportan muchas calorías sino que además les provocan “subidones” y bajadas de energía.
En fin, la incorporación de frutas en la dieta de los niños es de gran ayuda para evitar que ganen peso, con el consecuente problema para su salud que ello implica.
Cómo prevenir la «cabeza chata» en los bebés
Desde que la Sociedad Americana de Pediatría comenzó a recomendar que los bebés duerman boca arriba, han disminuido los casos de muerte súbita en el mundo. Sin embargo, este cambio postural conlleva un efecto secundario, la plagiocefalia posicional, popularmente conocida como “cabeza chata”.
En tal sentido, la plagiocefalia se presenta cuando la cabeza del bebé se encuentra siempre en la misma posición al dormir, pues como el cráneo de los pequeños es demasiado blando este se puede deformar debido por acción de la fuerza de gravedad. De este modo, la parte de la cabeza que permanece siempre apoyada sobre el colchón, ya sea la nuca o el costado, se puede achatar. De todas formas, por lo general, este problema se soluciona naturalmente, e incluso puede prevenirse, aunque es importante saber que el mismo no genera daños en el desarrollo ni en las funciones cerebrales del bebé.
Para prevenir la plagiocefalia lo ideal es colocar al pequeño en posición supina, es decir, boca arriba, para dormir, procurando ir alternando la posición de su cabeza cada día.
Cuando se ya es evidente la existencia de una plagiocefalia, los especialistas recomiendan alternar a diario el extremo de la cuna en donde se coloca al bebé, de manera que su cabeza no esté siempre apoyada en el mismo lado. Otra opción sería colocar un móvil donde se desea que el bebé observe
A partir del quinto mes de vida, el niño comienza a rolar y, por consiguiente, a cambiar de posición durante el sueño, por lo que los padres ya no deben preocuparse.
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Alteraciones del cordón umbilical
Si bien las alteraciones severas del cordón umbilical no se dan con frecuencia, la mayoría de ellas se pueden detectar recién en el parto. El bebé permanece conectado a la placenta gracias al cordón, proporcionándole al pequeño el oxigeno y los nutrientes suficientes para su desarrollo.
El cordón umbilical se forma entre la tercera semana y el segundo mes de gestación, y sigue creciendo durante el embarazo, pudiendo llegar a medir aproximadamente cincuenta centímetros de largo y unos dos centímetros de diámetro.
Este tubo estrecho está conformado por tres vasos sanguíneos, a saber: una vena, que va desde la placenta hasta el bebé y transporta el oxígeno y los nutrientes que provienen del flujo sanguíneo de la madre, y dos arterias que son las que conducen los denominados “productos de desecho”, que son eliminados al ser transferidos a la sangre de la embarazada.
Algunas de las alteraciones que suelen presentarse son:
Cordón de una sola arteria: cuando en vez de dos arterias se desarrolla solo una en el cordón. Esta anomalía, que se da en menos del 1% de los casos y que no es posible corregir durante el embarazo, puede ser detectada tempranamente y, en la mayoría de los casos, suele estar relacionada a malformaciones mayores, renales o cardíacas, o alteraciones menores, como parto prematuro o bajo peso al nacer.
Alteraciones en la longitud del cordón: según lo que mida el cordón, éste puede ocasionar ciertas dificultades. Si es demasiado corto, se complicaría el descenso del bebé mediante el canal de parto, al tiempo que podría indicar la existencia de malformaciones o problemas en el desarrollo debido a la falta de espacio. Mientras que un cordón de mayor longitud, si bien no está asociado con defectos, aumenta el riesgo de formación de nudos o de que se enrolle en torno al cuerpo del bebé, causando sufrimiento fetal en el preciso momento del trabajo de parto o incluso antes.
Nudos del cordón umbilical: Estos pueden formarse por los movimientos que realiza el bebé en el interior del útero. No es común que un nudo se llegue a apretar a tal punto de que restrinja el paso del oxígeno y los nutrientes al bebé. En ocasiones, los nudos pueden ser deformaciones en su estructura que no revisten importancia.
Circular de cordón: es cuando el cordón se enrolla alrededor del cuello del bebé o en cualquier otra parte de su cuerpo. Según datos estadísticos, entre el 20 y el 40% de los niños nacen con este tipo de alteración.
Prolapso del cordón umbilical: se da cuando el cordón se desplaza por la vagina antes de que nazca el bebé, lo que hace que se comprima de tal modo que el pequeño puede dejar de recibir sangre. Cuando se da una situación de este tipo, se le practica una cesárea a la madre. Esta alteración suele presentarse en partos prematuros o cuando el bebé se encuentra de nalgas.
Parto vaginal después de una cesárea
En general, las mujeres que tuvieron hijos por cesárea pueden dar a luz por parto vaginal. Si bien posee una alta tasa de éxito, para algunas embarazadas esta puede ser una mala elección, por eso es importante consultar con el médico acerca de la posibilidad de elegir esta alternativa.
El parto vaginal conlleva diversos beneficios, puesto que elimina las posibles complicaciones vinculadas a la cesárea, se pierde menos sangre, las lesiones y los riesgos de infección son menores y la recuperación es más rápida.
Un parto normal después de una cesárea puede acarrear ciertos riesgos. Además, dado a la cicactriz que deja una cesárea en la pared del útero, es común que los médicos recomienden una segunda cesárea en vez de un parto natural. No obstante, un parto vaginal es una opción segura para gran parte de las mujeres, excepto que hayan tenido dos o más cesáreas con anterioridad ya que aumentan las posibilidades de que se presenten complicaciones.
La cicatriz dejada por una cesárea es una zona débil y se puede romper en el parto. De darse esta situación, sería necesario realizar una cesárea de urgencia, e incluso una transfusión de sangre o una histerectomía, pudiendo llegar a perjudicar al bebé.
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La obesidad y la diabetes triplican el riesgo de defectos congénitos
En las mujeres con problemas de obesidad y que padezcan diabetes tipo 2 se triplica el riesgo de que tengan bebés con defectos congénitos, de acuerdo a un estudio realizado por investigadores del Boston University School of Medicine, en Massachussets, que fue publicado en la revista Epidemiología.
Los autores del estudio determinaron que la obesidad y la diabetes pueden incrementar considerablemente los riesgos de problemas en los recién nacidos, a nivel craneofacial o malformación de las extremidades.
Para la realización de la investigación los especialistas analizaron los datos de aproximadamente 23 mil mujeres. De esa información se desprendió que alrededor del 65 por ciento de los problemas en los hijos que dieron a luz mujeres que presentaban ambos cuadros fueron ocasionados por la combinación de estos. Además, casi el 6 por ciento de las pacientes con diabetes tipo 2 tuvo bebés con algún defecto congénito, mientras que en las mujeres que no padecían dicha enfermedad el porcentaje sólo llegó al 1,34. Las anomalías más comunes que se registraron fueron craneofaciales y musculoesqueléticos.
Por otro lado, se observó que las mujeres que padecían obesidad pero no así diabetes no presentaron un aumento en las probabilidades de dar a luz a niños con problemas congénitos, al igual que las embarazadas de peso normal con diabetes gestacional.
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Hacer reposo en el embarazo no ayudaría a prevenir el parto prematuro
Es habitual que a aquellas embarazadas que poseen el cuello del útero corto el ginecólogo les aconseje hacer reposo para disminuir las probabilidades de tener un parto prematuro. Sin embargo, a través de un estudio reciente se dio a conocer que las mujeres que hacen reposo poseen más chances de que su bebé nazca antes de tiempo, en comparación con aquellas que continuan con su vida normal.
Del estudio participaron unas 646 mujeres que, cada semana, debieron responder preguntas sobre el consejo dado por sus médicos en cuanto a limitar actividades.
Según los resultados obtenidos, el 39% de las embarazadas hizo reposo o dejó de hacer ciertas actividades por recomendación médica alrededor de la semana 24 de gestación. Lo que llamó la atención de los investigadores es que el 37% de esas mujeres tuvo un parto prematuro. Con respecto a aquellas que continuaron con su vida normal, a pesar de tener el cuello uterino corto, solamente el 17% tuvo a su bebé antes de lo previsto. Los mismos datos se obtuvieron luego de eliminar algunas variables, como los antecedentes médicos, la etnia, la edad y otras cuestiones detectadas por ecografía.
De todos modos, los investigadores no han sido capaces de encontrar una razón que explique la obtención de dichos resultados. Tal vez ocurrió sencillamente porque esas mujeres eran más propensas a tener un parto prematuro, o bien porque el estrés y la ansiedad que genera el reposo incrementa los riesgos.
Pero este no es el primer estudio que se lleva a cabo sobre el tema. Hace unos años, una investigación cuestionó la eficacia del reposo para prevenir el parto prematuro, siendo que no existían diferencias entre las que hacían reposo y las que seguín con su vida normal. Ahora, con este nuevo estudio, no solamente no se han encontrado diferencias, sino que además parecería que es mejor hacer caso omiso al consejo médico.